José ‘Maligno’ Torres no se baja de la bicicleta. Es que un rato después de conseguir la histórica medalla dorada en la prueba de BMX Freestyle en los Juegos Olímpicos de París 2024, llegó sobre las dos ruedas a la Villa Olímpica, donde tuvo un emotivo recibimiento del que participaron jugadoras de Las Leonas, el capitán del equipo de voley Luciano De Cecco y muchos de los atletas con los que comparte delegación bajo la bandera albiceleste. Después de la ovación, el tarareo del Himno Nacional y los saludos, el nacido en Bolivia pero criado en Córdoba dejó un mensaje para todos los que todavía compiten por su sueño olímpico.

El tarareo del Himno Nacional fue el marco musical de su arribo y acompañó mientras saludaba a todos. «Estamos representando a todos, hoy en día sé el esfuerzo que hacen ustedes porque es la primera vez que yo llego acá. Es un sacrificio estar acá, veo que son los mejores del mundo ustedes en su deporte. Hoy siento con esta medalla representé un poquito a ustedes, a los que ya compitieron, que hicieron el trabajo más grande de su vida y si no les fue bien no importa, porque ya estuvieron acá.

Maligno cumplió un sueño que tenía desde chiquito. Y eso que su deporte recién se incorporó al programa olímpico en Tokio 2020, tras deslumbrar en la cita de la juventud de Buenos Aires 2018. Pero al Maligno no le importaba. Él igual soñaba en grande. Y este miércoles, con esa altísima puntuación de 94,82 que consiguió en la primera ronda de la final en el park de la Plaza de la Concordia, hizo realidad ese viejo anhelo.

«Lo soñé toda mi vida. De muy chico que vengo pensando en unos Juegos Olímpicos. Sabía que mi deporte no era olímpico, pero pensaba que si llegaba a serlo, quería poder decir en algún momento de mi vida que fui olímpico», comentó quien le regaló a la delegación albiceleste su primera medalla en estos Juegos y el primero oro desde Río de Janeiro 2016, ya que en Tokio 2020 se consiguieron una plata y un bronce.

«Hice un quilombo acá, se pudrió todo, ja. Desde que llegué a París sabía que no había algo más importante que esto. Si tenía que morir, moría acá. Tenía mucho miedo, pero sabía que tenía que dejar todo. Cuando ví al inglés que hizo un truco que no era el que yo esperaba que haga dije ‘Chau, tengo la medalla de oro. Sé que es un deporte de riesgo por las acrobacias pero esto es lo máximo», agregó.

El cordobés, que fue escoltado en el podio por el británico Kieran Reilly, plata con 93,91, y por el francés Anthony Jeanjean, bronce con 93,76, contó que arrancó el proceso olímpico con el objetivo de conseguir la clasificación, pero que en París fue levantando cada vez más la vara.

José Augusto Torres. REUTERS/Esa AlexanderJosé Augusto Torres. REUTERS/Esa Alexander

«La primera meta era entrar a los Juegos. La segunda, entrar a la final, algo muy difícil. Y cuando entré, cambian todos los objetivos, no me quedé conforme. Armé mis rondas y dije ‘Si logro hacer estas rondas, sé que voy a llegar al podio de alguna u otra manera, pero voy a tener que ser muy limpio también’«, contó.

Y agregó: «Cuando hice la primera pasada, me sentí muy satisfecho, sentí que le pude poner presión a todos los atletas, a los mejores del planeta que están acá. Fue la primera vez que sentí que les pude poner presión y estar un poco a la par de ellos. Porque siempre me siento menos. Y después ellos empezaron a errar..».

El argentino -nacido en Bolivia y cordobés por adopción- reconoció que lo sorprendió haberse llevado la medalla de oro con tanta contundencia y sacándole una ventaja grande a sus adversarios.

«Como es un deporte muy subjetivo, de mucha apreciación, no es fácil. Es muy fino todo. Pero esta vez siento que valoraron mucho los trucos que hice, de una rampa a otra, y me siento muy contento», aseguró. «Creo que lo que más valoraron fueron las transferencia de una rampa a otra, que me tiraba con mucha velocidad. Cuando me escupía una rampa y tenía que desplazarme a otra, fui el único lo hacía. Además, aumenté los trucos y caí prolijo. Todo eso es lo que marcó la diferencia».

José Torres REUTERS/Esa AlexanderJosé Torres REUTERS/Esa Alexander

Torres, que empezó a practicar BMX con su hermano mellizo Francisco (que tuvo que abandonar el deporte por una lesión en la espalda), celebró que pudo disfrutar de la final, como no había hecho en la jornada previa.

«En la clasificación la pasé muy mal. Nadie me puso presión, yo solo me la puse. Pero en la final, me sentí mucho más tranquilo, pero logré disfrutarlo. Fue una locura estar andando y ver ahí esa estatua gigante (NdR: El Obelisco de Luxor, que le dio un marco especial a la competencia). Esta rutina la pensamos ayer, la tuve en la cabeza a la noche y esta mañana. Y cuando entré al entrenamiento, me sentí muy prolijo. Y dije ‘Hay algo diferente hoy. Ayer no me sentía así’«, comentó.

Y celebró la chance de darle una alegría a la delegación celeste y blanca, que lo bancó en las tribunas y desde la Villa, y a todos los argentinos.

«Esto fue por toda Argentina. Nos está costando mucho lograr medallas, a pesar del trabajo inmenso de todos los atletas que están acá representando sus deportes. Hoy siento que los represento un poco a todos ellos con este oro», aseguró. «Y también a todos los latinos, porque cuando salimos a competir, somos lo mismo. En toda Latinoamérica, porque todos hacemos siempre un trabajo muy duro y jamás tenemos el mismo presupuesto a la hora de salir a competir que las potencias. Y también, todo lo que hago es para la gente, para darles una alegría».

Y se ilusionó con que esta medalla dorada pueda tener un impacto grande en el desarrollo del BMX nacional. «Sería un privilegio que este oro pudiera potenciar nuestro deporte. Que se entienda que nosotros metemos el mismo esfuerzo que cualquier atleta en otro deporte, que nos sacrificamos igual. Ojalá que en Argentina podamos fomentarlo mucho más. Que cambie y que mejore mucho», afirmó.



Fuente Clarin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *