«Mi nombre es Gabrielzinho, soy nadador y voy a ganar tres medallas de oro en París», se presentó (y le anticipó) el joven de 22 años al presidente Luiz Inácio Lula Da Silva antes de viajar a Francia para los Juegos Paralímpicos 2024.
Gabriel dos Santos Araujo, Gabrielzinho en su Brasil de origen, Little o Petit Gabriel, según quién lo escriba, o Pequeño Gabriel en las crónicas que lo retratan en español neutro. Mide 121 centímetros y padece una malformación genética llamada focomelia que impidió el normal desarrollo de sus brazos, pero eso no le impide moverse como un verdadero delfín en el agua ni haberse convertido en la sensación de los Juegos Paralímpicos de París 2024 donde ya consiguió tres medallas doradas. Y puede haber más.
Ganó sus primera presea de oro en los 100 metros espalda, estrenando el medallero para Brasil, y luego se quedó con el mismo color en 200 metros libres y en los 50 metros espalda.
Después de la prueba de los 200 metros libres, el ruso Vladimir Danilenko lo definió como «el hombre cohete». Ahora, Dos Santos Araujo espera volver a subir a lo más alto del podio en los 50 metros libres.
La presencia del brasileño en París provocó un verdadero furor en las redes sociales. Tanto, que llegó a los paralímpicos con 50.000 seguidores y, tres oros después, ya cuenta más de 300.000. ¿Cómo las maneja? Al no tener brazos ni manos, Gabrielzinho opera su teléfono móvil con los dedos de sus pies. De la misma manera que maneja su consola gamer. ¿Su video juego favorito? Como buen brasilero, son los de fútbol.
El brasileño padece focomelia, una malformación causada por la detención del desarrollo de una o más extremidades durante el embarazo. En su caso, tiene muñones en los hombros y las piernas atrofiadas, pero puede trasladarse con los dos pies.
La historia de Gabriel y la natación arrancó de muy chico. Como creció en Corinto, un poblado muy caluroso de Brasil, se le daba por refrescarse en el charco (o pileta) que encontrara: «Debería haber sido un trauma pero fue el detonante de mi mayor pasión. Cuando estoy en el agua, estoy en mi salsa, me siento yo. Me aíslo del mundo exterior y estoy en simbiosis con el agua. Cuando llego a la piscina me transformo por completo. Me olvido de todos los problemas de la vida y de todas las pruebas por las que he pasado. Siempre quise ser independiente y la piscina me lo permitió”, relata el brasileño en ‘El cuerpo perdido’, un documental dirigido por Thierry Demaizière y Alban Teurlai».
«Como queríamos que tuviese una infancia normal, lo llevamos a un club que tenía piscina. A los cuatro o cinco años ya sabía nadar, pese a no tener brazos», contó su madre, Ineida Magda dos Santos, profesora jubilada.
Pero a los 13 años un profesor llamado Aguilar Freitas le preguntó si sabía nadar y lo inscribió en un torneo escolar, sin avisarles: «Ni mi madre ni yo sabíamos que él me había inscrito. Fui y gané tres medallas de oro. Empecé a nadar allí y nunca paré. Nadar es lo mejor que me ha pasado. Cambió mi vida por completo».
¿Cómo nadar sin brazos? El brasilero realiza un movimiento de ondulaciones, similar al de la categoría mariposa, aunque obviamente prescindiendo de sus extremidades superiores.
Para lograr su técnica, Gabrielzinho se mueve como un delfín, con movimientos pélvicos, una técnica que fue perfeccionando con su entrenador, Fabio Pereira Antunes. El paranadador entrena durante largas sesiones seis veces por semana en la piscina de Juiz de Fora, en el estado brasileño de Minas Gerais, en el sureste.
Y también lo hace fuera del agua, donde realiza ejercicios especiales de fortalecimiento de los músculos lumbares, abdominales y del suelo pélvico.
El carismático Gabrielzinho, que obtuvo dos oros y una plata en los Juegos de Tokio hace tres años, fue el abanderado de Brasil en los Juegos Paralímpicos de París. «La ceremonia de apertura es un momento único en la vida de un atleta», confesó Gabrielzinho.
«Por eso me sentí muy honrado de poder, en mis segundos Juegos Paralímpicos, a una edad tan joven, llevar a cabo esta gran hazaña, que varios atletas, grandes atletas brasileños, tuvieron el privilegio de realizar».
Se ha convertido en todo un personaje en París. Gabrielzinho celebra sus victorias con un bailecito imitando a la leyenda del atletismo Usain Bolt. Pero el brasileño le suma condimentos: embucha agua y la escupe hacia arriba como si fuera una cascada, provocando la ovación del público en París que delira con sus presentaciones.
Ya inició esta tradición en los Juegos Paralímpicos de Tokio, y el jueves estrenó una nueva pequeña coreografía para celebrar su primera victoria en París.
Cuando no está nadando, Gabriel dos Santos Araujo nutre su popularidad en la red social Instagram, donde tiene casi 150.000 seguidores. En su cuenta, comparte principalmente su día a día como deportista.
Con los dedos de los pies, controla la pantalla de su teléfono, misma técnica con la que utiliza su consola, con la que juega especialmente a videojuegos de fútbol, su otra gran pasión.
El máximo ídolo de Gabrielzinho se llama Daniel Dias, ganador de 27 medallas en los Juegos Paralímpicos que van de Pekín 2008 a Tokio 2020. Y sigue su máxima: «Nunca abandones tus sueños». Y detrás de ellos va.
Con información de Agencias