Seis mil cuatrocientos veintiún días después de haberse vestido con la camiseta celeste por primera vez y en un Estadio Centenario que se emocionó con él en cada paso, Luis Suárez se despidió del seleccionado uruguayo en el partido que el combinado dirigido por Marcelo Bielsa empató 0-0 frente a Paraguay por la séptima fecha de la clasificación de la Conmebol para el Mundial de 2026.
“Creo que es el momento indicado, el momento en que puedo jugar el último partido con la selección tranquilo, con las misma ganas que ese niño jugó su primer partido en 2007”, explicó el delantero el lunes, durante la conferencia de prensa que brindó en el Centenario para anunciar su despedida a los 37 años. “Me voy con la tranquilidad de haber dado todo. No tengo nada para reprocharme. La gente sabe el esfuerzo que hice para venir a la selección con lesiones y todo. Me voy con todo el cariño de la gente y de mis compañeros”, añadió.
La primera gran ovación llegó apenas se bajó del del micro que trasladó al equipo desde el Complejo Celeste, justo en el momento en el que lo anunciaban como titular y capitán en el once de Bielsa. La siguiente, media hora antes del inicio del partido, cuando salió a precalentar y las tribunas colmadas le dedicaron el primer aliento.
Ya en el túnel, acompañado por Delfina, Benjamín y Lautaro -sus hijos junto a Sofia Balbi, presente en la platea, y que vestían una camiseta uruguaya con la leyenda “Gracias, papá”-, arengó a sus compañeros (“Vamos a disfrutarlo y a ganar”, les dijo) y se aguantó las lágrimas al pisar el césped y ver el marco para su última función.
“Olé, olé, olé, olé, Lucho, Lucho”, bajó puntualmente a los 9 minutos desde los cuatro costados del Centenario, donde la leyenda “Luis 9 Eterno” se desplegó en tres banderas en la Tribuna Olímpica. Suárez estuvo cerca de recompensar ese amor con una pirueta que reventó el palo a los 18, en su única ocasión de gol de un partido en el que mostró su fuerte temperamento, al reclamarle con vehemencia al argentino Herrera un codazo en el cuello y al enredarse con Velázquez en el final, por lo que fue amonestado.
Fueron 90 los últimos minutos del jugador nacido en Salto el 24 de enero de 1987 con la Celeste, un vínculo que comenzó a tejerse el 7 de febrero de 2007. Ese día, 22.105 espectadores lo vieron debutar en el partido amistoso que el conjunto que entonces dirigía Oscar Washington Tabárez le ganó 3 a 1 a Colombia en el estadio General Santander de Cúcuta.
En aquel primer duelo con su seleccionado, Suárez, quien entonces jugaba en el Groningen neerlandés, mostró pinceladas de su calidad y también del fuerte temperamento que ya lo acompañaba. A él le cometió el arquero Miguel Calero la infracción que derivó en un penal cobrado por el árbitro Jorge Hoyos y que Sebastián Abreu transformó en el primer gol del encuentro. Y también a él le mostró la tarjeta roja el juez a cinco minutos del final por excederse en una protesta.
A partir de entonces, el Pistolero se fue afianzando hasta convertirse en un infaltable en las convocatorias de Tabárez. Bajo la batuta del Maestro, fue campeón de la Copa América Argentina 2011 (su único título con el seleccionado). En ese certamen, convirtió cuatro goles (solo lo superó el peruano Paolo Guerrero, quien hizo cinco) y fue elegido el jugador más destacado de la Copa.
En los 17 años que vivió como futbolista del seleccionado mayor, el exjugador de Nacional, Ajax, Liverpool, Barcelona, Atlético de Madrid y Gremio disputó cuatro Mundiales, cinco ediciones de la Copa América (en Estados Unidos 2016 integró el plantel, pero no jugó siquiera un minuto por una lesión) y la Copa Confederaciones 2013, además de decenas de partidos por clasificaciones mundialistas.
En la Copa del Mundo, sus recuerdos más gratos se remontan a 2010, en aquella histórica participación de la Celeste que se selló con un muy meritorio cuarto puesto. En aquel certamen marcó tres goles, aunque su acción más recordada y celebrada fue la mano que evitó un gol de Ghana en el último minuto del tiempo suplementario del partido de los cuartos de final (los africanos fallaron ese penal y los uruguayos luego se impusieron en la definición desde los 12 pasos) que le valió una expulsión y la ausencia en la semifinal contra Holanda.
El Mundial de Brasil 2014 también fue inolvidable para Suárez, aunque por motivos menos felices. En el tercer partido del grupo D, que su equipo le ganó 1 a 0 a Italia en Natal, el delantero mordió al defensor Giorgio Chiellini. Si bien la acción no fue apreciada por el árbitro mexicano Marco Antonio Rodríguez, la FIFA actuó de oficio y lo suspendió por nueve partidos de selección y por cuatro meses para cualquier actividad relacionada con el fútbol. Esa decisión lo sacó del torneo y retrasó su debut en Barcelona, que le había comprado su ficha al Liverpool.
En Rusia 2018, Suárez aportó dos tantos para la causa de la Celeste, que llegó hasta los cuartos de final (cayó 2 a 0 frente a Francia, a la postre campeón). Y en Qatar 2022, ya con Diego Alonso como entrenador, jugó menos que de costumbre y se despidió sin convertir para un equipo que no pudo superar la fase de grupos.
En el inicio del ciclo de Bielsa, el rosarino no lo convocó ni para los primeros dos amistosos ni para los primeros cuatro encuentros de la clasificación mundialista. Recién volvió a ser citado para la doble fecha de noviembre de 2023, en la que solo sumó 17 minutos contra Bolivia. Ello no impidió que fuera incluido en el plantel que disputó la Copa América este año en Estados Unidos. De todos modos, jugó poco: intervino en cuatro de los seis encuentros de Uruguay y en todos entró en el segundo tiempo. En el duelo por el tercer puesto frente a Canadá, convirtió su último tanto.
Esta participación cada vez más recortada y el protagonismo cada vez mayor de jóvenes delanteros como Darwin Núñez y Facundo Pellistri hacían pensar que el cierre del ciclo de Suárez en el seleccionado estaba cerca. Finalmente se produjo este viernes, tres meses después de que Edinson Cavani, su gran socio en el combinado nacional, anunciara su retiro de la Celeste.
El Pistolero dejó el seleccionado mayor tras haber disputado 143 partidos, en los cuales convirtió 69 goles (es el máximo anotador histórico de Uruguay). Además, participó en el Mundial sub-20 de Canadá 2007 y fue uno de los tres futbolistas mayores de 23 años que Oscar Tabárez utilizó en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 (los otros fueron Cavani y Egidio Arévalo Ríos).