Hace 15 años, Maximiliano Benadía andaba en la bicicleta de BMX y José Torres Gil lo miraba con asombro. Ahora, en la Plaza de la Concordia, el que está del lado de afuera es él, celebrando cómo su pupilo asombra al mundo encima de la bici y se cuelga la medalla de oro en la disciplina freestyle de los Juegos Olímpicos de París 2024.
«Lo conozco desde nenito, desde que arrancó con la bici, a los 14 años. Él ya tenía una condición un poco más habilidosa que otros chicos. A eso le sumó la disciplina que tiene en el trabajo del deporte. Se levanta, hace gimnasio, bici. Si no va al gimnasio en bici, porque nos complica el tema de los vientos o la lluvia, lo toma como un día perdido, no lo toma como un día de descanso», contó el entrenador del campeón olímpico en una charla con periodistas argentinos entre los que estaba Clarín.
Benadía sabía que «el nivel entre los corredores era el mismo y cualquiera podía ganar». También que el francés Anthony Jeanjean no podía superar esa puntuación de 94.82 en su primera salida, con la que Maligno Torres Gil se encaminaba hacia la medalla dorada sin importar cuánto gritara el público local en la Plaza de la Concordia, una de las sedes más emblemáticas y bellas de París 2024.
«Yo ya sabía que no lo superaban, porque conozco la técnica y la dificultad de los trucos. El australiano, ponele, cuando sale en su segunda vuelta había arrancado tan fuerte que si la completaba, porque faltaban 40 segundos, era una vuelta que posiblemente podía superar ese puntaje. Pero el francés no. Después de la primera vuelta había bastante claridad en qué era lo que los jueces querían y qué había que superar para que se pudiera lograr pasarlo. Anthony no pudo, pero es buenísimo», repasó el representante de la Federación Argentina de BMX.
¿Por qué ganó un argentino que se entrena en el Kempes y no el campeón del último Mundial, el británico Kieran Reilly, medalla de plata, por ejemplo? «Maligno hizo la diferencia en las transferencias, cuando se transfiere de una rampa a otra, que no muchos hicieron eso. A eso le sumó altura y le sumó dificultad. También hizo la diferencia en los ingresos a la rampa, él es demasiado prolijo», evaluó Benadía, que contó que «los jueces evalúan en conjunto la altura, la dificultad, el ingreso a la rampa y cómo terminás tu minuto, porque no podés terminarlo antes; tenés que terminar tu minuto arriba de la bicicleta».
«Y el obtener un puntaje tan alto en su primera carrera, trabaja con la psicológica del otro oponente, porque ya salieron todos sabiendo que tenían que darlo todo para poder superar ese puntaje. Ese puntaje de 94 es muy alto en esta disciplina. Es difícil de superarlo. Todas las competencias salen con puntaje 93, 94, pero no mucho más de eso. Por eso, psicológicamente pasó que los otros riders empezaron a caerse, a no poder completar su línea y demás. Lo terminó beneficiando salir entre los primeros y que su primera vuelta fuera tan exitosa», precisó.
Si bien era consciente de que el Maligno «podía arriesgar algo más» en su segunda carrera, «ahí corrés el riesgo de caerte». «Es una combinación. Creo que hizo lo que queríamos. No estuvo por encima de su nivel. El nivel lo tiene así siempre, pero siempre pasa por una y otra circunstancia. Se lo merecía. Venimos trabajando mucho, y siempre por diversas circunstancias pasaba algo que no podíamos lograr el objetivo», resaltó.
«Todavía no caímos en el oro. Recién estoy tratando de bajar un poquito, en que la medalla es de oro. Sabíamos que podíamos lograr una medalla. Pero no imaginábamos el tope. En mi cabeza dije ‘vamos a darle con todo para una medalla de bronce y en Los Ángeles conseguir la de oro’. Y recién caigo en que tenemos que conseguir de nuevo la de oro dentro de cuatro años», concluyó.
El futuro: tener un parque cerrado y revalidar el título en Los Ángeles 2028
«El BMX es muy nuevo, ahora creo que todos van a conocer un poquito más el BMX y van a salir de que el BMX es la bici chiquitita que hace trucos», se ilusionó con una amplia sonrisa, al mejor estilo cordobés, Benadía cuando se le consultó por la segunda medalla dorada olímpica del ciclismo argentino, después de la de Juan Curuchet y Walter Pérez en Beijing 2008. «Creo que ahora va a cambiar toda la perspectiva del BMX, que ya es bastante profesional», sumó.
Consultado por el apoyo gubernamental, explicó: «En cuanto al apoyo no tenemos grandes dificultades, somos muy conservadores. Tenemos el Kempes para entrenar y tratamos de trabajar con lo que tenemos. Cuando hay viajes, trabajamos para que nos apoyen y tuvimos buena respuesta. Falta apoyo a los más chicos. Porque Maligno ya hizo su carrera y puede. Pero el que tiene 20 años no puede ir por todo en la bici porque tiene que trabajar; no hay forma de hacer su carrera sin sponsor privado».
«Pero un parque es indispensable -reforzó-. Antes de esta competencia, nos fuimos a Costa Rica ocho días antes porque teníamos un parque que tenía techo y era cerrado, que no nos condicionaba la lluvia ni el viento, que son los problemas que tenemos en nuestro parque. Sí ahora vamos a luchar por tener un parque cerrado y techado para entrenar en mejores condiciones».
«¿El futuro para José? -se preguntó- Todavía está para Los Angeles, ahora es trabajar para Los Angeles, no se para».