Armando Oscar González, ex jugador y figura histórica de Lanús, murió este jueves a los 56 años tras no poder recuperarse del accidente cerebrovascular que había sufrido días atrás y que lo había obligado a pasar por el quirófano del Hospital Evita antes de ser trasladado al Hospital Bicentenario de Monte Grande. El pueblo granate llora a La Urraca, uno de sus jugadores más emblemáticos.

La hemorragia fue muy grande y el ex futbolista ya no respondía desde hacía días a los estímulos. Nunca pudo recuperar la consciencia tras la operación y los médicos le habían diagnosticado muerte cerebral. No era la primera vez que González renegaba con su salud. En septiembre de 2012, por un cuadro similar, había estado algunas semanas en coma. Sin embargo, a pura voluntad, logró recuperarse y rehabilitación mediante pocos meses después recibió una distinción en el Museo Granate.

La Urraca surgió del semillero del club del Sur del Gran Buenos Aires y debutó como profesional con el equipo que no logró el ascenso a Primera A en la temporada 1988/89 del extinto Nacional B tras la derrota con Chaco For Ever. Lesionado y marginado de ese trascendental partido después de que su equipo dilapidara una enorme ventaja en la tabla de posiciones, el defensor sacó a relucir su condición de hincha fanático y alentó en la tribuna, subido al paravalanchas.

El ascenso y la revancha llegaron en la siguiente temporada con Miguel Russo como DT. El lateral izquierdo se mantuvo en el plantel en el descenso inmediato y regresó a la máxima categoría al cabo de la siguiente. Fue uno de los eslabones de la era del Granate que unió el último periodo en el fútbol del Ascenso y las más de tres décadas en las que hilvanó vueltas olímpicas internacionales y locales.

La Urraca, de hecho, se dio el gusto de ser el capitán del plantel que ganó el primer título internacional de Lanús, la Copa Conmebol de 1996. Un año después y tras una década como profesional cambió de camiseta luego de tener diferencias con el entrenador, Héctor Cúper. Primero rechazó el ofrecimiento de Banfield, el clásico rival. Fue así cómo llegó a Deportivo Español, donde jugó por una temporada hasta tomar la decisión de colgar los botines.

En total, en Primera División, disputó 179 partidos y convirtió apenas un gol. De ellos, 161 fueron con el Granate y 18 con el equipo ‘gallego’. Hay que sumarle, además, seis presentaciones internacionales, todas con el club del Sur del GBA. En el Ascenso, en tanto, completó 115 encuentros con otro gol.

Ya retirado, González volvió a su primer amor, que además fue importante para contenerlo tras su primer ACV. «El club me abrió las puertas después de todo lo que pasó», explicaba en una entrevista.

Empezó en las Infantiles de Lanús, siguió en Juveniles -trabajó en inferiores con Ezequiel Carboni-, Cuarta División y Reserva. Tuvo un partido como entrenador interino cuando se fue Daniel Profe Córdoba, después de ganarle la Promoción a Huracán de Tres Arroyos y también fue ayudante de campo de Luis Zubeldía. A los chicos, les contaba siempre lo mismo: su historia de vida, para que no sacaran los pies de la tierra cuando llegara el primer contrato.

«Yo venía de la villa con hambre. El club me daba de desayunar y un sánguche para que comiera. No tenía ni para el colectivo y le pedía al colectivero que me llevara, después me volvía caminando. Así lo hice hasta Primera, incluso», recordó en una entrevista con Lanús2000.

Oriundo de Villa Jardín, llegó a finales de los 70 para una prueba. Estaba por cumplir 12 años. Fue una, dos y tres veces. Lo ficharon y comenzó su carrera en inferiores hasta que le tocó llegar a Primera. Debutó en un partido con Defensa y Justicia. Se lesionó Héctor «Chulo» Rivoira, el «Avión» Juan Carlos Ramírez pasó de volante y él marcó la punta izquierda.

«Hay que disfrutar más la vida, pasa una sola vez. Hay que andar más tranquilo, vivimos a mil. Estuve en terapia intensiva 40 días y no me acuerdo de nada. Cuando abrí los ojos me contaron que me había caído y que no podían levantar. Estaba muerto. Hay que bajar un cambio», recomendaba a modo de prevención de los ACV.





Fuente Clarin

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