¿Será un guiño del destino? El último título internacional de Racing fue la Supercopa Sudamericana de 1988. El rival fue Cruzeiro. Igual que ahora. La última final internacional de Racing fue la Supercopa Sudamericana de 1992. El rival fue Cruzeiro. Igual que ahora. Allá lejos y hace tiempo, hace más de tres décadas, las definiciones eran a partidos de ida y vuelta. Ahora, el campeón de la Copa Sudamericana se definirá en campo neutral. Será el sábado 23 de noviembre en el estadio La Nueva Olla de Asunción. Y, más allá de los protagonistas repetidos, hay algunas coincidencias sorprendentes.

El 13 junio de 1988, con arbitraje del chileno Hernán Arce, explotaba el Cilindro de Avellaneda. River venía de eliminar al River de Carlos Timoteo Griguol y era pura ilusión. Pero Cruzeiro, dirigido por Carlos Alberto Silva -venía de dirigir al seleccionado verdeamarelo en la Copa América de 1987 y en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988-, se adelantó a los 36 minutos con un gol de Robson.

El entrenador de la Academia era Alfio Coco Basile y esa tarde puso en cancha a Ubaldo Matildo Fillol; Carlos Chupete Vásquez, Gustavo Costas, Néstor Fabbri, Carlos Olarán; Jorge Osmar Acuña, Miguel Ángel Ludueña, Miguel Ángel Colombatti; Rubén Paz fue el enganche y calzó la número 8, como ahora usa un tal Juanfer Quintero. De punta, Omar Catalán y Fernández, ahora cantante de profesión.

Los brasileños, en tanto, jugaron con Wellington; Ronaldinho –cero vínculo con el viejo socio de Messi en Barcelona-, Gilmar Francisco, Heraldo, Wlaldimir; Éder Bastos, Ademir, Heriberto; Anderson, Robson y Careca –nada que ver con el socio de Maradona en Napoli-.

Miguel Ángel Colombatti lo empató a los 44. Y en la segunda etapa, cuando quedaba un minuto, Walter Fernández puso el 2-1 para ir con ventaja a la revancha en Belo Horizonte.

La vuelta, con el uruguayo Juan Cardellino como árbitro, fue el 18 de junio en un Mineirao que explotaba como una semana antes estallaba el Cilindro. Los hinchas locales celebraban con efusividad la vuelta de Balú, un lateral derecho súper peligroso que había estado ausente por lesión en la ida. Fue el único cambio que hizo Carlos Alberto Silva. Los azules jugaron con Wellington; Balú, Gilmar Francisco, Heraldo, Wladimir; Éder Bastos, Ademir, Heraldo; Anderson, Robson y Careca.

El Coco Basile, amigo de la formación de memoria cuando soplaba el viento a favor, repitió el equipo de la ida. El comienzo fue un infierno para Racing. Un malón azul lo encerró en su campo y en su área, pero poco a poco, sobre todo en el trabajo de los tres del medio, equiparó el juego.

El gol de Catalán en Belo Horizonte. El gol de Catalán en Belo Horizonte.

En un contraataque, sobre el final del primer tiempo, Catalán quedó mano a con el arquero y definió con calidad para hacerse héroe eterno. Aguantó la Academia en la segunda parte. A falta de dos minutos, Robson puso el 1-1. No les alcanzaba a los brasileños. Racing era campeón. Fue en 1988. Así cortó 21 años de sequía a nivel internacional, luego de aquella inolvidable consagración ante el Celtic de Escocia en la final de la Copa Intercontinental, con Costas como mascota.

Cuatro años más tarde volvieron a encontrarse en la final del mismo torneo. En aquella ocasión no hubo final feliz para Racing. La serie arrancó en Belo Horizonte el 19 de noviembre y Roberto Gaúcho, por duplicado, Luis Fernando y Marco Antonio Boiadeiro construyeron un 4-0 imposible de revertir para el equipo que todavía tenía en sus filas a Costas y Rubén Paz y que, dirigido por Humbertito Grondona, terminó con nueve por las expulsiones de Cosme Zaccanti y Jorge Borelli.

La revancha se jugó seis días más tarde en Avellaneda. A cinco minutos del final, Claudio Turco García, de penal, metió el gol del honor para la Academia, que no pudo hacer la heroica ante los pupilos de Jair Pereira. Fue la última aparición de Racing en una definición de un torneo internacional.

Pasó el tiempo. Pasaron 36 años de la última gran alegría for export. Pasaron 32 de aquella última ilusión. Otra vez está enfrente Cruzeiro. Otra vez está Gustavo Costas. ¿Será una señal del destino?



Fuente Clarin

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