Para ser tenista de elite hay que ser una jugadora completa. No vale tener puntos débiles. Basta perder eficacia para con un tiro para empezar a sufrir adentro de una cancha. Si lo sabrá Coco Gauff, que desde hace meses viene teniendo dificultades con su servicio, una de las armas más importantes en este deporte, y no parece encontrarle la vuelta a un problema que le acaba de costar una dolorosa eliminación en los octavos de final del US Open.
La estadounidense cometió 19 doble faltas en el duelo que perdió por 6-3, 4-6 y 6-3 con su compatriota Emma Navarro, que la había doblegado en la misma ronda en Wimbledon hace algo más de un mes. Tan poco confiable es su servicio, que cuando estaba por sacar 3-5 abajo en el tercer set, ya había en la parte más baja de la tribuna un grupo de niños con pelotas de tenis esperando el final inminente para conseguir algún autógrafo de las protagonistas. El público tenía muy poca confianza en que la campeona defensora iba a ganar el game y estirar el encuentro. Y finalmente tuvo razón.
La derrota dejó a Gauff sin chances de defender el título y la hará descender ahora del tercero al quinto escalón del ranking. Poco después, la norteamericana reconoció que, de haber jugado mejor con su saque, el resultado podría haber sido distinto y aseguró que no descarta buscar la ayuda de un entrenador biomecánico.
«En general, creo que he jugado bien. Mental y emocionalmente lo di todo. Simplemente no estuve bien con mi saque y esa fue la mayor diferencia. Demasiados puntos gratuitos con mi servicio. Creo que si hubiera sacado mejor, habría sido otra la historia para mí», reflexionó Gauff.
No solo las doble faltas -17 más de las que sumó su rival- fueron una pesadilla para la nacida en Delray Beach hace 20 años. Durante las más de dos horas de juego, apenas metió el 47 por ciento de sus primeros saques (47 de 102) y terminó doblegándose ante la presión de Navarro, quien supo aprovechar ese punto flojo en el juego de la ex número dos del mundo.
Coco Gauff’s first serve is so shaky that kids are already coming down to get tennis balls signed at 5-3 😂
(Spoiler: She did get broken for the match) pic.twitter.com/xaoMZfwmn6— Sideline Films (@SidelineFilmz) September 1, 2024
«Creo que a veces es más una cuestión emocional y mental, porque si salgo a la pista de entrenamiento ahora mismo, haría 30 saques seguidos. Lo he hecho antes. Así que creo que es una especie de obstáculo mental que tengo que superar», analizó Gauff.
Sus palabras hicieron acordar a las de Guillermo Coria, un talento extraordinario que siempre padeció su saque, sobre todo tras una operación en el hombro derecho que se realizó en 2004.
En 2006, tras un partido en Barcelona en el que cometió 14 doble faltas, el Mago aseguró: «Es un problema de confianza. Cuando uno comete dos o tres doble faltas, se pone tenso y así es imposible. No es que se me haya olvidado sacar. En los entrenamientos, cuando uno está más suelto y relajado, saco increíble, así que ahora me falta salir a la cancha, relajarme y sacar bien».
El santafesino -que llegó a sacar de abajo en algunos encuentros cuando el servicio no le respondía- terminó retirándose en 2009, tras haber alcanzado el tercer escalón del ranking, ganado nueve títulos y jugado la final de Roland Garros en 2004. Los problemas con ese tiro -que intentó solucionar hasta buscando una nueva técnica de ejecución- pesaron a la hora de tomar la decisión de colgar la raqueta, ya que nunca terminó de dominarlo y eso le fue desgastando la confianza y la cabeza.
Gauff aseguró que, más allá de lo mental, siente que hay algo que mejorar en su técnica de saque, algo que necesita corregir.
«Hay cosas que, en términos de ejecución, quisiera mejorar. Me gustaría sacar mejor. Suelo caer mucho sobre mi lado izquierdo con el servicio y soy consciente de ello. Pero es difícil encontrar tiempo para arreglar algo cuando se es una jugadora de elite en un año olímpico», comentó.
Y se mostró abierta a la idea de incorporar a su equipo un entrenador biomecánico para tratar de corregir su ejecución, como hizo hace unos años Aryna Sabalenka.
La bielorrusa protagonizó una dura situación en el WTA de Adelaida en enero de 2022, cuando cometió 21 doble faltas (y 61 errores no forzados) y perdió 7-5, 1-6 y 5-7 ante Rebecca Peterson, 93ª del ranking. Se quebró en la cancha y se fue llorando al vestuario después de la derrota.
Tras meses sin poder mejorar ese tiro, la número dos del mundo acudió a Gavin MacMillan, un ex jugador estadounidense que apenas llegó a ser 1.132 del mundo y que, tras retirarse, se dedicó a observar la técnica de los mejores del mundo para entender qué los hace mejores que el resto y se convirtió en un experto en biomecánica.
Con la ayuda de MacMillan, Sabalenka transformó su servicio. Pasó de un promedio de 25 malos saques por partido a menos de 10. En todo el 2022 sumó 428 doble faltas; al año siguiente, bajó a 285; y en lo que va de este 2024, lleva solo 154. Y con su nuevo juego, conquistó dos títulos consecutivos en el Australian Open, en 2023 y en la pasada edición.
«He cambiado completamente el movimiento. Antes intentaba pegarle a la pelota muy fuerte sin revoluciones, ahora no busco aces, trato de colocar los saques y empezar a jugar el punto», explicó hace un tiempo.
Gauff lleva en lo que va de este año 277 doble faltas, 58 más que las que cometió en todo el 2023. Y no tuvo problemas en reconocer que quizás necesite una mano de un coach como el que ayudó a la bielorrusa.
«Definitivamente quiero conocer otras opiniones. Creo que es un tema mental. Pero seguramente voy a mirar otras cosas porque no quiero perder partidos así nunca más», reflexionó la estadounidense tras la dura derrota que la dejó afuera del último Grand Slam del año.