Fernando ‘Puma’ Martínez fue el ‘chico de la tapa’ del fin de semana en el deporte argentino. Pero como la letra de la canción del rosarino Fito Páez, todavía tiene algunos asuntos pendientes. Y todavía en suelo japonés, tras su resonante primera defensa como único campeón mundial de nuestro país, el monarca supermosca de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) ya se fijó un nuevo objetivo en su implacable carrera para pasar la página de la victoria por fallo unánime ante Kazuto Ioka. «Quiero la unificación», reclamó todavía en el ring del gimnasio General de Ota, uno de los 23 distritos de la capital nipona.

“Estoy feliz; hicimos una revancha tan buena como la primera pelea. Era lo que la gente quería y se lo dimos: una guerra. Di lo mejor de mí. Ioka es un gran boxeador, un gran ex campeón y demostró lo que tiene. Me estudió de arriba y abajo esta vez, bastante bien. Sentí lo mucho que se entrenó, todo el trabajo que hizo para prepararse. Yo también me preparé bien. Los dos sabíamos que el otro iba a estar muy fuerte y que en esta pelea teníamos que dejar todo. Y lo hicimos. Estoy muy feliz”, aseguró quien extendió su récord perfecto a 18 victorias -nueve por nocaut- en el profesionalismo tradicional (también registró nueve triunfos y seis derrotas en las Series Mundiales de Boxeo entre 2010 y 2017).

Martínez le había robado el título a Ioka en julio en una pelea que se había celebrado en la misma ciudad que este domingo y que se llevó también por puntos en fallo unánime, para ser el único campeón del mundo del boxeo argentino. Es que esa corona que le arrebató al nacido en Sakai la sumó a la que ya tenía en su poder de la Federación Internacional de Boxeo (FIB).

Este desquite estuvo programado inicialmente para el 31 de diciembre, pero debió cancelarse apenas unas horas antes de su realización porque Martínez contrajo influenza A (en esos días hubo un fuerte incremento de casos en Japón) y ello le impidió combatir. Y la reprogramación, que inicialmente se esperaba para fines de marzo, se hizo esperar.

“Quería estar acá en diciembre y pelear pero me agarró esa gripe. Pero hoy le mostramos a la gente el verdadero boxeo. Lo que la gente quiere ver. Espero que les haya gustado. Gracias a todos los que vinieron a vernos. Esta pelea quedó en la historia”, comentó Martínez envuelto en una bandera celeste y blanca y con el cinturón de campeón colgado en el hombro derecho.

Ese fue el único que estuvo en juego en la velada ya que a fines de octubre había optado por renunciar al de la FIB porque el organismo con sede en Nueva Jersey le ordenó que realizara una defensa obligatoria ante el retador mexicano Willibaldo García pero ya tenía pactado el desquite con Ioka, del que sacaría un beneficio económico mucho mayor.

Martínez hizo celebrar a los argentinos a casi 19 mil kilómetros y dejó claro que la larga espera valió la pena. Pero no se conforma con haber conservado ese cinturón que lleva poco menos de un año en sus manos y ya comenzó a proyectar para adelante pensando en el próximo desafío que quiere encarar.

De hecho, en el medio de la reprogramación de la revancha contra Ioka, sobrevoló la idea de que Martínez daría un golpe de timón y realizaría un pleito de unificación en Estados Unidos con el texano Jesse ‘Bam’ Rodríguez, monarca del Consejo Mundial de Boxeo (CMB). Ese es el rival que espera, al muchos denominan como la próxima gran estrella del ring, con sus 25 años.

“Necesito una pelea con Jesse ‘Bam’ Rodríguez, el campeón del Consejo”, avisó. “El tiene ahora un gran desafío con Cafu. Ojalá pueda ganar y la gente pueda ver una pelea entre nosotros dos este año. Eso es lo ideal y lo que pide el boxeo. Y yo quiero ser el campeón unificado. Ya estoy preparado…”, se ilusionó el nacido en La Boca.

Esa unificación entre los campeones del CMB (‘Bam’ Rodríguez) y la OMB (Cafu) ya tiene fecha: será el 19 de julio en el Ford Center de The Star, Frisco, Texas. Jesse Rodríguez tiene un récord de 21-0, con 14 KOs, mientras que Phumelela Cafu cuenta con una marca de 11-0-3, y 8 antes de la campana.

Y en el cierre de una velada inolvidable se despidió con un grito de alegría que retumbó en el recinto que lo vio coronarse una vez más: “¡Viva Argentina, viva Japón y viva el boxeo!”.





Fuente Clarin

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