En París 2024, los Gladiadores disputarán por cuarta edición consecutiva un torneo olímpico, extendiendo la racha que se inauguró en Londres 2012, la primera en la que estuvo presente el seleccionado masculino de handball. En esa cita de la capital británica hubo tres jugadores que volverán a defender la celeste y blanca en suelo francés. Uno de los integrantes de ese trío histórico es Federico Fernández, quien tendrá su cuarta experiencia en el evento más importante del deporte mundial, un récord que compartirá con Federico Pizarro (Diego Simonet, el tercer «sobreviviente» de los Juegos ingleses, se perdió Río 2016 por lesión) y que le llena el pecho de orgullo.
«Cuando era chico, ni siquiera pensaba que iba a llegar a jugar en la Selección. Imaginate disputar cuatro Juegos Olímpicos… Es algo increíble y que me da mucha satisfacción. Es resultado de todo el esfuerzo que hice durante mi vida, de haber dejado de lado un montón de cosas por el handball», comenta en charla con Clarín el nacido hace 34 años en San Fernando.
«Somos pocos los que tenemos tantos Juegos con la camiseta argentina. Fede (Pizarro), Facundo Conte y Luciano De Cecco (llegarán también a los cuatro), Luis Scola (estuvo en cinco)… Seguro me olvido de algunos, pero no somos tantos. Indudablemente, ser parte de un grupo muy chico de deportistas que fueron olímpicos tantas veces es algo muy lindo», continúa.
Este gran presente del handball argentino se inauguró en Guadalajara 2011, cuando Argentina venció a Brasil en una infartante final, consiguió su primer oro en unos Juegos Panamericanos y sacó boleto para Londres.
Fernández estuvo presente en aquella victoria inolvidable, que fue el puntapié inicial para lo que vino después: un crecimiento importante que derivó en otros dos títulos en los Juegos continentales (además de una plata) y cuatro presencias al hilo en citas olímpicas, contando la de París, en la que debutarán el sábado ante Noruega.
«Desde Guadalajara, solo me perdí un torneo de los más importantes (el Mundial de Polonia y Suecia 2023). Es una alegría poder haber estado en todo este proyecto, que sin duda fueron los mejores años del handball argentino. Y lo pude hacer gracias a apoyo de mi familia y mi mujer, y porque me cuidé. Dentro del amateurismo de este deporte, fui lo más profesional que pude«, afirma el extremo izquierdo.
«Lo más lindo es haber ayudado a dejar algo para los más chicos. Sea cual sea la semilla que hayamos plantado, hoy la gente mira el handball argentino y reconoce de mínima un esfuerzo de este equipo. Y eso es importante», dice.
Fernández destaca que ese gran crecimiento que experimentó el seleccionado argentino desde aquellos Juegos en suelo mexicano fue el producto de mucho trabajo y esfuerzo, porque «en Argentina, todo nos cuesta un poco más». Y ese es el legado que él quiere dejarle a las futuras generaciones de Gladiadores.
«Yo hice casi toda mi carrera deportiva en Argentina. Jugué solo tres años en Europa, pero sabía que quería vivir acá. Y en nuestro país el handball es amateur. Entonces lo tuve que codear siempre con mi trabajo y eso hizo que el esfuerzo para seguir jugando fuera mayor. Por ahí pienso que si hubiera hecho mi carrera en Europa, hubiera llegado ‘más lejos’ o jugado alguna copa europea, pero eso nunca me movilizó demasiado. Siempre mi objetivo fue ayudar a la Selección y creo que un poco le aporté», sostiene.
Fernández agrega: «Mi mentalidad fue siempre intentar renovarme, no quedarme. A pesar de los éxitos que podíamos tener en la Selección, siempre tratar de ser mejor. Entiendo que lo más importante es el esfuerzo, el trabajo y el respeto. Eso es lo que los más grandes -Diego (Simonet), Fede Pizarro, Juancito Bar, algunos más y yo- intentamos transmitirles a los más chicos».
¿A qué se refiere Federico? «Siempre hacer todo a conciencia, sabiendo que para los argentinos las cosas son más difíciles de lo que son para jugadores de otros países -explica-. Hoy tenemos un montón de chicos jugando afuera de forma profesional y por ahí se acostumbran a una profesionalización que no existe acá. Ojalá el handball argentino vaya para ese lado, pero hoy todavía no está. A veces las cosas son complicadas y entonces hay que intentar tener paciencia y trabajar para que al final el handball siga creciendo».
Comenzó a jugar a los 6 años siguiendo los pasos de su papá Elio, compartió cancha y equipo más de una vez con sus hermanos Sebastián y Juan Pablo y es ídolo de UNLu. Con tantos años en el seleccionado y toda una vida en este deporte, Fernández es voz autorizada para analizar el presente del handball nacional. Y aunque celebra lo mucho que se avanzó en los últimos años, se ilusiona con que siga el crecimiento.
«Cuando ganamos el oro en Guadalajara, pensar que Argentina podía jugar cuatro Juegos Olímpicos era una utopía. Hay que disfrutarlo, pero no normalizarlo. El nivel del handball argentino subió un montón. En cuanto a infraestructura hemos crecido mucho. En mis trece años de selección, yo vi que creció diez escalones, pero todas las naciones crecieron así. Entonces la brecha con los mejores sigue siendo grande. Si miramos a Francia, que es hoy el mejor equipo, estamos más cerca de ganarle ahora que hace 12 años, pero en cuanto a infraestructura estamos todavía lejos. No nos podemos comparar», reflexiona.
