La velocista italiana Valentina Petrillo hizo historia este lunes al convertirse en la primera mujer transgénero en participar de unos Juegos Paralímpicos. En el día de su cumpleaños 51 compitió en los 400 metros clase T12 femenino y se clasificó a la semifinal número 2, donde finalmente quedó eliminada. «Nací como Fabrizio, pero en 2017 comencé mi transición y desde 2023 soy legalmente mujer”, acentuó.

«A partir de hoy no quiero oír nada más sobre discriminación, prejuicios contra las personas transgénero. Hay mucha gente que muere sólo por ser trans, hay gente que es asesinada por ser trans, hay gente que se suicida por ser trans y pierde su trabajo, o no está incluida en el deporte», propuso Petrillo al finalizar su primera carrera tanto en París como en un circuito femenino Paralímpico.

Sin embargo, su historia no comenzó con el atletismo. Antes de dar inicio a su cambio de género, participó como varón de la selección de futsal italiana y se condecoró con once títulos nacionales en paraatletismo. Su iniciativa de competir en la última modalidad mencionada nació durante su infancia. Cuando tenía seis años, vio por primera vez a su ídolo, Pietro Mennea, ganar los 200 metros masculinos en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980 y al instante supo que correr cambiaría su vida.

Sus verdaderos deseos frente a su género y el deporte que quería disfrutar fueron atravesados por dificultades en aquel momento: «Tuve el sueño de emular a Pietro, vestir la camiseta de la selección nacional, ir a los Juegos Olímpicos y ganar una medalla como él pero no era tan fácil porque, aparte de las cualidades necesarias, nací como un hombre en Nápoles, en un barrio peligroso, y yo me identificaba como mujer. Eso era un gran problema en un sitio conflictivo».

“Espero ser la primera de muchas”, deseó Valentina Petrillo.“Espero ser la primera de muchas”, deseó Valentina Petrillo.

En 2017, decidió dejar de ocultarse y aceptó que comenzaría a vivir de la manera en la que realmente se sentía; como una mujer. Dos años después, sorprendió con la noticia a su esposa, madre de sus dos hijos, y comenzó su cambio de género a través de una terapia hormonal.

En 2021, logró convertirse en elegible para competir en la categoría femenina bajo las regulaciones del Comité Paralímpico Internacional. La administración italiana determinó como finalizada su transición a mujer en 2023.

El tratamiento hormonal al que Petrillo se somete le permite dividir por cuatro su nivel de testosterona y, por lo tanto, cumplir con los valores normativos exigidos de cinco nanomoles por litro de sangre para que su participación Paralímpica pueda convertirse en un hecho.

Valentina Petrillo representando a Italia en los Juegos Paralímpicos de París. Valentina Petrillo representando a Italia en los Juegos Paralímpicos de París.

La sede de estos Juegos Paralímpicos significa mucho más que un espacio terrenal para Petrillo: allí fue donde, en 1988, le diagnosticaron la enfermedad de Stargardt. Esta dificultad ocular genética poco común conlleva a quienes la padecen a la pérdida progresiva de la visión, discapacidad que ahora mismo logra sobrellevar gracias al deporte adaptado. «En ese momento, hice un viaje desesperado para llegar a la Universidad de Créteil y reunirme con un experto, que finalmente le dio un nombre a la enfermedad», declaró sobre lo ocurrido a sus 14 años.

La velocista llegó a París para cumplir su sueño y debutó en los 400 metros clase T12 de invidentes. Luego de finalizar la carrera segunda con un tiempo de 58.35 segundos, comentó: «El atletismo siempre ha sido una válvula de escape para mí y me ha ayudado a mejorar mi autoestima en un entorno que también podría ser hostil para las personas discapacitadas. Correr me hace libre. Es lo único que me gusta hacer y lo hago con pasión. Siempre he corrido y hacerlo aquí, ahora, como mujer, me hace sentirme realizada. No puedo pedirle a la vida nada más que eso. No ha sido fácil pero lo he logrado».

Su participación generó polémica en las redes sociales al igual que, como hace tres años, lo hizo la levantadora de pesas neozelandesa Laurel Hubbard, y en estos últimos Juegos Olímpicos la boxeadora argelina Imane Khelif y la taiwanesa Lin Yu-ting. Frente al inminente ojo juzgador del público, la italiana mencionó: «Sé que me criticarán, que algunos no entenderán por qué hago esto, pero estoy aquí, luché durante años para conseguirlo y no tengo miedo. Ahora soy yo, me siento bien».



Fuente Clarin

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