Vélez es el campeón de la Liga Profesional del fútbol argentino. Y en una tarde-noche de emociones en Liniers, el pasado y el presente se mezclaron para que la escena sea aún más emotiva. Después de los nervios de la previa se pasó a la algarabía y la felicidad tras el 2-0 sobre Huracán en el José Amalfitani que condujo a una nueva vuelta olímpica para los de Liniers.
“Buenas tardes a todos”, saludó Chila con lágrimas en los ojos en pleno campo de juego del estadio José Amalfitani, que ya estaba totalmente repleto. Y enseguida vociferó: “Nadie nos regaló nada. Hoy más que nunca somos los mejores y necesitamos la ayuda de todos. Vélez tiene que ser campeón”. La gente explotó. Y el paraguayo -que más temprano había estado en la Villa Olímpica en la concentración- siguió: “Recuerden…decían que Vélez no puede ser campeón del mundo y lo logramos y hoy tenemos que ser campeones”.
No estuvo solo adentro de la cancha Chilavert, campeón local, de América y del mundo en los años noventa. A su lado se encontraba Maxi Moralez, otra gloria de Vélez, quien fue campeón en el Clausura 2009 y 2011 con el equipo de Liniers y también tomó el micrófono para hablar. Es más: es el que hizo el gol de la polémica en el recordado encuentro decisivo de la última fecha con Huracán en el Clausura 2009, con el que el Fortín gana el partido y logra aquel campeonato.
Y el reencuentro más emotivo se dio en las plateas. Allí se cruzaron y abrazaron Chilavert con Carlos Bianchi, hacedor como técnico de las grandes proezas velezanas. Y por allí andaba el Turco Omar Asad, uno de los que marcó (el otro lo hizo Roberto Trotta de penal) en la final de la Intercontinental que Vélez le ganó a Milan por 2 a 0 en Japón y de la que el 1 de diciembre se cumplieron 30 años.
Por la platea también se lo vio a Julio César Falcioni, otro que supo calzarse los guantes y que también fue técnico de Vélez. De hecho, inició tanto su carrera como jugador y como entrenador en la institución de Liniers. Festejó los goles abrazado a los hinchas el ‘Emperador’.
Todas las glorias de Vélez, de diferentes épocas, se cruzaron en el Amalfitani y empujaron al equipo desde afuera. Chilavert le puso la voz. Y después disfrutaron del gran triunfo del conjunto de Gustavo Quinteros y de un nuevo título para el club de Liniers.