El 20 de julio de 1924, Pedro Quartucci venció al belga Jean Devergnies y se quedó con la medalla de bronce de la categoría pluma de boxeo en los Juegos Olímpicos de París. Esa misma noche, un rato más tarde en el Vélodrome d’Hiver, también se colgaron sus preseas Alfredo Copello (plata en la división ligero), Héctor Méndez (plata en wélter) y Alfredo Porzio (bronce en pesado). Fueron las primeras cuatro de las 24 (siete de ellas de oro) que le dio al deporte nacional el pugilismo, la disciplina que más aportó a la cosecha histórica. Un siglo después, el país corre riesgo de no tener representación en el deporte de los puños enguantados por primera vez desde entonces, justamente cuando la cita será otra vez en la capital francesa.
Doscientos cuarenta y ocho atletas darán el presente en París en esta disciplina: 124 pugilistas, divididos en siete categorías, en la competencia masculina, que forma parte del programa olímpico desde Saint Louis 1904 (solo faltó en Estocolmo 1912 porque el deporte estaba prohibido en Suecia); 124 boxeadoras, repartidas en seis divisiones, en la prueba femenina, que recién fue incorporada en Londres 2012.
El camino para conseguir alguna de esas 248 plazas contemplaba tres estaciones, de las cuales ya se han atravesado dos, en las cuales 188 deportistas se aseguraron su presencia en la Ciudad Luz. A 19 semanas del inicio de la cita deportiva más importante del año, el boxeo argentino todavía no pudo clasificar siquiera a un representante para la competencia que se desarrollará entre el 27 de julio al 10 de agosto en el Centro de Exposición París-Nord de Villepinte (las rondas preliminares) y en el estadio Philippe-Chatrier del complejo de Roland Garros (las instancias finales).
La primera puerta de acceso fue a través de los torneos de clasificación continentales que se llevaron a cabo entre junio y diciembre del año pasado y que repartieron 139 plazas (75 para mujeres y 64 para hombres). En el caso de América, los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile fueron la instancia en la que se distribuyeron 14 cupos para las siete categorías masculinas (dos para cada una) y 16 para las seis femeninas (dos para cada una las divisiones hasta 50 kilos, hasta 54, hasta 66 y hasta 75; cuatro para las categorías hasta 57 kilos y hasta 60).
Los Panamericanos, a los que Argentina asistió con una decena de representantes (seis mujeres y cuatro hombres), eran la instancia menos complicada para buscar el boleto a París. Sin embargo, ninguno de los 10 aspirantes lo logró, más allá de que tanto el salteño Ramón Quiroga (51 kilos) como el mendocino Abraham Buonarrigo (80 kilos) subieron al podio tras conseguir medallas de bronce.
Quiroga, quien debutó en el boxeo de paga en 2021 y ya realizó ocho combates como profesional, cayó en las semifinales ante el brasileño Michael Douglas Da Silva Trinidade en un muy ajustado pleito. Buonarrigo, quien suma 17 peleas rentadas, capituló en la misma instancia ante un crack, el cubano Arlen López, campeón olímpico en Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020. También quedó a un triunfo de la clasificación en 60 kilos la bonaerense Victoria Saputo, quien perdió en los cuartos de final con la ecuatoriana María José Palacios Espinoza (su categoría otorgaba cuatro plazas).
“La mayor chance estaba en los Juegos Panamericanos. Iniciamos muy bien la competencia, pero en las instancias decisivas no se dieron los resultados que esperábamos», reconoce Fabricio Nieva, director técnico del seleccionado nacional. «Ramón Quiroga mereció mejor suerte y Florencia López estuvo muy cerca también. Fallamos en algunos combates que creíamos que estábamos en condiciones de ganarlos«, añade.
La siguiente instancia para conseguir un pasaje a París fue el Primer Torneo de Clasificación Mundial, que se celebró bajo la órbita de la Unidad de Boxeo París 2024, un organismo creado ad hoc por la Junta Ejecutiva del Comité Olímpico Internacional como consecuencia de la suspensión del reconocimiento olímpico de la Asociación Internacional de Boxeo (IBA). Este certamen finalizó el lunes, tras nueve días de competencia en el Palacio de los Deportes Maria Piantanida de Busto Arsizio, a 40 kilómetros de Milán.
