Un Superclásico siempre deja tela por cortar. Y mucho más si se trata de un mano a mano con eliminación directa, donde habrá secuelas. O para bien o para mal. O salís fortalecido o herido. Y en River lo saben. Por eso creen que puede ser un punto de inflexión el enfrentamiento contra Boca, el domingo, en Córdoba. “Es París o Devoto”, afirma un allegado a Martín Demichelis. Y un integrante del cuerpo técnico redobla: “O nace el Demichelismo o se nos complica”.

De todos modos, no habrá cataclismo. Si River no pasa a Boca, Demichelis seguirá en su cargo porque la dirigencia lo respalda a pleno. Pero donde apuntan los más cercanos al entrenador es hacia la relación con los hinchas, algo que ‘Micho’ todavía no pudo o no supo elaborar. Aunque esos vínculos generalmente se dan naturalmente y no se construyen. Es cuestión de piel.

Martín Demichelis festeja con su familia la Supercopa argentina, uno de los tres títulos que ganó en el club.
Foto MARCELO CARROLL - CLARIN Martín Demichelis festeja con su familia la Supercopa argentina, uno de los tres títulos que ganó en el club.
Foto MARCELO CARROLL – CLARIN

De todos modos, si los riverplatenses vienen mirando de reojo a Demichelis, mucho tiene que ver el técnico en sus decisiones. Ya sea en cuanto a lo futbolístico, con un equipo que lejos está por ahora de llenar los ojos de los hinchas o en lo externo, con extrañas declaraciones en las conferencias de prensa o los ya conocidos y archivados problemas en el vestuario.

Una de las frases que lo dejó mal parado estuvo relacionada al entrenador de Boca Diego Martínez, justamente. Fue tras el Superclásico que igualaron 1 a 1 en el Monumental, el 25 de febrero pasado. “Si yo termino con siete defensores, no respeto la historia de River», manifestó ‘Micho’, en alusión a cómo había terminado el Xeneize el encuentro. Días después le mandó un mensaje privado a Martínez para pedirle disculpas.

Martín Demichelis y Diego Martínez, los entrenadores de River y Boca.Martín Demichelis y Diego Martínez, los entrenadores de River y Boca.

Aunque los números a Demichelis le den a favor (cosechó tres títulos y tiene el 69% de efectividad), en River -se sabe- hay una exigencia mayor, que tiene que ver con el juego. Y está en esa búsqueda el cordobés de Justiniano Posse. En los últimos dos partidos, las victorias ante Instituto y Nacional de Montevideo, por la Copa de la Liga y la Libertadores, respectivamente, se vio una mejoría, la cual tuvo que ver, principalmente, con el cambio de esquema. Con el 4-3-1-2 se vio un equipo más ordenado, equilibrado y los jugadores se sintieron más cómodos. El fútbol fluyó más: hubo mayor y mejor circulación de pelota.

De esa manera, Micho pasó de realizar una gran cantidad de cambios de partido a partido, a solo realizar uno y por lesión, que fue la modificación de Facundo Colidio por Miguel Borja. No sucedía desde las primeras fechas. Tras el tercer partido, la goleada 5-0 a Vélez, pasó a realizar entre dos a seis cambios de encuentro a encuentro.

El respaldo a Borja fue justamente un acierto de Demichelis en este semestre. En principio iba a ser suplente, pero con Pablo Solari en el Preolímpico, la dupla de ataque al comienzo del año fue Colidio-Borja. Y el colombiano aprovechó la oportunidad con goles. Metió 13 (12 en la Copa de la Liga, de la que es uno de los goleadores y 1 en la Copa Argentina) y es el máximo artillero del equipo. Entre el técnico y el Colibrí, además, dejaron atrás con inteligencia las rencillas del año pasado.

Miguel Borja convirtió un gol en el Superclásico de mayo de 2023. Foto Maxi Failla - CLARIN Miguel Borja convirtió un gol en el Superclásico de mayo de 2023. Foto Maxi Failla – CLARIN

Aunque, por otro lado, se enredó en las variantes en otras posiciones, sobre todo en la de volante central, un puesto clave. Ahí jugaron, alternadamente, Nicolás Fonseca, Matías Kranevitter, Rodrigo Aliendro y Rodrigo Villagra. El ex Talleres es quien parece se quedará con el lugar, jugando con Aliendro cerca. Y el otro fue el del lateral derecho, por el que pasaron Andrés Herrera, Agustín Sant’Anna y Sebastián Boselli. Y el que va ganando la pulseada es el Yacaré.

Dentro del defecto en el que a veces cae Demichelis, de haber insistido en algunos partidos con el 4-3-3, su sistema táctico predilecto, aun sin tener todas las características de los intérpretes para hacerlo funcionar, también hubo una virtud: no se encasilló y buscó variantes. Como sucedió el año pasado, cuando tras la derrota frente a Arsenal como local, empezó a jugar con cinco volantes y el equipo anduvo mucho mejor y fue campeón de la Liga Profesional.

En algunos encuentros, Demichelis también supo corregir a tiempo con los cambios algunas formaciones iniciales que habían salido fallidas. Y le imprimió un shock de confianza a sus futbolistas con las charlas en el entretiempo que luego dieron sus frutos. Por caso, River revirtió los dos últimos encuentros de la Copa de la Liga, ante Central e Instituto y así alcanzó la clasificación en el primer lugar de la Zona A. Anteriormente, se había complicado con la derrota ante Huracán, cuando fue a buscar desmedidamente el triunfo y en un contragolpe lo perdió.

En definitiva, más allá de sus vaivenes, Demichelis llega con optimismo al Superclásico. Se ampara en sus antecedentes inmediatos. De tres River-Boca que ya dirigió, ganó dos y empató uno. Aunque, no se confía, claro. Y sabe que este duelo puede ser decisivo para su futuro. Por cierto, Marcelo Gallardo se potenció con las eliminaciones al máximo rival. Y Micho, a su manera, buscará ir por la misma senda. Para que su ciclo se llene de luz.



Fuente Clarin

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