La Bombonera ruge, molesta: «¡Movete, Boca, Movete!». Pero Boca no se mueve. Está estático y la pasa mal ante un San Lorenzo de hambre voraz. A los 15 minutos una mano de Marcos Rojo fue sancionada como penal, luego del llamado del VAR, y Andrés Vombergar la cambió por el 1-0. El Ciclón siguió presionando porque olfateó el nerviosismo xeneize y el 9 azulgrana protagonizó otra jugada de penal que, al menos debió ser revisada, algo que no ocurrió.

Los errores de la defensa azul y oro se sucedían uno tras otro y el visitante los aprovechaba. El atacante de raíces eslovenas estaba intratable y ya se había perdido otro tanto por un cierre providencial de Toto Belmonte. Y en la siguiente, otra vez quedó mano a mano contra el joven Brey, que salió de modo imprudente y le barrió la rodilla.

El contacto existió pese a que la pelota ya había pasado. Todo San Lorenzo reclamó un nuevo penal. En el banco de Pipi Romagnoli tenían sus fundamentos para exigir al menos que sea revisada en el monitor por el árbitro Pablo Echavarría.

Sin embargo, eso no ocurrió. El VAR le ordenó al juez principal que podía continuar con el juego porque no había existido pena máxima dentro del área de Boca. De mínima polémica determinación que podría haber desembocado en el aumento del marcador para los de Boedo en un clásico caliente.

La desazón del entrenador Diego Martínez fue tal que pateó el tablero en el entretiempo y metió un triple cambio: Luis Advíncula, Cristian Medina y Miguel Merentiel reemplazaron a Rojo, Miramón y Exequiel Zeballos.



Fuente Clarin

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