La Copa Libertadores suele generar acciones repudiables. La pasión con la que el hincha vive un partido de instancias definitorias a veces cruza los límites. Este martes, horas antes de la revancha de la semifinal entre River y Atlético Mineiro, dos situaciones generaron confusión en la previa. Hubo tres detenidos por arrojar piedras a los ómnibus que trasladaban a los hinchas brasileños y el plantel conducido por Gabriel Milito discutió con la Policía de la Ciudad por demorar su traslado al estadio Monumental desde el hotel de concentración en el centro de la Ciudad de Buenos Aires.
Ambas acciones, según argumentaron fuentes del Ministerio de Seguridad, estuvieron relacionadas. Porque los primeros micros con fanáticos del Galo de Belo Horizonte fueron atacados a pedradas, sin generar heridos. Hubo tres detenidos, dos de ellos sobre la avenida Libertador y Roosevelt, y el restante en el cruce con Monroe.
A partir de esta situación, la Policía de la Ciudad tuvo que reforzar el operativo montado para el arribo del resto de la hinchada de Mineiro, que se había concentrado en el barrio de Puerto Madero para trasladarse en conjunto, y también al plantel que estaba alojado en el hotel Marriott, sobre la avenida 9 de Julio.
Allí se produjo la discusión entre los responsables de seguridad del conjunto de Belo Horizonte, sus dirigentes y los responsables de la Policía de la Ciudad, que hasta llegaron a armar una barricada para impedir que el micro saliera desde el hotel rumbo al Monumental.
Finalmente, con unos 15 minutos de demora, partieron rumbo al estadio, después que el presidente de Atlético Mineiro, Sergio Coelho, en persona tuvo que bajar al asfalto para pedir a los efectivos que les permitieran salir.
Un par de cuadras más adelante, volvieron a detener a los dos micros, en la zona de la plaza San Martín. «Sin seguridad, no hay partido», amenazó Coelho.