Los pronósticos, esta vez, no fallaron. El favorito, los kiwis, los navegantes perfectos que primero diseñaron su barco volador de 75 pies y luego cambiaron las reglas de juego para inventar una America´s Cup hipergaláctica, se quedaron en las aguas de Barcelona por tercera vez consecutiva con el máximo trofeo del yachting global, con la Jarra de las Cien Guineas.

Inglaterra, que en 1851 organizó la primera competencia para celebrar la Exposición Universal del Londres, no pudo nunca ganar la America´s Cup y no pudo esta vez en Barcelona. Sir Ben Ainslie, el capitán del equipo británico, el máximo ganador de medallas olímpicas de la historia del yachting y el héroe nacional que puso de nuevo a Gran Bretaña en una final de la America´s Cup después de 60 años de espera, nada pudo hacer frente a la perfección neozelandesa.

Los kiwis ganaron con maestría al timón y una eficiencia inusual en el control de vuelo de los barcos voladores que compiten en esta copa. Peter Burling, el skipper del Emirates Team New Zealand y timonel de estribor, oro olímpico en la clase 49er en Río y que, en 2015, en Buenos Aires, sumó un campeonato del mundo más a los cinco que ha ganado en esa clase olímpica, hoy levantó su tercera America´s Cup. Como skipper, Dennis Connor tiene el récord con cuatro America´s Cup ganadas para Estados Unidos, pero Burling apenas tiene 33 años y será sin duda el skipper de la próxima defensa de la Jarra de las Cien Guineas. Nada ni nadie puede evitar que sea una leyenda en gestación.

En los nuevos barcos AC75 voladores, el que controla la largada tiene virtualmente ganada la regata. Y los kiwis vienen controlando todas las largadas. Foto Ian Roman/America's CupEn los nuevos barcos AC75 voladores, el que controla la largada tiene virtualmente ganada la regata. Y los kiwis vienen controlando todas las largadas. Foto Ian Roman/America’s Cup

Hoy la novena regata era una carrera para ganar o morir del lado británico. Los kiwis estaban a una victoria del título al que primero ganaba siente regatas, y las calmas anunciadas jugaban a favor del Team New Zealand. La comisión de regatas demoró casi una hora el inicio de la primera de dos eventuales carreras y cuando confirmó que el promedio de viento superaba los 6.5 nudos, kiwis e ingleses entraron a la prelargada con algo más de intensión de hacer daño al adversario que en las regatas del viernes. No se lastimaron y llegaron los dos con mucha velocidad y vientos claros a la línea de largada, para iniciar una regata mucho más peleada que lo que se había visto el día anterior.

INEOS Britannia corrió siempre desde atrás, por momentos 300 metros detrás de Team New Zealand, pero sin cometer los errores del viernes en la elección de los mejores vientos del campo de regatas. En la cuarta de seis etapas o “legs” se acercaron a pocos metros de los kiwis y por momentos pareció que habría décima regata. Ilusión de instantes que duró hasta que Peter Burling decidió acelerar: estrategia defensiva perfecta, control del adversario absoluto, vientos sucios con dedicatoria al barco inglés y nada más que hacer. A descorchar champagne del bueno en los festejos de la tercera America´s Cup consecutiva.

El único cruce del Emirates Team New Zealand por detrás de INEOS Britannia. Fue en la primera regata, pero de allí en más los kiwis dominaron todo el juego. Foto Ian Roman/Ricardo Pinto/America´s CupEl único cruce del Emirates Team New Zealand por detrás de INEOS Britannia. Fue en la primera regata, pero de allí en más los kiwis dominaron todo el juego. Foto Ian Roman/Ricardo Pinto/America´s Cup

