El papa León XIV recibió este martes al plantel del Napoli, flamante campeón del fútbol italiano y bromeó sobre los dichos de la prensa sobre qué colores defiende la máxima autoridad del Vaticano.
«Tal vez no querían aplaudir porque en la prensa se dice que soy romanista«, dijo al ingresar al gran salón donde se llevan a cabo las audiencias. En Estados Unidos, su país natal, se discute si es fanático de los Chicago Cubs o de los White Sox. En Italia, el debate es similar, pero alrededor del fútbol.
El 8 de mayo, día de su elección, tanto Lazio como Roma celebraron que el humo blanco haya sido por él, pero no se lo adjudicaron como «tiffosi», como sí hicieron los equipos de baseball.
La broma, festejada, fue dirigida al plantel del Nápoli, que el pasado viernes se consagró campeón de la Serie A en el ex estadio San Paolo, hoy llamado Diego Armando Maradona.
El Inter de Lautaro Martínez y Javier Zanetti peleaba con el Nápoli el campeonato, pero la suerte no le sonrío al equipo del norte de Italia. Finalmente, fue el conjunto presidido por Aurelio De Laurentiis, el primero en ser recibido por el Pontífice desde que asumió el pasado 10 de mayo. El Bolonia, campeón de la Copa Italia días antes que el Nápoli, no acudió al Vaticano. En cambio, León XIV sí había recibido al italiano Jannik Sinner, número 1 del mundo en tenis.
El Papa se sentó y felicitó protocolarmente a «Gio» Simeone, Antonio Conte y el resto de los futbolistas que repitieron lo logrado en la temporada 2022/23 y la 1986/87 y 1989/90, con Maradona como héroe eterno de la ciudad sureña.
«Pero bienvenidos», dijo León XIV al iniciar la parte más formal del encuentro. «Felicidades por la victoria del campeonato. Es una gran fiesta para la ciudad de Nápoles«, añadió.
Según reportó Vatican News, el Santo Padre destacó el trabajo en equipo. “Ganar el campeonato es un logro al final de un largo camino, en el que lo que más cuenta no es la hazaña de una vez, o la prestación extraordinaria de un campeón. El campeonato lo gana el equipo«, aseguró.
Luego, reflexionó sobre los riesgos que implica que el deporte se convierta en un negocio, en tiempos en los que el fútbol se encuentra en el top 10 de los más redituables del mundo.
“Desgraciadamente – remarcó– cuando el deporte se convierte en negocio, corre el riesgo de perder los valores que lo hacen educativo, e incluso puede llegar a ser deseducativo. Es algo sobre lo que hay que estar alerta, especialmente cuando se trata con los adolescentes”.
Luego de sus palabras, De Laurentiis se acercó a Robert Francis Prevost y le regaló un número 10 blanco, con fondo celeste, como si fuera parte de una camiseta autografiada y enmarcada, con la inscripción «Papa Leone XIV» sobre la icónica cifra.
«Porque usted es un número 10, es un gran atacante», le dijo el dirigente napolitano al Papa, nuevamente entre risas y dando una segunda explicación sobre por qué ese dorsal y no otro.
En Nápoli, aquel 10 hasta hizo a un lado San Gennaro, santo de la ciudad.