La sociedad entre el PGA Tour y la LIV parece muy cerca de concretarse. Las dos partes, enfrentadas luego del nacimiento de la liga millonaria financiada por el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudita en 2022, habían informado a mediados del año pasado un acuerdo histórico para «unificar el deporte a nivel mundial», aunque la fusión nunca se oficializó. Pero este jueves, el ente que rige el circuito estadounidense emitió un comunicado que podría empezar a encaminar un pacto definitivo.

El PGA América anunció que «los jugadores de la LIV Golf serán elegibles para disputar el PGA Championship (NdR: uno de los cuatro Grand Slams de este deporte) y para formar parte del equipo de la Ryder Cup«, con el objetivo de «garantizar que ese torneo siga ofreciendo el campo más fuerte del golf y que el equipo estadounidense continúe teniendo acceso a los mejores jugadores» de ese país.

Los golfistas de la LIV habían sido habilitados para disputar el Campeonato de la PGA en las últimas dos temporadas y Brooks Koepka, uno de los «desertores», fue parte del seleccionado norteamericano para la edición 2023 de la Ryder gracias a un «periodo de gracia» en su afiliación a la PGA, que finalizará a fines de este 2024. En los últimos días, el diario británico The Telegraph y la revista Sports Illustrated habían asegurado que esas «excepciones» no se extenderían para el 2025. Sin embargo, el comunicado de la asociación estadounidense desmintió esa versión.

Gracias al anuncio, jugadores como Koepka, Bryson DeChambeau, Dustin Johnson y Patrick Reed estarán disponibles para integran el equipo capitaneado por Keegan Bradley para la 45° edición de la Ryder que se disputará en Nueva York en septiembre del año que viene.

El obstáculo, ahora, será el sistema de clasificación. Es que para asegurarse un lugar en el PGA Championship, los jugadores necesitan estar bien posicionados en clasificación mundial oficial, que se arma con puntos que la LIV no entrega. Mientras que el ranking que abre la puerta a la Ryder se elabora en base a los premios en dinero ganados en los Majors y en los eventos del PGA Tour.

Quien no podrá contar con sus jugadores LIV para la Ryder será Luke Donald, capitán del equipo Europa. Es que para poder integrar el conjunto europeo, los golfistas de la liga árabe deben ser miembros del DP World Tour, dueño de la mitad europea del evento, lo que significa que tienen que pagar las multas y cumplir las suspensiones que recibieron al «cambiarse de bando». Y aunque hay varios que apelaron sus sanciones y están disputando torneos del circuito europeo, entre ellos el español Jon Rahm, ninguno pagó aún la penalidad económica.

Esa realidad, igual, podría cambiar próximamente, tras varios pedidos para que se aceleren las negociaciones entre el DP World Tour y el Fondo de Inversión saudí. «El sentimiento en el equipo es que queremos que los mejores jugadores jueguen», afirmó el inglés Justin Rose, integrante del conjunto que se coronó en Roma, en la edición 44° del certamen.

La LIV fue fundada en 2022 con una inversión de más de 2.000 millones de dólares del PIF y sedujo a muchas de las estrellas de golf mundial con contratos y premios opulentos (además de los «honorarios» millonarios, las bolsas de premios de los torneos arrancan en 250 millones de dólares) y un calendario menos apretado.

Tras dos años de «guerra», la asociación estadounidense terminó aceptando la nueva realidad y llegó a un acuerdo con la liga saudí, que debía oficializarse antes del 31 de diciembre pasado. Luego ambas partes acordaron una prórroga para formalizar la sociedad, pero aún no pusieron las firmas.

McIlroy aseguró que entre los jugadores del PGA y los de la LIV hay choque de intereses. Foto Action Images via Reuters/Paul ChildsMcIlroy aseguró que entre los jugadores del PGA y los de la LIV hay choque de intereses. Foto Action Images via Reuters/Paul Childs

Después de meses de incertidumbre, las negociaciones se reanudaron en las últimas semanas y las dos partes parecían optimistas. Sin embargo, en las últimas horas volvieron a aparecen las trabas.

En la previa del BMW PGA Championship que se disputa este fin de semana en Surrey, Inglaterra, Rory McIlroy contó cuáles son, para él, las dos trabas más grandes para que el acuerdo se concrete.

«El Departamento de Justicia (de Estados Unidos) y los diferentes intereses entre los dos grupos de jugadores», comentó el norirlandés, integrante del comité que supervisa las conversaciones en nombre del PGA.

El actual número tres del mundo se explayó sobre los choques entre los golfistas que se quedaron en el circuito tradicional y los que se dejaron seducir por la LIV: «Creo que los tours quieren que suceda. Los inversores, sin duda, quieren que suceda porque pueden ver el beneficio para ellos. Pero hay diferentes opiniones entre los jugadores sobre lo que debería pasar, y cuando tenés una organización dirigida por sus miembros, las cosas se complican un poco».

«Diría que tal vez la mitad de los jugadores de la LIV quieren que el acuerdo se haga. Y es similar en el PGA Tour. Porque todo el mundo defiende sus intereses. A algunos les beneficiaría que no se llegara a un acuerdo, pero obviamente a otros les beneficiaría que sí». agregó.

Rahm trsa firmar su contrato con la LIV Golf por, presuntamente, 500 millones de dólares. Foto Scott Taetsch/LIV Golf via APRahm trsa firmar su contrato con la LIV Golf por, presuntamente, 500 millones de dólares. Foto Scott Taetsch/LIV Golf via AP

El problema más grande, según informaron medio especializados, es que los golfistas del PGA pretenden que sus ex compañeros devuelvan el dinero que recibieron como «honorarios» para mudarse al nuevo circuito. Algo que los jugadores LIV no están dispuestos a hacer, como dejó claro en más de una ocasión Rahm, quien, de acuerdo a fuentes anónimas, firmó un contrato por 500 millones de dólares.

¿Por qué tiene peso el Departamento de Justicia de Estados Unidos en la negociación? Porque el proyecto de sociedad que se había hecho público hace 15 meses establecía que el Fondo de Inversión saudí sería el inversor de una nueva liga, que tendría a Yasir Al-Rumayyan, gobernador del PIF, como presidente y a Jay Monahan, comisionado del PGA Tour, como administrador delegado. Pero el gobierno del país norteamericano no ve con buenos ojos que una liga financiada por Arabia Saudta opere dentro de sus fronteras sin transparencia y tome control de una institución tan importante dentro del deporte estadounidense. Por eso, desde el Senado se exigió que el gobernador del PIF atendiera una petición de testimonio e información del Congreso, que aún no tuvo respuesta.

De todas maneras, el anuncio que realizó este jueves el PGA, abriéndole las puertas a los jugadores «desertores» a dos torneos de enorme prestigio podría significar que el acuerdo está encaminado.



Fuente Clarin

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