Una bala de plata menos. El presidente ídolo de Boca, Juan Román Riquelme, por primera vez en su vida escuchó cómo un grupo de hinchas pedía que se fuera “a la puta que lo parió”. Fue cuando el equipo que ahora conduce Mariano Herrón tropezaba en el campo de juego ante un tibio Lanús.

Román, que tiró el cinturón de campeón arriba del ring para hacerse cargo del club de sus amores, ahora recibe el castigo ingrato de un sector de la Bombonera que por primera vez se permite cuestionarlo. Y la grieta queda instalada, porque después del triunfo en los penales tras el magro 0-0 en los 90, desde la segunda bandeja, donde se ubica La 12, los insultos son para “los plateístas”.

La bala entró, es evidente. No parece casualidad el crudo ataque el máximo ídolo y máximo responsable del club sufrió en la semana. Le dijeron “negro ignorante” y catalogaron su gestión de “paupérrima”. Y el discurso de odio hizo mella en los abonados, que están hastiados de ver a un equipo que por momentos parece que se autoboicotea. Es cierto que Riquelme y su Consejo de Fútbol tendrán que dar respuestas a los socios e hinchas del club que están perdiendo la paciencia y este sábado amenazaron con una “pueblada”: ¿qué hubiera pasado si era derrota en los penales, como pasó ante Alianza Lima? La clasificación a cuartos de final amainó un poco las aguas y al final hubo festejo. Pero la histeria y la bronca ya están instaladas.

Mucho se juega Riquelme en la próxima instancia y el rival -se sospecha- será mucho más exigente. Y es cierto que Román ya no juega, pero también es verdad que a Carlos Palacios y a Alan Velasco los eligió él, y por ahora el chileno y el ex Independiente -el refuerzo de los 10 millones de dólares- no contagian más que impaciencia. Lo mismo pasa con la elección de los entrenadores (ya son siete desde que es dirigente) y con el intempestivo despido de Fernando Gago. Una muestra de cómo despedazar un proyecto con un equipo que marchaba puntero, más allá si la decisión final fue correcta o no, porqueGago estaba sentenciado desde la eliminación en la fase 2 del repechaje por intentar entrar a la Copa Libertadores. Casi nada queda del Boca que hilvanó triunfos y se acomodó líder de la Zona A, hasta el golpe en el Superclásico ante un River sin brillo.

Riquelme está para tomar decisiones y no le tiembla la muñeca para ejecutarlas. Es que últimamente parece acumular más errores que aciertos y como los resultados no acompañan era apenas cuestión de tiempo para que la bala le entrara. Nada borrará sus hazañas como futbolista, pero la historia como presidente se está escribiendo. Y ahora que está herido deberá repensar cómo hacer para volver a enamorar a la gente. Román, criado en la villa San Jorge de Don Torcuato y sin formación académica, ocupa un puesto de mucho poder y eso molesta, pero al mismo tiempo: ¿quién mejor para estar al frente del Consejo de Fútbol? El problema es que no le están quedando más de sus balas de plata.





Fuente Clarin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *