Damián Emiliano Martínez es un extraterrestre. En Houston, la ciudad espacial, esa es la única variable que se encuentra para explicar el fenómeno del arquero marplatense dentro de la Selección Argentina. Como en Qatar, como en el Maracaná, como en Atlanta o en Nueva Jersey, como en tantas otras canchas con la camiseta albiceleste, mantuvo con vida el sueño del bicampeonato en la Copa América. Dos atajadas decisivas en los primeros 15 minutos, un par de penales desviados en la tanda frente a Ecuador y un festejo dedicado para el capitán Lionel Messi, quien había fallado el primer tiro.

«Les dije a los chicos que no estaba listo para irme a casa, por más que seamos campeones del mundo, campeones de América, este grupo se merecía seguir, hace 35 días que estamos encerrados», valoró después de festejar con sus 25 compañeros en una ronda en la que saltaron y celebraron la clasificación a las semifinales en el maltrecho campo de juego del estadio NRG.

Antes, el Dibu se había abrazado con Martín Tocalli, con Gerónimo Rulli y Franco Armani, ese subgrupo dentro del grupo que suele moverse con cierta independencia. «Están locos los arqueros», hemos escrito en alguna de estas dos semanas, al refrescar una frase que se repite en los vestuarios futboleros. Y sí, para tirarse «500 veces por día» en el entrenamiento como explicó Martínez, hay que tener muchísimas ganas.

«Me mantengo siempre bien para esta Selección, la gente que paga para venir a vernos, pierdo la voz cada vez que me emociono», confesó. Ya hemos contado, también, que existe una simbiosis especial entre el arquero de la Selección y los hinchas. Es un combustible que lo alimenta constantemente, como la espinaca del personaje de Popeye.

«Me lleno un poco con la gente, todos argentinos acá, mi familia cerca, es muy especial», admitió.

Este jueves, cuando en el país de los espectáculos deportivos por excelencia se festejó el Día de la Independencia, Martínez hizo su propio show, el que ya casi es una marca registrada. Primero, el ritual de la salida a la entrada en calor que es casi hipnótico. Levanta los puños mientras corre de punta a punta el área grande. Se carga de energía.

Después cuando le detuvo los dos intentos a Moisés Caicedo y el picante Jeremy Sarmiento, en una remake de aquella inmortal atajada sobre Kolo Muani en la final de Qatar 2022. La pierna izquierda se estiró cuando el ’16’ de Ecuador quiso abrir el pie para definir. En ese lugar se hizo un tatuaje especial para no olvidar lo que ocurrió en el minuto 123 en el estadio Lusail.

También cuando se plantó frente a Enner Valencia en el discutido penal que sancionó el árbitro uruguayo Andrés Matonte, de floja actuación. No hubo espacio para sus juegos mentales, las reglas ya no se lo permiten. Pero sí para la celebración, levantando a los hinchas, agitando sus brazos en forma constante y encontrando miles de cómplices en las tribunas.

Y qué decir de la tanda de penales. Se agiganta el Dibu. Muchos de sus compañeros le fueron a dar un beso mientras estaba separado de la ronda más amplia en la que hablaba Lionel Scaloni. Pidió aliento de los hinchas cuando se acercó al arco donde hizo la entrada en calor y donde también atajó esas dos primeras pelotas.

No le importa que Lionel Messi haya decidido picar la pelota e impactado en el travesaño. Al contrario, hasta puede ser un aliciente. Porque cuando vuela sobre el palo izquierdo para rechazar el remate de Mena o cuando lo hace para la otra punta para desviar el de Minda, está en su salsa.

Lleva cinco definiciones por penales ganadas en forma consecutiva, tres de ellas con la Selección Argentina. Sergio Goycoechea, que sufrió en este mismo estadio ahora como comentarista televisivo, ganó cinco con la Albiceleste. Ambos, por caso, detuvieron ocho remates.

Hay un dato aún más impactante sobre Dibu Martínez: con la camiseta de la Selección le ejecutaron 20 penales, solo le marcaron la mitad. En total de su carrera son 72, con 17 atajados y cinco desviados.

«Argentina no es invencible», había asegurado el español Félix Sánchez Bas, DT de Ecuador, en la conferencia de prensa. No, el Dibu es invencible. O, quizás, un extraterrestre vestido de celeste y blanco.

El resumen del partido



Fuente Clarin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *