«Bienvenido a casa». Con esas palabras, las cuentas oficiales de la Roma anunciaron a Claudio Ranieri como nuevo entrenador del club, a la que dirigirá por tercera vez en su vasta carrera profesional y a la que llega para apagar el «incendio» que atraviesa el equipo «giallorosso», que por tercera vez también en esta temporada cambio de timonel.
«Un hueso duro de roer. Por eso me llamaron», fue la definición a la que apeló el técnico de 73 años al confirmar en diálogo con ANSA la noticia que circulaba desde hacía algunas horas en relación con el acuerdo alcanzado tras las negociaciones que mantuvo en Londres con el grupo Friedkin, propietario del club italiano.
«Estamos llegando», agregó Ranieri aludiendo a su regreso a la «Ciudad Eterna» para entrenar a una Roma a la que en su primera etapa entre 2009 y 2011 condujo al subcampeonato en la Serie A en la primera temporada y a la que retornó en 2018-19, sin poder repetir aquella experiencia que ahora buscará repetir para confirmar que, como suele decirse, «la tercera es la vencida».
En su primer paso por la Roma, Ranieri había reemplazado a Luciano Spalletti, hoy técnico de la selección «azzurra» y quien en 2022-23 conquistó el «scudetto» como conductor del Napoli, mientras que en la segunda sustituyó en el cargo a Eusebio Di Francesco, actual técnico del Venezia.
Esta vez será para cubrir la vacante que dejó el despido el croata Ivan Juric tras la derrota por 3-2 frente al Bologna en el Olímpico que puso fin a un ciclo iniciado en septiembre tras la salida de Daniele De Rossi y en el cual Roma sumó cuatro triunfos (Udinese, Venezia, Torino y Dínamo Kiev, este último en la Europa League) en 12 partidos, de los cuales perdió cinco y empato tres.
Enfundado en un suéter de color gris y con una sonrisa en el rostro, Ranieri abordó el vuelo y se ubicó en el asiento número cuatro, el puesto al que espera llevar al equipo «giallorosso» que hoy marcha duodécimo en el campeonato con 13 unidades, a cuatro de la zona de descenso, aunque cinco equipos entre ambos.
La idea es lograr la clasificación a la próxima Champions que por muy poco se le escapó a la Roma que entrenaba De Rossi en el pasado torneo, por culpa de un Bologna que terminaría siendo la revelación del certamen, espina que intentará sacarse en este de la mano de un Ranieri que admite: «Cuando la Roma me llama, no puedo decir que no».
Cuando todos lo daban por «pensionado», luego de haber salvado al Cagliari en la pasada temporada del descenso, Ranieri vuelve al ruedo apenas seis meses después tras haber firmado un contrato hasta el final de la actual temporada. Después, el 30 de junio de 2025, debería convertirse en dirigente del club al que previamente intentará sacar de la crisis que atraviesa.
Los fanáticos celebran en las redes la vuelta de una figura que tiene espalda para capear el temporal y que terminó superando en la elección a otros candidatos que tardaron en decirse o directamente rechazaron el convite, entre ellos Roberto Mancini, ex DT de la «azzurra» apenas desvinculado de la selección de Arabia Saudita.
Otro técnico de un combinado nacional apuntado fue Vincenzo Montella, ex goleador «giallorosso» que integró aquel plantel que celebró el «scudetto» en 2001 y que hoy dirige al seleccionado de Turquía, razón por la cual se hubiera visto obligado a pagarle una indemnización a la federación de ese país por la rescisión anticipada del vínculo.
Roma terminó apostando por un «viejo» conocido y a la enorme experiencia del DT que se consagró campeón de la Premier League con Leicester en 2016, tras haber logrado la Copa y la Supercopa de Italia con Fiorentina en 1996 y la Copa del Rey (1999), la Copa Intertoto (1998) y la Supercopa de Europa (2004) con Valencia.
Elegido como el mejor técnico del mundo en 2016 por la FIFA, que le entregó el premio «The Best», Ranieri supo entrenar también a Napoli, Atlético Madrid, Chelsea, Parma, Juventus, Inter, Mónaco, Nantes, Fulham, Sampdoria y Watford, entre otros.
Mañana conducirá su primer entrenamiento con un plantel de Roma que cuenta con los campeones mundiales argentinos Paulo Dybala y Leandro Paredes, con su compatriota Matías Soulé, y con el alemán Mats Hummels y capitaneado por Lorenzo Pellegrini, dos de los marginados por Juric.
«En Roma yo era muy feliz hasta que se fue De Rossi. Veremos qué sucede ahora», afirmó Paredes, con poco rodaje tras el arribo de Juric, en declaraciones realizadas desde la concentración de la selección «albiceleste», que se apresta para visitar a Paraguay y para recibir a Perú en las últimas dos fechas del año en eliminatorias mundialistas.
Ranieri deberá aprovechar el receso por esa doble fecha FIFA para empezar a darle su impronta al equipo, que en la reanudación visitará al Napoli, líder del campeonato, chocará con Tottenham Hotspur en la Europa League, y luego recibirá a Atalanta, duelos que pondrán a prueba a una necesitada de un golpe de timón para enderezar el rumbo y arribar a buen puerto.
Casi a modo de presagio, Rosella Sensi, ex presidenta de la Roma, advertía horas antes de conocer la noticia: «Ranieri es un gran entrenador, un gran profesional y conoce bien Roma y a la Roma. Tiene una gran sensibilidad y espero que pueda comprender rápidamente qué está sucediendo con el plantel y nos ayude a resolverlo».
La llegada de Ranieri, según Sensi, ayudará a aquietar las aguas tras lo que definió como «la traumática salida de De Rossi» y será bien recibida por los aficionados, decepcionados por la opaca campaña del equipo que cayó el pasado fin de semana con Bologna y no levanta cabeza.
A pesar de todo, «el fanático de la Roma nunca abandona al equipo, ni siquiera cuando esta desilusionado», recordó Sensi, integrante de una familia histórica en el club del cual, dijo, espera no se vaya en enero el astro argentino Paulo Dybala, como algunos anticipan.
«Ojalá que se quede porque, si se va, se haría un daño a sí mismo», afirmó sobre la «Joya», que en el anterior mercado de pases rechazó una oferta millonaria para quedarse en la Roma, que hoy apuesta por la resurrección con el arribo de Ranieri.