En 2023, toda la comunidad de Huracán (hinchas, socios, integrantes del club) vivieron una celebración especial: se cumplía medio siglo del título del 73, el primero del Globo en la era profesional –tenía otros en la etapa anterior de la organización futbolística– pero, fundamentalmente, el más recordado porque aquel equipo marcó una época. Gestionado por César Luis Menotti, que murió este domingo a los 85 años, fue un equipo que proyectó grandes jugadores, señaló una línea de juego clara, vistosa y atractiva, pero también efectiva. Y también fue la plataforma desde la cual el Flaco alcanzaría luego su posición de referente principal de la técnica del fútbol en nuestro país.
“Un día Seijo me llamó a Rosario y me ofreció dirigir Huracán. El Gitano Juárez había mejorado de su salud, le dejé el equipo de Newell’s y así llegué a Patricios en el 71. Estaban Rendo, el Bambino y demás. Venía último el equipo y faltando cinco fechas ya estábamos clasificados con 31 partidos al hilo sin perder. Al año siguiente armamos la base del Huracán del 73. Trabajé siempre con tranquilidad, me consultaron para compras y ventas”, contó sobre los comienzos de ese ciclo.
Se vivía un país convulsionado. Había regresado el peronismo al poder, había regresado el propio Juan Domingo Perón y había asumido en septiembre. También se cernía la violencia y múltiples conflictos. En ese marco, las actuaciones futbolísticas de Huracán eran un bálsamo. Alfio Basile, con toda la experiencia que llegaba del Racing campeón mundial, era el bastión del fondo y tanto Nelson Chabay –otro ex Academia- como el Lobo Jorge Carrascosa cubrían los laterales. El mediocampo era un lujo con el despliegue de Miguel Brindisi en su mejor versión, el armado de Babington, la contención de Russo y un notable Omar Larrosa, que luego haría de ese mismo estilo un jugador valioso en el Mundial 78. Las diabluras de René Houseman como wing derecho y la eficacia –rescatada- de Roque Avallay como hombre de punta conformaban una ofensiva temible.
Huracán arrasó desde el comienzo en ese campeonato y, pese a no contar con sus principales valores en la etapa final -convocados por Enrique Omar Sívori tenían que integrarse a la Selección por las Eliminatorias-, la ventaja acumulada le permitió llevarse un merecido título.
“En 1973, como lo había sido en el 28, se consagró con un equipo pura fantasía, que respondía al sentimiento popular de los hinchas argentinos. Todo se inició el 2 de mayo de 1971, cuando el presidente Luis Seijo viajó a Rosario para ofrecerle el cargo a César Luis Menotti, cuya única experiencia había sido como ayudante de campo de Miguel Antonio El Gitano Juárez en Newell’’s”, escribieron Pedro Uzquiza y Oscar Barnade en un artículo alusivo en Clarín.
Y agregaron: “Basile aportó su enorme personalidad, Brindisi y Babington la jerarquía de su capacidad individual, la pegada, el ingenio, la imaginación, el talento. Pero tal vez el hecho más significativo de la evolución de un jugador lo logró César Menotti con Roque Avallay. Había llegado desde Newell’’s en trueque por Alfredo Obberti. Nadie le podía quitar el rótulo de chocador, cuando jugando para Independiente cayó al pozo perimetral. El entrenador lo convenció que tenía buenos atributos técnicos y fue tomando confianza. Siguió imprimiéndole velocidad a su juego, pero fue tomando sentido de la pausa y se tiró atrás para arrancar con Larrosa, Brindisi y Babington y llegar con poder al arco rival.”
Ya desde la temporada anterior se insinuaba el fútbol de alto nivel que jugaba Huracán. Y produjeron luego partidos históricos como un 5-1 sobre Boca o un 3-0 sobre San Lorenzo, inclusive un debut de 6-1 ante Argentinos Aunque, tal vez la mayor exhibición, fue 5-0 sobre Rosario Central en la décima fecha del Metro 73, en Arroyito: la propia hinchada local ovacionó al equipo de Menotti. Y sobre el final, pese a las ausencias, mantuvo el estilo. Tres fechas antes del cierre del campeonato, festejó el título, a pesar de una caída en su cancha ante Gimnasia por 2-1. Fue el 16 de septiembre de 1973.
“Teníamos un quinteto de ataque que sintonizaba perfecto, todos llegábamos al gol, teníamos precisión, tocábamos, nos entendíamos”, contó Larrosa, que terminó sorpresivamente como goleador.
Para la celebración, a fin de año, Menotti viajó a Brasil y convenció a Pelé, ya casi retirado para que le acompañara con el Santos. Y así O’Rei vino a Parque Patricios y en aquella noche de diciembre del 73 jugó el último de sus partidos en canchas argentinas. “Huracán del 73 fue uno de los grandes equipos del fútbol profesional. A casi treinta años la figura de aquel equipo, de sus grandes individualidades, de la idea obsesiva del técnico por respetar un estilo, se engrandece. Verlo jugar era un deleite. Llenó de fútbol las canchas argentinas y le devolvió la sonrisa después de 45 años a un barrio con cadencia de tango y olor a glicinas en sus patios” sintetizaron Uzquiza-Barnade.
Roberto Fontanarrosa en “No te vayas campeón” lo incluyó, por supuesto, en aquellas formaciones memorables del fútbol argentino: “Huracán sintetizaba las tres cosas fundamentales: ganar/gustar/golear. Había sido privilegiado por el destino y por el gusto depurado de su técnico con esos tres dones”. Y concluyó: “A ese Huracán de Menotti no le costaba mucho ganar, golear y gustar. La broma es que dejó esa pesada máxima sobre la conciencia de los demás equipos venideros del fútbol argentino… como si a todos les resultara tan, pero tan fácil”.
Hace pocos años, Menotti se reencontró con viejos hinchas de Huracán en el Círculo Patricios, en el corazón del barrio. “El pequeño salón desbordó con casi 400 personas, la mayoría de corazón quemero y pura emoción”, escribió Daniel Lagares en Clarín.
Esa noche Menotti contó: “En el Huracán del 73 no era necesario que yo estuviera en la cancha. El jueves, después del último ensayo, ya sabía lo que iba a pasar. Eran grandísimos jugadores”. Aparecieron lágrimas al evocar a René Houseman: “Yo digo que no murió, que es un ángel que está ahí, dando vuelta y que alguna vez bajará a la cabeza de algún pibe de Huracán… Yo no sabía quien era René. Estaba buscando un 5 y fui a ver a Defensores de Belgrano porque jugaba Fatiga Russo. Y ese día René jugó de 8. ¿y éste quién es? Pregunté. Lo trajimos. Y fue lo que fue”.
Mucho antes, al cumplirse 25 años de la hazaña, Menotti escribió una columna especial en Clarín que tituló: “Huracán del 73 ayudó a recuperar la memoria”
Y lo explicó: “Aquel equipo rozó la perfección futbolística, llegó en el momento justo. Cuando, después de la eliminación de la Selección para el Mundial de México, se empezó a cuestionar la identidad de nuestro fútbol copiando modelos europeos… Por esa razón, tiene el innegable valor de haber sido un referente en la recuperación de la memoria Fue una inyección, como las que siempre suelen aparecer en nuestro fútbol para demostrar que también se puede ganar apostando a la belleza”.