Una inusual nieve parisina durante la mañana del jueves dominó el captain’s run del Seleccionado argentino de rugby en el Stade de France. El fenómeno marca una de las diferencias con los choques anteriores, durante el invierno de nuestro país cuando Francia visitó Mendoza y Buenos Aires en la ventana de julio. Aunque se vuelvan a ver las caras y coincida la estación en cada ocasión según el hemisferio, el momento de cada seleccionado es distinto.
Argentina y Francia se enfrentarán por tercera vez en el año. Esta vez será en Saint Dennis y cada uno llega en una mejor versión que las anteriores: el triunfo para Les Bleus en Mendoza que inauguró el ciclo de Felipe Contepomi y la victoria local en la “revancha” de la cancha de Vélez, no guardan relación con el presente de ambos Seleccionados.
En lo inmediato, en Francia, Fabien Galthié convocó a distintos jugadores. De la gira que los trajo a la Argentina, solo dos titulares se repiten en los tres partidos y otros cuatro, entre los suplentes. Las diferencias entre julio y noviembre es la de, nada menos, una selección de jugadores emergentes y sin el aplomo que, solo con las presencias de Antoine Dupont, Thomas Ramos o Gaël Fickou, reúne la actual.
Esta Francia, es la que viene de ganarle a los All Blacks por 30-29 en el Stade de France y que consumó su tercera victoria al hilo frente a los neozelandeses. No es la que cayó con en el Fortín 33-25 en la primera victoria de Contepomi al frente del Seleccionado. Es la que construyó a lo largo del año un recorrido que los tiene en el cuarto puesto del ranking que elabora la World Rugby.
¿Por qué esta versión de Francia supera a la de la ventana de julio? Por el poder físico de jugadores como Cyril Baille y Paul Willemse y la conexión entre Dupont y Matthieu Jalibert que garantiza fluidez y variedad de opciones en el ataque. Pero el Galo es un seleccionado equilibrado: además de potencia también pueden destacarse la agilidad y algunas individualidades: hay, entonces, al menos dos respuestas a ese interrogante.
Y ahí entran los backs, principalmente Damian Penaud y el mencionado Fickou, para intentar filtrarse y explotar cualquier punto débil defensivo de Los Pumas… y de cualquiera, sino pregúntenle a los All Blacks.
Pero el juego de las diferencias no es una exclusividad del equipo europeo. Justo ahí debajo del puesto que ocupa Francia, en el quinto lugar aparecen Los Pumas, dueños de un recorrido que vuelve histórico el 2024 incluso antes de que se baje el telón el viernes en el Norte de París.
Porque pese a las pocas coincidencias -cinco- en los nombres del primer partido al último, en el medio hubo un Rugby Championship inédito con victoria a cada una de las tres potencias del hemisferio Sur y protagonismo hasta el último compromiso. Un recambio paulatino sin dejar a nadie afuera y dosificando protagonismo.
Hay un solo sobreviviente entre los backs: Matías Moroni. Pablo Matera y Joaquín Oviedo se repiten en la tercera línea y Julián Montoya, en la primera. El resto, otros nombres. Justamente porque entre el primero y el último de los partidos el objetivo de Contepomi fue ampliar la cantidad de jugadores disponibles para afrontar los diferentes compromisos y que los imprescindibles e históricos tengan competencia.
Pero la principal diferencia entre uno y otro equipo está en la conducción: la pareja de medios que constituyó Michael Cheika para el último Mundial, Santiago Carreras y Gonzalo Bertranou no tiene vigencia con Contepomi. Al puesto de medio scrum le sumó a la alternativa de Lautaro Bazán Vélez a Gonzalo García, titular el viernes.
Tomás Albornoz aprovechó el Rugby Championship y se constituyó en el nuevo apertura de Los Pumas, dejando a Carreras como un finalizador de partidos con tres roles posibles: full back, apertura o wing. Contepomi terminó encontrando un funcionamiento que tiene en el recambio la clave de buen papel a lo largo del año, más allá de los resultados.
A caballo de sus mejores versiones, Francia entonces tendrá enfrente un rival que no fue fácil para Irlanda la semana pasada. Los Pumas encuentran en Les Bleus un contrincante a la altura de sus pretensiones y los dos tienen la chance de subir la vara de cara a 2025.