«Cuando termina un Dakar, al otro día ya se empieza a preparar el siguiente”, le había dicho Kevin Benavides, fanático del fútbol, a Clarín el 26 de diciembre de 2022, apenas cuatro días después del título de la Selección Argentina en el Mundial de Qatar y mientras se preparaba para lo que define como «la carrera más dura del mundo».

Y así transcurre la carrera y la vida de este motociclista argentino de 35 años, que sufrió un accidente mientras entrenaba en su Salta natal para la disputa del Desafío Ruta 40 «y actualmente se encuentra con pronóstico reservado», según el último parte médico oficial. Trascendió que se fracturó el brazo izquierdo y que sufrió un traumatismo encéfalo craneano.

Para Benavides no hay límites: “Siempre creo en mis posibilidades. Y siempre entrego todo. Voy al 100 por ciento. Quizá físicamente estoy al 70, pero yo doy todo”. Es su forma de afrontar este deporte. Y mientras hoy mantiene en vilo a los fierreros, pendientes de su recuperación, también fue esa mentalidad la que lo llevó a ganar dos veces el Dakar, en 2021 con Honda y en 2023 con KTM.

Su padre, Norberto, de quien heredaron la pasión por la velocidad tanto Kevin como su hermano Luciano, sufre el peligro que implican este tipo de carreras para sus hijos. Y por estos días es uno de los que más está sufriendo. «Estoy feliz de la vida con los logros de ellos. Pero el día que me digan que no corren más, voy a estar más contento. Pero la vedad, me cago del miedo (risas). ¿Qué querés que te diga? Se sufre un montón», confesó tiempo atrás.

Luciano a la izquierda, Kevin a la derecha: los hermanos Benavides. Foto: Marcelo Carroll / ClarínLuciano a la izquierda, Kevin a la derecha: los hermanos Benavides. Foto: Marcelo Carroll / Clarín

Sin embargo, Kevin parece tener otros planes. Durante la última edición del Dakar, en la que ganó tres etapas en su camino a finalizar cuarto en la clasificación general, valoró de manera especial cada uno de esos triunfos dado que sufrió la fractura de la tibia y peroné de su pierna izquierda apenas un mes antes de la exigente carrera en el desierto.

«Es una emoción muy grande y una caricia lograr una victoria después de días difíciles. Agradezco de corazón a toda la gente que me ayudó y confió en mí. Voy a seguir enfocado, porque todavía queda muchísima carrera por delante”, dijo en ese entonces. Y hoy un nuevo accidente, esta vez el más grave de los que sufrió a lo largo de su carrera, lo afecta tanto a él como a su familia.

Además de sus dos títulos en el Dakar, que resaltan en su vitrina, también fue campeón del Rally de Andalucía en 2020 y del de Atacama en 2017, se impuso en la categoría Motos del Campeonato Argentino de Cross Country en 2016 y 2017 y fue 1° en el Desafío Ruta 40, para el que justamente se estaba preparando cuando sufrió el accidente. Además, ganó el Campeonato Latinoamericano de Enduro, categoría E3.

Luciano, que es siete años menor y un admirador de su hermano, le contó a Clarín cómo sufrió las comparaciones:

Fue muy difícil, al principio, estar tan lejos de Kevin. Lo que pasa es que él fue campeón del Dakar dos veces e hizo historia como ninguno. Y no porque sea mi hermano iba a tener que hacer lo mismo. Yo sentía esa presión de la gente. La clave fue nunca dejar de intentar, aceptar que somos diferentes y cómo él me apoyó siempre. Absorbí todo lo que pude ver de él y hoy por hoy siento que me terminé de liberar de toda esa presión.

Luciano Benavides visitó la redacción de Clarín en diciembre de 2023. Foto: Guillermo Rodriguez AdamiLuciano Benavides visitó la redacción de Clarín en diciembre de 2023. Foto: Guillermo Rodriguez Adami

―¿Cómo fue que te ayudó Kevin?

―En 2016, él hizo un gran Dakar: salió 4.º Estaba corriendo para Honda y de KTM lo querían contratar. Le mandaron una oferta y la tuvo que rechazar porque ya tenía un contrato. Entonces, en ese cruce de emails comentó que yo me estaba pasando del enduro al rally. Pasaron tres semanas y llegó una oferta para mí; me ofrecieron un contrato profesional por tres años. Así fue como entré a ser piloto profesional sin saber lo que era el rally. Fue una en un millón. Obviamente, después tuve que demostrar y esas presiones me llevaron a un año y medio que me quebré cinco vértebras en mi primer Dakar, después me quebré costillas, hombro. Me rompí un poco los primeros años hasta que entendí como venía la mano. Empecé a madurar, a tener más experiencia y ahí pude hacer crecer mi carrera.

Ahora es Luciano el que está cerca de Kevin, atento a su recuperación, como así también los fanáticos de la velocidad.



Fuente Clarin

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