«A mí me gusta siempre mirar para adelante, no quedarme en el pasado, y creo que todavía tiene que crecer un montón. Yo tengo la suerte de que me voy a ir jugando cuatro Juegos Olímpicos, pero no es algo natural. Nunca había pasado que el handball argentino esté en cuatro Juegos», agrega.
Y cierra: «Hay que trabajar mucho para que las condiciones sigan subiendo año a año y que esto se convierta en algo normal. Para que el handball nunca más falte en una cita olímpica. Y eso se logra subiendo el nivel de todos».
A romper una nueva barrera
Con tres participaciones olímpicas en la espalda, los Gladiadores, que consiguieron el cupo al ganar el oro panamericano en Santiago 2023, irán a París con el sueño de romper una nueva barrera.
El primer objetivo será superar la fase de grupos en unos Juegos por primera vez, de la mano de un plantel que mezcla la experiencia de nombres con mucho recorrido y la frescura de otros que tendrán su primera o segunda experiencia en este nivel y que llevará como bandera esa garra que siempre caracterizó al equipo.
«Los argentinos somos un poco así, luchadores. Pero el handball acá es muy amateur. Todos entrenamos de chicos en canchas que no estaban en buenas condiciones. Siempre venimos desde abajo, humildes. Y si no dejamos todo, no podemos ganarle a nadie. Por eso creo que nos caracteriza la lucha y la entrega y por eso tenemos los resultados que a veces tenemos», reflexiona Nicolás Bono, uno de los que tendrá su debut olímpico en la capital francesa.
«Me acuerdo de Guadalajara. Era chiquito, lo miré por televisión y me emocioné mucho. Jugaba ya, estaba enganchado con el handball, y el sueño y el objetivo era jugar en la Selección, pero nunca me imaginé que iba a jugar en unos Juegos Olímpicos», agrega el central de 26 años.
«Diego, Fede Pizarro y Fede Fernández son unos cracks. De chico los seguía. Pero ahora los veo como mis pares. En el grupo somos todos iguales, aunque ellos nos hablan, nos aconsejan y nos sacan un poco la presión», dice.
«Es un grupo que está intentando encontrar ese equilibrio entre experiencia y juventud, pero creo hay un buen complemento entre esas dos cosas y es un plantel muy unido. Llegamos a París en un buen momento, con varios chicos con mucho recorrido y mucha madurez y otros más jóvenes como yo, que traen la energía y la intensidad de los más jóvenes. Y con esa garra que es un poco esa cultura de los Gladiadores», comenta Pedro Martínez, de 24 años.
También central, el porteño ya tuvo su primera experiencia olímpica en la pasada edición, en la que el equipo finalizó 12°. Y se quedó con ganas de más.
«Volví de Tokio y lo único que tenía en la cabeza era que quería ir a otros Juegos Olímpicos. La vida me dio otra oportunidad y quiero disfrutar cada momento, cada partido, porque puede ser el último. El trabajo que hice y que hizo todo el equipo para meter al handball argentino en unos cuartos Juegos fue grande. Esto es un premio. El seleccionado ya tuvo tres, que nos hicieron ver lo que es disputar este tipo de eventos. Ahora vamos por un poco más, a competir y a buscar el diploma olímpico. Tenemos que dar nuestra mejor versión: quizás alcance, quizás no», afirma.
Los Gladiadores integrarán en la primera fase el Grupo B con Noruega, rival del debut (el sábado a las 11 de Argentina), Hungría (el lunes 29), Dinamarca (el miércoles 31), Francia (el viernes 2 de agosto) y Egipto (el domingo 4 de agosto). Los primeros cuatro de cada una de las dos zonas avanzarán a cuartos.
«Nos tocó un grupo muy difícil, pero tocara lo que tocara, iba a ser muy difícil. Lo vamos a asumir con mucha responsabilidad. Queremos llegar lo más lejos posible, así que vamos a tener que jugar una fase de grupos super intensa para cumplir el objetivo. El grupo está super unido. Los más grandes nos transmiten siempre sus experiencias y las ganas de trabajar y los que nos vamos sumando, llegamos con alegría y entusiasmo. La energía se va renovando y nos motiva a querer ser cada vez mejores», comenta Gastón Mouriño, otro que tuvo su bautismo en Tokio.
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— Sel. Argentina Handball 🇦🇷 (@CAHandball) June 7, 2024
«En los Juegos anteriores me sentía mucho más nervioso, más ansioso, con muchas más sensaciones. Hoy llego con un punto de madurez alto, lo llevo con muchas ganas, pero con calma y tranquilo. Pensar que es la cuarta participación argentina nos llena de orgullo, porque llegar acá es algo muy difícil», continúa el pivote de 29 años.
«Tener jugadores jóvenes es importante porque le dan una cuota de frescura al equipo, pero los experimentados pueden ayudar a mantener la cabeza fría en los momentos definitorios. Y este equipo tiene un poco de las dos cosas. Hoy la base de jugadores de la Selección es mucho más grande que hace cinco o seis años. Y es todo mérito de Guillermo Milano (el entrenador), porque fue él quien fomentó el recambio», analiza Federico Fernández.
Y cierra: «Francia y Dinamarca son rivales casi imposibles para nosotros. Por ahí los partidos a ganar son los de Noruega, Hungría y Egipto. Todos los equipos del grupo están al menos un poquito por encima de nuestro nivel. Nosotros tenemos que hacer lo mejor posible. Y sea cuando sea que termine esto, incluso si nos vamos vacíos, yo el menos voy a estar contento. Porque si con el cien por ciento no nos alcanzó, tendremos que hacer algo para prepararnos al 200 por ciento».