El equipo de Nueva Zelanda, con derecho ganado a correr la final por ser el campeón anterior, participó en las Regatas Preliminares de agosto y luego en las etapas iniciales de la Louis Vuitton Cup de la que surge el challenger del campeón. Cómo invitados y en modo entrenamiento, ganaron todas las regatas que quisieron, a excepción de dos carreras contra el American Magic y el Luna Rossa. Llegaron a la finalísima, a la America´s Cup misma, como favoritos y, mucho peor para sus competidores británicos, agrandando temores por el tiempo que dedicaron a perfeccionar su barco y adaptarlo a las aguas complicadas de Barcelona, anunciando sin decirlo que cambiaban todo el pack de velas y con mucho tiempo para estudiar a sus adversarios. Y nada mejor que asustar antes de comenzar a mostrar las cartas. Ganaron así las cuatro primeras regatas sin dejar dudas que serían casi invencibles, y cuando perdieron la quinta y sexta regata apenas se inmutaron. Inglaterra peleó con buena garra y recuperó el aliento en esas dos regatas que sacó de la galera cuando el mar catalán se agitó el miércoles pasado y los kiwis, por primera vez en mucho tiempo, cometieron un error y no pudieron largar bien la quinta regata. Perdieron la sexta regata de la copa por un margen corto y luego ganaron la séptima y octava carreras en un paseo que resultó monótono. Hoy, en la novena regata, no dejaron dudas que entre el campeón y los dos equipos que podían ilusionarse con ganar la America´s Cup (INEOS Britannia y Luna Rossa Prada Pirelli), hay demasiada distancia.

La 37° America´s Cup llegó a Barcelona de forma imprevista, cuando el equipo neozelandés decidió no aprovechar la regla que dice que el campeón puede elegir donde realizar la defensa del título. Lo que era lógico, defender la copa en casa, fue ilógico al negarse a repetir en Auckland una defensa del título y así se inició un concurso internacional para ver qué gran ciudad del mundo se quedaba con la organización de la 37° America´s Cup. Arabia Saudí propuso a Jeddah como sede, pero, dicen, Estados Unidos no aceptó. Y no hay America´s Cup sin equipo americano. Barcelona puso sobre la mesa un plan irresistible y así las aguas de la Barceloneta se transformaron en campo de las espectaculares regatas los barcos voladores. Como casi nada se hace sin polémica en Cataluña, hubo bastante oposición y surgieron los grupos No a la America´s Cup, pero al final llegaron los seis equipos competidores y Barcelona, la ciudad del Mediterráneo en la que todo es posible, se transformó en sede del mayor evento mundial de yachting.

Se vienen días de expectativa hasta que el equipo ganador, Emirates Team New Zealand anuncie quién será el nuevo “Challenger of Record”, el primer club náutico del mundo que decida desafiar al campeón y, si aceptan, se ponga en marcha la 38° America´s Cup. Todo indica que serán nuevamente los británicos, el Royal Yacht Squadron de Cowes, en la Isla de Wight, quienes vuelvan a desafiar a los kiwis. Luna Rossa Prada Pirelli, el equipo de Patrizio Bertelli seguro volverá al agua porque tiene atragantada la America´s Cup desde que contrató en 1998 a Germán Frers para diseñar y construir en tiempo récord el primer Luna Rossa y desafiar al campeón (Nueva Zelanda, cuando no). Alinghi Red Bull, por Suiza, competirá sin dudas, así como los franceses de Orient-Express y, por supuesto, American Magic del New York Yacht Club. España tiene más ganas que nunca de sumarse a ese selecto grupo de países de la America´s Cup. Ya estuvo y quiere volver. Barcelona y, dicen, Valencia tal vez vuelvan a pelear por quedarse con la organización de la edición 38°, que el CEO del equipo kiwi, Grant Dalton desea mantener fuera de Nueva Zelanda.

Es tiempo de arriar las velas y poner las negociaciones a rumbo. La America´s Cup es un evento de cientos de millones de dólares que, sobre todo, tiene en las venas la mayor mística y tradición del planeta. No hay segundos, como le dijeron en 1851 a la Reina Victoria. Por eso los que ganan se convierten en semidioses y nada puede igualar el sabor de la victoria que hoy disfrutan los gigantes del Emirates Team New Zealand.



Fuente Clarin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *