La delicada situación que vive Rosario, después de que en la última semana fueran asesinados cuatro inocentes, víctimas de la lucha contra el narcotráfico, toca en mayor o menor medida a toda la sociedad argentina y llegó hasta el fútbol, especialmente siendo ésta una ciudad bien futbolera.
Primero se expresó a través de las redes sociales Ángel Di María, formado futbolísticamente en Rosario Central. «Pedimos paz», escribió el campeón del mundo en una publicación en su cuenta de Instagram, que muestra el emblemático Monumento a la Bandera envuelto en un lazo de luto.
Y luego se refirió al respecto Juan Cruz Komar, defensor del plantel actual del Canalla, duro contra la dirigencia política. “Teníamos un elefante dentro de la habitación y sabíamos que el problema estaba, pero se miraba de costado”, señaló en la previa del partido entre Central y Douglas Haig por los 32vos de final de la Copa Argentina.
Ahora quien tocó el tema fue Sebastián Beccacece, rosarino que actualmente se desempeña como entrenador del Elche de la segunda división de España y sufre a la distancia esta dramática situación. No estamos pasando un buen momento como ciudad. Mando mi cariño y un pedido de que se pueda resolver la problemática que hoy está viviendo una ciudad tan linda y tan hermosa, dijo el técnico en la previa del partido que su equipo disputará el domingo frente al Levante como visitante.
Rosario, la tercera ciudad más poblada de Argentina, vive desde hace varios años castigada por la violencia asociada al narcotráfico. En las últimas semanas, en represalia a una requisa sorpresa que el Servicio Penitenciario de Santa Fe realizó en cuatro pabellones de la cárcel de Piñero, se registraron los asesinatos de dos taxistas, un chofer de colectivos y un playero de una estación de servicio sin vínculos con el crimen organizado.
En este contexto, Patricia Bullrich, ministra de Seguridad de la Nación, ordenó desplegar 200 efectivos de la Policía Federal, Gendarmería y Prefectura frente a la amenaza explícita de los narcotraficantes. «Vamos a matar más inocentes», advirtieron en un mensaje que dejaron tras asesinar a sangre fría a Bruno Bussanich, el empleado de la gasolinera Puma ubicada sobre la calle Mendoza.
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Se trata de la última de las víctimas por la violencia narco que se vive en Rosario.
No solo porque nací allí y tengo a mi familia, sino porque tengo amigos quiero que esa ciudad tenga la alegría que siempre ha tenido, agregó Beccacece, quien insistió en enviar desde la distancia un mensaje de mucho cariño a su ciudad natal.