La victoria 2 a 1 del seleccionado femenino de fútbol de Canadá sobre Nueva Zelanda en su debut en París 2024 quedó reducida casi a una anécdota. En estas horas, las campeonas olímpicas en Tokio 2020 están envueltas en una trama de espionaje que ya provocó la suspensión de su entrenadora, Beverly Priestman, y que la prensa canadiense define como «el mayor escándalo deportivo» en ese país «desde el doping del atleta Ben Johnson en los Juegos de Seúl 1988″.

Las norteamericanas se impusieron el jueves en el estadio Geoffroy-Guichard de Saint-Étienne con goles de Cloe Lacasse y Evelyne Viens (Mackenzie Barry había adelantado a las neozelandesas) en un partido del que se había hablado demasiado en la previa. En el banco canadiense no estuvo Priestman, sino su asistente principal, Andy Spence. Hasta entonces, su ausencia había sido presentada como una decisión de la entrenadora inglesa de 38 años para “mantener la deportividad”.

¿Qué había sucedido? Joseph Lombardi, asistente de video del cuerpo técnico canadiense, había sido pescado in fraganti por agentes de la Policía francesa el lunes mientras hacía volar un dron sobre el predio donde estaba entrenándose el seleccionado neozelandés. Al revisar el dispositivo, los agentes no solo hallaron imágenes de la sesión de práctica de ese día, sino también de la del viernes. Y en el teléfono de Lombardi se encontraron mensajes que había intercambiado con Jasmine Mander, asistente técnica de Priestman, que daban cuenta de su conocimiento de la tarea del espía.

Al conocerse el hecho, el Comité Olímpico Canadiense (COC) decidió el miércoles expulsar de su delegación a Lombardi y Mander. De todos modos, David Shoemaker, presidente del COC, consideró que Priestman “no estaba involucrada de ninguna manera y no tenía conocimiento de este incidente”. Por su parte, la Federación Canadiense de Fútbol, a través de un comunicado firmado por su presidente, Peter Augruso, y su secretario general, Kevin Blue, respaldó la decisión del COC, expresó su “inequívoca desaprobación” por los actos de espionaje y ofreció disculpas a la delegación neozelandesa.

“Canada Soccer siempre trató de priorizar la integridad y la competición justa, y entendemos que competir con honestidad es una expectativa básica para todos los canadienses. En este caso, no cumplimos esas expectativas y por ello ofrecemos disculpas”, señalaron Augruso y Blue, quienes anunciaron que se iniciaría una “revisión externa independiente” para esclarecer los sucesos.

En medio de un escándalo de espionaje, el seleccionado canadiense debutó en los Juegos con una victoria sobre Nueva Zelanda. Foto: Thaier Al-Sudani / Reuters.En medio de un escándalo de espionaje, el seleccionado canadiense debutó en los Juegos con una victoria sobre Nueva Zelanda. Foto: Thaier Al-Sudani / Reuters.

Ante la contundencia de los hechos, Priestman ensayó una defensa a medias. “De ninguna manera di instrucciones (para el espionaje). Pero independientemente de los detalles, en última instancia soy responsable de este equipo. Lo importante ahora es mirar hacia adelante y aceptar las sanciones. Esas acciones no representan los valores que defiende nuestro equipo”, afirmó la entrenadora, quien también se disculpó con el plantel neozelandés y anunció que no dirigiría a su seleccionado en el partido del jueves en Saint-Étienne.

Al parecer, la dichosa revisión externa independiente comenzó a arrojar resultados muy rápido. O, al menos, así lo sugieren los movimientos de la Federación Canadiense. “En las últimas 24 horas, llegó a nosotros información adicional sobre el uso previo de drones contra oponentes antes de los Juegos Olímpicos de París 2024. A la luz de estas nuevas revelaciones, Canadá Soccer tomó la decisión de suspender a la entrenadora Bev Priestman por el resto de los Juegos y hasta la finalización de nuestra revisión externa independiente recientemente anunciada”, anunció el jueves Kevin Blue. Y añadió que Andy Spence quedaría a cargo del combinado durante el resto del certamen olímpico.

También el presidente del COC, quien unas horas antes había defendido enfáticamente a Priestman, modificó su postura. “Es muy probable que ella supiera sobre el incidente aquí en Saint-Étienne”, admitió el jueves David Shoemaker, quien se manifestó indignado por la posibilidad de que estas prácticas de espionaje ya hubiesen sido utilizadas durante los Juegos de Tokio, en los que las canadienses obtuvieron la medalla de oro: “Me enferma pensar que pueda haber algo que ponga en duda uno de mis momentos olímpicos favoritos de la historia”.

Aquel equipo que logró el título en la capital japonesa (venció por penales a Suecia en la final) también era conducido por Priestman, quien dirige al seleccionado desde el 1 de noviembre de 2020 y tiene contrato hasta 2027 con la Federación Canadiense, para la cual ya había trabajado también entre julio de 2013 y junio de 2018 en distintas funciones, entre ellas como asistente del entrenador John Herdman.

Mientras el Comité Disciplinario de la FIFA ya avisó que iniciará una investigación por este hecho, el escándalo escaló hasta altos niveles del Gobierno que encabeza el primer ministro Justin Trudeau. “El equipo técnico de la selección femenina se pasó de la raya. Esto es completamente inaceptable. Los canadienses esperan mucho más de ustedes y los atletas se merecen algo mucho mejor”, se quejó Carla Qualtrough, ministra federal de Deportes y Actividad Física, a través de su cuenta de Twitter este viernes.

Si la situación ha adquirido esta dimensión en Canadá es porque hay indicios de que el espionaje no fue un hecho aislado ocurrido en estos días en territorio francés, sino una práctica sistemática utilizada por los cuerpos técnicos de los seleccionados de ese país desde hace años. De ello da cuenta una investigación publicada el jueves en el sitio web del canal The Sports Network, que cuenta con el testimonio de dos fuentes vinculadas a los equipos de entrenadores que prefirieron mantenerse en el anonimato por temor a represalias.

La investigación revela que miembros de los equipos técnicos de los seleccionados masculino y femenino (formal o informalmente vinculados a ellos) filmaron subrepticiamente durante años sesiones de entrenamiento a puertas cerradas de sus rivales. El informe da cuenta de estas prácticas al menos desde 2019 y señala que, en el caso del combinado femenino, se utilizaron durante los Juegos Olímpicos de Tokio y en el Mundial de Australia-Nueva Zelanda 2023.

“La mayoría de la gente lo considera una trampa, y lo es. Algunos de nuestros entrenadores lo ven como una ventaja competitiva y lo justifican diciendo que todo el mundo lo hace, lo cual no es cierto. No todo el mundo hace trampa y nosotros tampoco deberíamos hacerlo”, resaltó una de las fuentes citadas en el informe de The Sports Network.

Otra de las fuentes reveló que el espionaje era una tarea irrenunciable para los empleados de la Federación Canadiense. “En algunos casos, se llevó al límite a algunas personas y se les dijo: ‘Tenés que dar el 110% y esto es parte del trabajo. Si no te sentís cómodo, no tenés lugar en el equipo”, contó. Y añadió que un asistente contratado había perdido la oportunidad de acompañar al seleccionado femenino a Australia para el Mundial de 2023 por negarse a espiar a un equipo rival.



Fuente Clarin

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