En ese torneo sumamente exigente participaron 600 atletas de 112 países (una cantidad récord para un certamen de este tipo), que pujaron por 49 cupos para los Juegos: 28 para hombres y 21 para mujeres. Después de 551 combates, boxeadores de 30 Comités Olímpicos Nacionales y una representante del Equipo de Boxeo de Refugiados (la camerunesa Cindy Ngamba) lograron la clasificación. Nuevamente Argentina, que participó con seis pugilistas, se quedó con las manos vacías.
“No estamos conformes con el resultado porque fuimos a buscar la clasificación, si bien sabíamos de antemano que iba a ser muy difícil porque cada uno tenía que ganar tres o cuatro combates muy duros, que generalmente se ganan y se pierden por fallos divididos”, explica Fabricio Nieva.
De los integrantes del sexteto elegido por el director técnico para buscar en suelo italiano el pasaje a París, tres perdieron en la primera ronda: Abraham Buonarrigo en 80 kilos (ante el noruego Mindaugas Gedminas), el porteño Luciano Amaya, de apenas 19 años, en 63,500 kilos (frente al azerí Tayfur Aliyev) y la santafesina Lorena Balbuena en 66 kilos (contra la kazaja Natalya Bogdanova).
Hasta la segunda ronda llegaron las bonaerenses Florencia López en 50 kilos y Sofía Robles en 54 kilos. Robles superó por no presentación a la alemana Ari Asya y luego cayó frente a la estadounidense Shera Mae Patricio. López venció a la mexicana Ingrid Gómez Galicia y sucumbió ante la japonesa Rinka Kinoshita. Quien más lejos llegó fue Ramón Quiroga: el capitán del seleccionado batió al kirguís Nurzhigit Dyushebaev y al guatemalteco Carlos Ramírez antes de perder con el puertorriqueño Juanma López de Jesús en los octavos de final de los 51 kilos.
“Quiroga estuvo muy cerca. Terminó perdiendo por fallo dividido un combate en el que tal vez nos equivocamos con la táctica en el primer round. Estuvo muy cerca. Luciano Amaya también hizo un muy buen combate que nosotros le habíamos visto ganar. Son peleas muy parejas con rivales de mucho nivel. Fuimos competitivos, pero no nos alcanzó”, lamenta Nieva.
Al pugilismo nacional le queda una chance más para catapultar a al menos un representante a los Juegos y así evitar que llegue a su fin un siglo de presencia olímpica ininterrumpida. Será en el Segundo Torneo de Clasificación Mundial, que se llevará a cabo entre el 23 de mayo y el 3 de junio en Bangkok (Tailandia) y que otorgará 51 plazas para París: 28 para hombres y 23 para mujeres (las nueve restantes -cinco para mujeres y cuatro para hombres- para completar los 248 participantes serán brindadas discrecionalmente por el COI)..
Con el objetivo de llegar en las mejores condiciones a ese certamen, el seleccionado se trasladará en abril a Brasil para trabajar con el combinado de ese país durante dos semanas. Quienes finalmente integren el equipo viajarán a Bangkok 10 o 15 días antes del inicio del clasificatorio. La conformación de la delegación estará condicionada por la cantidad de plazas de las que disponga Argentina y Nieva no descarta que haya cambios en el conformación para ese torneo, que se prevé complicadísimo por el nivel de oposición.
“Hay muchos boxeadores de primer nivel, candidatos a ganar una medalla en los Juegos, que aún no se han clasificado. Son competencias muy duras y hay que tener una cuota de suerte que todavía no hemos tenido”, explica el director técnico, quien aclara que “también hay que ajustar cosas para mejorar el rendimiento”. “Nos costó no haber tenido competencia desde los Juegos Panamericanos hasta el clasificatorio (de Italia). Tuvimos buenos campus, pero no combates. Eso quizás jugó en contra”, explica Nieva, quien, de todas formas, confía en que el trabajo dará frutos y el boxeo argentino dará el presente en Tokio.