La polémica del Superclásico entre Boca y River en Córdoba sigue caliente, con la postura clara de la dirigencia del club de Núñez denunciando falencias en el VAR y un rumor que en las últimas horas comenzó a hacerse fuerte en la AFA, la alternativa de aplicar tecnología «Goal Line» en los tres partidos que quedan de la Copa de la Liga.

Esta herramienta fue incorporada hace una década por la FIFA y tuvo su debut en el Mundial 2014 que se disputó en Brasil. La casa madre del fútbol planetario no terminaba de decidirse por la modernización pero fue otra jugada muy discutida, un gol no cobrado de Frank Lampard para Inglaterra en Sudáfrica 2010, lo que sirvió como chispa para dar inicio a una serie de cambios que años después incluirían al VAR y más avances que se siguen viendo hasta el presente.

El sistema «Goal Line» que adoptaría la AFA para los partidos de semifinal y final de la Copa de la Liga es la misma que utiliza la Conmebol en sus distintas competiciones, y tuvo un papel protagónico hace poco en ocasión de un duelo entre Uruguay y Perú por Eliminatorias.

En marzo del año 2022, en plena disputa por ingresar al Mundial de Qatar, el combinado celeste recibió al incaico, dirigido en ese entonces por Ricardo Gareca, en el estadio Centenario de Montevideo. Sobre el final del partido, el arquero Rochet tomó una pelota y pareció meterse con ella dentro del arco, acción que hubiera significado el empate de la visita. Sin embargo, el VAR revisó la jugada y determinó que la pelota no había ingresado en su totalidad.

Esta visualización del arco con un plano amplio y desde distintos ángulos es posible gracias a la ubicación de cámaras en sectores especiales del estadio donde se disputa el partido, techos o luminarias. Su llegada al fútbol argentino está demorada por su costo pero también porque no todas las canchas del fútbol argentino están preparadas para su instalación, algo con lo que cuentan los escenarios donde se disputan Libertadores, Sudamericana o Eliminatorias.

“El sistema utiliza 14 cámaras de alta velocidad montadas en la pasarela del estadio o bajo el techo. Los datos de las cámaras se utilizan para crear una animación 3D para visualizar la decisión a los aficionados en la televisión y en la pantalla gigante dentro del estadio”, explica la FIFA en su sitio web.

El principal culpable del revuelo que generó la jugada del gol o no gol en el Kempes tiene nombre y apellido: Sergio Romero. El arquero, rápido de reflejos, salvó el gol arrojándose con su humanidad y pegando un manotazo que ni él se dio cuenta si había alcanzado su objetivo. «Lo más importante sería que el árbitro tenga el reloj», sugirió Chiquito.

El exarquero de la Selección Argentina hace referencia a la versión «premium» de esta tecnología, que incluye la alternativa de agregarle un chip a la pelota, que se comunica directamente con un reloj que porta el árbitro, y que le dice en forma inmediata si se marcó o no un gol. El espíritu de la FIFA es darle continuidad al juego y no depender de que sea el VAR quien tenga que revisar la jugada. Sin embargo, el costo económico que significa ese agregado es una inversión a la que no se le animan ni en el Primer Mundo.

La Premier League lleva la iniciativa en este tipo de controversias desde antes de la polémica protagonizada por Lampard, y en la temporada 2013/2014 comenzó a disputar sus partidos con el sistema también llamado Hawkeye, por el nombre de la empresa que lo desarrolla. En esa temporada, la compra de relojes, chips y cámaras significó un gasto total de 310 mil dólares para cada equipo, según publicó la BBC.

Por el contrario, un informe en los Países Bajos determinó que lo que se gana en términos de deportividad o justicia deportiva no se justifica si se parte de factores financieros.

“En la última temporada, en la Eredivisie, solo hubo cinco situaciones con duda de gol o no gol”, planteó en 2015 el ex árbitro Jan Wegereef. Y agregó: «Eso significa una vez cada sesenta juegos. Por lo tanto, un club que contrata la tecnología la usará una vez cada cuatro temporadas». Además, estiman que hay un 30 por ciento de chances de que se trate de un gol decisivo o en partidos determinantes, por lo que «sólo una vez cada doce años se justificaría su uso».

Ese es el argumento que exponen en España, la única de las cinco ligas más importantes de Europa donde no se utiliza la tecnología de la línea de gol. Javier Tebas, su titular, volvió a estar en el centro de las críticas esta semana tras una jugada curiosamente casi idéntica a la del Superclásico pero en el Clásico de ese país: no se cobró gol para Barcelona y terminó ganando el Real Madrid.

«No entiendo cómo no puede haber dinero para implementar la tecnología que tienen otras ligas», dijo el arquero Ter Stegen, del Barcelona, cuyo presidente amenazó con pedir que se repita el partido. Y agregó: «“Es vergonzoso para el fútbol. Hay mucho dinero en esta industria, pero no para lo importante».

Según estimaciones de la Cadena Ser en el arranque de la temporada, el desarrollo del sistema en España le hubiera demandado un desembolso de entre 3 y 4 millones de euros a LaLiga, la misma liga que busca recuperar el brillo de la era Messi vs Cristiano recibiendo estrellas de la talla de Kylian Mbappé pero que no se hace cargo de esos gastos «menores». De ahí las críticas a Tebas.

¿Será el turno del debut de la tecnología «Goal Line» en el fútbol argentino? A 48 horas de la polémica en Córdoba, en la AFA se encuentran envueltos en otra discusión todavía más caliente que determinar si una pelota entró o no: resolver cuándo y dónde se disputarán las semifinales de la Copa de la Liga.





Fuente Clarin

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