Los flashes de las cámaras y los gritos de los casi 65.000 fanáticos que llenaron el estadio Hard Rock de Miami se fueron este sábado con Lionel Messi, confinado en el banco de suplentes por la contractura muscular que lo obligó a descansar. Pero dentro de la cancha, como para ponerle sal a la herida de los hinchas, la Selección Argentina tuvo a un conductor designado que también está en plena retirada: Ángel Di María. Con la cinta de capitán en su brazo izquierdo, Fideo se hizo el dueño del equipo, asistió a Lautaro Martínez en el primero de sus dos goles y recibió una hermosa ovación cuando le dejó su lugar a Valentín Carboni, en un crossover generacional del futuro de la Scaloneta.

Lo pidió Lionel Scaloni, que esta vez disfrutó del juego de su equipo desde un palco, no hay que pensar en el mañana sino disfrutar tanto de Messi como de Di María por lo que le quede. En el caso del surgido en Rosario Central son, ojalá, los tres encuentros que quedan para que la Argentina pueda defender el título de campeón.

Y, a sus 36 años, todavía sigue poniéndose la capa de mago. Con la esencia que lo llevó a Europa, que lo consagró en los equipos más importantes del mundo como Real Madrid, Juventus, Manchester United o Paris Saint Germain, y que ahora le permite seguir siendo determinante en el Benfica de Portugal.

Fue un partido especial para Di María, que después de la titularidad ante Canadá para jugar por la derecha le dejó su lugar a Nicolás González en el once inicial contra Chile. Tanto que salió con su hija mayor, Mía, de la mano, esa por la que pasó muchas noches en el hospital para acompañarla cuando nació prematuramente a los seis meses de gestación.

Hoy, con una sonrisa plena, charló con ella mientras caminaba desde una de las esquinas hacia el círculo central, antes de entonar el Himno Nacional Argentino. Quiere atesorar momentos, Angelito, y bien que merecido lo tiene después de los palos que debió soportar en la época mala de la Selección.

Ángel Di María conduce un ataque de Argentina ante la marca de Edison Flores. Foto: ReutersÁngel Di María conduce un ataque de Argentina ante la marca de Edison Flores. Foto: Reuters

«Ya sabía por dónde venía la pregunta, te iba a cortar pero era una falta de respeto así que te dejé terminar. No, queda lo que ya dije. Ojalá, Dios quiera y me siga ayudando, y me queden tres partidos. Ese es el camino, es mi cabeza como está hoy en día y solamente disfrutar de cada momento, los entrenamientos, los partidos, la concentración, cuando nos toca salir también con la familia y compartir con amigos. Todo, cada momento lo estoy viviendo a full. Sé que es lo último y estoy muy feliz de que sea así», confesó una vez finalizado el partido.

Se ubicó por la izquierda, estuvo picante cuando pudo ponerse de frente y encarar hacia adentro, pero le faltó un poco de convicción para convertir en esa que tuvo en un primer tiempo donde la Albiceleste fue claro dominador.

«Fideo, Fideo», estirando la ‘e’, le gritaban los hinchas ubicados en las esquinas del estadio cada vez que iba a ejecutar un córner. Sí, como pasa con Messi en cada partido de la Selección en esta Copa América y en cualquier lugar del mundo.

Trató de buscar el lugar dónde hacer daño, primero en la izquierda, después un poco más centrado, desde dónde asistió magistralmente a Lautaro Martínez para otra obra de arte colectiva de la Scaloneta.

Con la cinta de capitán y la pelota controlada. Ángel Di Maria la rompió contra Perú. Foto: APCon la cinta de capitán y la pelota controlada. Ángel Di Maria la rompió contra Perú. Foto: AP

«Todo lo que hacemos es porque el técnico manda. El técnico es que el que ve los partidos y el que dice dónde tenemos que ponernos y creo que se dio muy bien en el gol de Lautaro. En el entretiempo también me dijo que me empiece a meter un poco dentro, le hice caso y justo vino la jugada, se la di a un toque a Lautaro y pudo hacer el gol. Creo que todo lo que ven ellos antes de los partidos es importante», valoró Di María, que fue el séptimo futbolista argentino que más pelotas tocó (67), con una precisión de 77% en 52 pases.

Fueron 18 toques, con apenas dos futbolistas que no participaron (Leandro Paredes y Alejandro Garnacho) y una definición de capocannoniere -picota incluida- del capitán del Inter de Milán. Golazo.

La historia de la Selección tiene un lugar privilegiado reservado para Di María. La vida útil de un futbolista no se mide solo por goles o títulos, sino por lo que genera en la gente. Y Angelito, desde hace tiempo, está en el corazón de todos los argentinos.

El resumen del partido

Las tablas de la Copa América


La llave de los cuartos de final de la Copa América


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Fuente Clarin

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