Se trata de una de las fotos más icónicas, sino la más icónica, que dejarán los Juegos Olímpicos de París 2024: Rebeca Andrade, la gimnasta que tuvo su gran premio con la medalla de oro en la prueba de suelo, caminó en el Bercy Arena hacia lo más alto del podio mientras el mito Simone Biles y su compañera estadounidense Jordan Chiles, plata y bronce respectivamente, se reverenciaban ante quien había logrado un rato antes situarse como la deportista más condecorada de la historia olímpica de Brasil, superando a los regatistas Robert Scheidt y Torben Grael.

Fue la sexta presea para la deportista, de 25 años, nacida en Guarulhos, en las afueras de San Pablo, tras recibir una puntuación de 14.166 para superar los 14.133 de Biles. “Estoy muy contenta y orgullosa de lo que hice”, aseguró Andrade. “La gimnasia no es un deporte fácil. Nos entrenamos mucho para esto, repeticiones, fallos y a veces no logramos lo que buscamos”, completó.

Foto: REUTERS/Hannah MckayFoto: REUTERS/Hannah Mckay

“Me encanta Rebeca, es increíble», señaló Biles, que tuvo su jornada más humana al caerse de la viga y luego salirse dos veces de la zona de ejecución en suelo. «Es tan asombrosa, una reina, era un podio completamente de raza negra, así que fue muy emocionante para nosotras y luego Jordan dijo ‘¿deberíamos inclinarnos ante ella?’ y yo dije ‘por supuesto’, por eso lo hicimos”, explicó.

¿Y qué le pareció a Andrade? “Muy simpático de su parte. Son las mejores atletas del mundo. Lo que hicieron es algo que aprecio muchísimo. Me sentí honrada. Lo cierto es que siempre nos estamos apoyando. Somos conscientes de lo difícil que es participar en unos Juegos Olímpicos», remarcó.

Fue la cuarta vez en París 2024 que la brasileña se subió al podio, otro récord para su país, y justo después de haber fallado en la final de viga, menos de una hora antes. Ganó el bronce por equipos, plata en all-around individual -que repitió respecto de Tokio 2020- y salto, además de la dorada de este lunes. En Tokio 2020, en tanto, también había obtenido el oro en salto. Además, ya era la gimnasta más condecorada de la historia brasileña, porque además suma nueve podios en Campeonatos del Mundo (tres oros, cuatro platas y dos bronces).

En lo económico, obtuvo 56.000 reales por el bronce por equipos, por las dos plateadas sumó 420.000 reales y por la dorada obtuvo 350.000 reales. En total, 145.000 dólares.

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Se trata de unas marcas impensadas en 2019, cuando se sometió a su tercera operación por rotura de ligamentos de rodilla. Nada, de todas formas, que pudiese desalentar a una joven acostumbrada a sobreponerse a todas las contrariedades desde que entró por primera vez a un gimnasio, a los 4 años de edad, gracias a un proyecto social de la alcaldía de Guarulhos.

De hecho, sus dolencias la obligarán a competir solo en las pruebas de aparatos y no en el all around. «El suelo consume. Cada vez que vuelve a trabajar en el escenario, siente dolor. Y eso es lo que ella ya no quiere. No es sólo fatiga física, te duele la rodilla, te duele el tendón. Este dispositivo exige más. Lo sé, veo cómo está, cómo sufre», afirmó su entrenador Francisco Porath.

Daianinha de Guarulhos

Ya en su primer día se ganó el apodo de Daianinha de Guarulhos, en alusión a Daiane dos Santos, la gimnasta brasileña que logró 9 medallas de oro en campeonatos mundiales entre 2003 y 2006.

Con una madre que trabajaba de empleada doméstica y estaba al frente de un hogar de ocho hijos, Rebeca se vio obligada a suspender sus entrenamientos «cuando el dinero apretaba». Pero sus entrenadores, que vieron todo su potencial, se organizaron para llevarla hasta el gimnasio. A los 9 años, fue a entrenarse durante un año en Curitiba y un año más tarde fichó por el Flamengo de Río de Janeiro.

«Siempre vi mi historia como un proceso de superación porque pasé por cosas muy difíciles», rememoró alguna vez.

En 2012, con apenas 13 años, ganó el Trofeo Brasil de Gimnasia Artística, superando a leyendas como Daniele Hypólito o Jade Barbosa, en su primer campeonato como profesional.«Fue entonces que mi nombre empezó a ser más conocido», recordó.

Pero en lo más duro de un proceso lleno de incertidumbre por sus lesiones, una tal Simone Biles, por entonces ya reina de la gimnasia, le dijo durante los Mundiales de 2018 que no desistiera, que tenía talento.

«Yo estaba sentada, ella estaba pasando y, de la nada, se sentó a mi lado y me dijo eso. Me puse superfeliz, y me dije: ‘Dios mío, la mejor del mundo me ha dicho que no desista. Ahora seguro que no voy a desistir'», contó a TV Globo.

Cuando termine su carrera, Rebeca quiere dedicarse a las artes escénicas. «Creo que tengo un lado artístico y me irá bien», dijo en 2016 en una entrevista con el medio digital Clickguarulhos.

Ya es historia Andrade, por eso siempre que puede se dirige a las pequeñas gimnastas a quienes hoy inspira: «No desistan, crean en sus sueños y manténganse firmes. Siempre enfrentaremos dificultades, pero tenemos que ser lo suficientemente fuertes para superarlas».



Fuente Clarin

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