Los 10.360.733 votos que recibió el lunes en los comicios legislativos de medio término en Filipinas no fueron suficientes para devolverle un escaño en el Senado. Casi sin respiro después de ese revés electoral, Manny Pacquiao se prepara para un reto de alto riesgo: volver a boxear después de casi cuatro años de inactividad, hacerlo en un combate por un título mundial y poner en juego su imagen y su salud.
En las elecciones del lunes, marcadas por la disputa entre los espacios referenciados en el presidente Ferdinand Marcos y en su predecesor, Rodrigo Duterte (actualmente detenido en La Haya por orden de la Corte Penal Internacional y acusado de crímenes de lesa humanidad), Pacquiao, quien se postuló en representación del Movimiento Campeón del Pueblo, se ubicó 18° entre los 66 candidatos, lo que no le permitió acceder a una de las 12 bancas senatoriales en juego.
«Aunque no tuve éxito en mi candidatura, estoy profundamente agradecido por cada voto, oración y apoyo. Mi corazón permanecerá en el país y mi sueño de que el país impulse a cada familia filipina no cambiará», avisó el excampeón mundial, quien fue diputado en representación del distrito Lone de la provincia de Sarangani durante dos períodos, entre 2010 y 2016; senador, elegido por 16 millones de votantes, entre 2016 y 2022; y candidato presidencial en los comicios de 2022, en los que se impuso Marcos.
Mientras el lunes se estaban desarrollando los comicios en Filipinas, el Consejo Mundial de Boxeo publicó sus rankings de mayo. En el escalafón de la división wélter, el Comité de Clasificaciones del organismo con sede en la Ciudad de México ubicó en el quinto puesto a Pacquiao, pese a que el Pac Man no combate desde hace casi cuatro años y no logra una victoria desde hace casi seis años. Algún desprevenido pudo pensar que un empleado administrativo del CMB había cometido un error de tipeo. Sin embargo, no se trató de una equivocación, sino de la cristalización de un plan que rebotaba en algunas cabezas desde hacía un año y que se fortaleció en el último mes.

¿De qué se trata? Pacquiao, de 46 años, retará el 19 de julio en el MGM Grand Garden Arena de Las Vegas a Mario Barrios, quien el domingo cumplirá 30 y es el monarca de las 147 libras del CMB. El texano ganó el título interino en septiembre de 2023, cuando derrotó al cubano Yordenis Ugás, y fue ascendido a campeón absoluto en junio de 2024, cuando el estadounidense Terence Crawford decidió trepar a la división superwélter.
«Manny me llamó y me dijo que quiere retirarse como campeón del CMB. El primer título que ganó, en peso mosca, fue del CMB. Después tuvo peleas increíbles con (David) Díaz, (Érik) Morales, (Antonio) Margarito, (Marco Antonio) Barrera y (Juan Manuel) Márquez. Muchos grandes momentos de su legendaria carrera han sido con el CMB y quiere que su despedida también lo sea», contó el martes Mauricio Sulaiman, presidente de ese organismo.
El dirigente también dio los argumentos por los cuales el ente consideraba viable que un hombre de 46 años y que arrastra una inactividad tan prolongada acceda a esta posibilidad: «Tenemos una regla según la cual un boxeador con estatus de leyenda, que apruebe todos los exámenes médicos y tenga licencia de la comisión local de boxeo, puede ser elegible para pelear por un título del Consejo Mundial de Boxeo». Pacquiao, por cierto, ya cuenta con una licencia expedida por la Comisión Atlética del Estado de Nevada.

El filipino realizó su última presentación profesional el 21 de agosto de 2021, cuando cayó por puntos ante Ugás en Las Vegas en un combate en el que estuvo en juego el título wélter de la Asociación Mundial de Boxeo. Para hallar su última victoria hay que remontarse hasta el 20 de julio de 2019, cuando batió por puntos al invicto Keith Thurman y le quitó el cinturón de las 147 libras de la AMB.
Teinta y nueve días después de su derrota ante Ugás, Pacquiao anunció su retiro y se enfocó en la preparación de su campaña presidencial. En estos 45 meses, realizó dos exhibiciones, ante el youtuber surcoreano DK Yoo en diciembre de 2022 y frente al kickboxer japonés Rukiya Anpo en julio de 2024, en las que peleó a media máquina y no dejó una buena imagen.
Tan prolongada ha sido su ausencia de los cuadriláteros que el 5 de diciembre pasado las autoridades del Salón de la Fama del Boxeo Internacional de Canastota (Nueva York) anunciaron que el asiático había resultado elegido para su inclusión en ese espacio por los miembros de la Asociación de Escritores de Boxeo de Estados Unidos y por un panel de historiadores internacionales de esta disciplina.

Para que un pugilista pueda ser propuesto para ingresar al Salón de la Fama es requisito que hayan transcurrido al menos tres años desde su última pelea. En el momento de su elección, Pacquiao llevaba tres años y 106 días retirado. Entre el 5 y el 8 de junio se realizarán las jornadas ceremoniales en las que será agasajado el Pac Man, quien seis semanas más tarde volverá a subir a un ring.
Su incorporación al Salón de la Fama no es más que la confirmación de algo que el mundillo del boxeo tiene muy claro desde hace muchísimo: Pacquiao es una leyenda de este deporte. No puede decirse menos de un hombre que ganó títulos en seis categorías (reconocidos por alguno de los cuatro principales organismos rectores) y que enfrentó y venció a rivales de elite como Óscar De la Hoya, Ricky Hatton, Shane Mosley, Miguel Cotto, Juan Manuel Márquez, Marco Antonio Barrera, Erik Morales y Timothy Bradley.
Si el filipino, que tiene un récord de 62 victorias, 8 derrotas y 2 empates, derrota a Barrios (29-2-1), se convertirá, con 46 años y 214 días, en el segundo hombre más longevo en ganar un título mundial. Solo lo superará el estadounidense Bernard Hopkins, quien logró el cetro mediopesado de la AMB con 49 años y 94 días al superar al kazajo Beibut Shumenov el 19 de abril de 2014 en Washington.

La misión no será sencilla. Porque Barrios no solo es 16 años más joven, sino también mucho más alto (1,85 metro contra 1,66) y tiene una pegada respetable. Y también porque las principales virtudes de Pacquiao en el pico de su carrera fueron la velocidad, el ritmo y el juego de pies, y esas cualidades son las primeras que pierde un púgil con el paso de los años.
La idea de un regreso épico y triunfal estimula a algunos de los que gozaron en aquellas lejanas noches gloriosas del filipino. Quienes ven con buenos ojos esta vuelta ofrecen como ejemplo el caso de George Foreman, quien, después de un paréntesis de una década, retornó a los cuadriláteros y volvió a consagrarse campeón mundial de los pesados con 45 años y 299 días al derrotar a Michael Moorer en noviembre de 1994. Sin embargo, también hay casos de grandes campeones que quisieron derrotar al tiempo y fallaron dolorosamente.
En su intento por quitarle el título pesado del CMB, Muhammad Ali recibió una tunda de Larry Holmes en octubre de 1980, cuando tenía 38 años, llevaba más de dos inactivo y empezaba a mostrar señales de su deterioro físico. Roberto Durán, con 37 años y 114 peleas profesionales sobre su cuerpo, fue vapuleado en tres asaltos por William Joppy en un duelo por el título mediano de la AMB en agosto de 1998. En su cuarto y último regreso, a los 40 años, Sugar Ray Leonard capituló en el quinto round ante el puertorriqueño Héctor Camacho. Seguramente nadie quiere que Pacquiao se sume a esa nómina.