La Selección Argentina de fútbol es un entramado que se multiplica en sus diferentes categorías. Con los últimos títulos de campeón a cuestas, la Scaloneta -con Lionel Messi a la cabeza- tiene dos amistosos en ciernes y la Copa América como horizonte cercano. Con algunos mundialistas de Qatar, la Sub 23 de Javier Mascherano tiene en los Juegos Olímpicos de París su propósito fundamental y el presidente de la AFA, Claudio Chiqui Tapia, se encargó de dejar en claro el futuro de la Albiceleste.
“Sería la tercera medalla dorada. La tercera (estrella mundialista) ya la tenemos. Quizás con los Juegos Olímpicos la gente se dé cuenta del proyecto real: tenemos Selección para ocho o diez años más. Van a estar compitiendo una en la Copa América y la otra, la Sub 23, en los Juegos Olímpicos y eso es lo que realmente nosotros reflejamos de AFA”, afirmó Tapia, acaso como una referencia tácita al entuerto que desató la renuncia de algunas jugadoras al seleccionado femenino que dejaron críticas organizativas y que desde diferentes sectores de la Asociación desmintieron.
“Hay un enamoramiento muy grande con la Selección Argentina. Nosotros lo dijimos de la Copa América anterior: estos chicos han logrado enamorar a la gente. La Selección volvió a ser un plan familiar, un plan de amigos. La vuelta de Qatar con más de 6 millones de argentinos de todas las clases sociales festejando en la calle reflejan qué es hoy la Selección para la gente. Pero también qué significa la gente para la Selección. En los últimos dos años, la única alegría grande que hemos tenido todos los argentinos y en la que nos hemos sentido identificados es con la Selección Argentina”, completó.
Tapia fue el invitado especial del evento en el que una marca de relojes, bajo convenio, presentó un nuevo modelo conmemorativo de Qatar 2022 cuyo lanzamiento mundial coincidirá con el inicio de la Copa América. El evento transcurrió en una exclusiva joyería de Puerto Madero y el modelo más barato que lucirá después en la muñeca se consigue en la Argentina por 16.500 dólares. “Impuestos incluidos”, apunta el compatriota y asistente de David Tedeschi, el director regional de la marca y anfitrión de la noche.
“Ahora hay un problema: ¿sigo usando el de Qatar por cábala o voy a usar el nuevo?”, planteó Tapia, antes de recibir uno de regalo. “Uno en cada mano, como Maradona”, apuntaron y hubo aplausos. Cada vez que se revive el Mundial de Qatar, se renueva el espíritu que vibraba con eso de “nos volvimos a ilusionar”.
Son tres las ediciones limitadas de AFA diseñadas por Hublot. Existen diez de la versión King Gold (38.700 dólares) y 25 para el Big Bang (22.900, en la misma moneda). Ambos reciben energía a partir del movimiento interno y sus pulsadores son de una aleación que contiene principalmente platino. También llevan calcada con láser una reproducción de la Copa del Mundo. El tercero –cuyos 15.400 de la moneda estadounidense lo convierten en la versión terrenal-, también es cronógrafo, pero los colores remiten a la camiseta suplente del seleccionado.
En la joyería donde se presenta el reloj, se respira esa efervescencia de la Scaloneta. Después de la presentación, llegan las fotos con los nuevos modelos. Esos y los del resto de las marcas que ahí se ven, solo se consiguen en otros locales de igual prestigio en las principales ciudades del mundo. No son relojes para ir a la cancha, por más que esa sea su inspiración.
David cree que el modelo traerá suerte en la Copa América que se avecina y, envalentonado, dice que cree que habrá que conmemorar también uno con “anillos olímpicos”. Acompañado por Javier Méndez Cartier, titular de Excursionistas y de la mesa de la Primera B, y el encargado de Ceremonial y Protocolo de la AFA, Fernando Isla Casares, Tapia le dio la derecha al ejecutivo: “ojalá salgan muchos relojes”, dijo, tal vez imaginando más modelos.
Entre la algarabía popular y el reloj exclusivo, hay una distancia gigante y es la que describe Tapia con exactitud. Tedeschi despidió a Tapia y se quedó en la joyería que recibía con un coctel y música de un DJ en vivo a los mejores clientes de la casa –dos estacionaron en la puerta una Ferrari y un Audi S3 cupé-, que deseaban ver de cerca la novedad y tal vez comprarla. Como con la Selección: la camiseta no se la pone cualquiera. Esos relojes, tampoco.