«¿Quién es Andriy Lunin?». La pregunta se replica en las redacciones y, también, en los grupos de Whats App que comentan el partido del día. La responsabilidad de reemplazar a un arquero decisivo en los éxitos recientes del Real Madrid como Thibaut Courtois, siempre con una atajada salvadora en los momentos decisivos, era un desafío difícil para un hombre de hielo como el ucraniano, que comenzó de la peor la eliminatoria ante el Manchester City, se recompuso primero en España y este miércoles se consagró al atajar dos penales en la definición que clasificó al Merengue a semifinales de la Champions League en el estadio Etihad.
Ha demostrado Lunin en su año despegue que tiene personalidad para superar los golpes. Lo recibió al inicio de temporada, cuando cambió de golpe el guión que podía imaginar con la lesión grave de rodilla de Courtois, que lo obligó a debutar en los dos partidos iniciales. Sus buenas actuaciones en San Mamés y el almeriense Estadio de los Juegos Mediterráneos eran un buen augurio.
Pero nada de lo que hiciese sobre el césped modificaría que el Real Madrid salga al mercado. La falta de experiencia de Lunin -hasta la lesión de Courtois había disputado 17 partidos en tres años-, fue considerado por el entrenador Carlo Ancelotti el primero, un gran riesgo ante la previsión de no poder recuperar a su portero titular hasta la recta final de la temporada. Se eligió a Kepa Arrizabalaga y pronto mandó a Lunin al banquillo.
Había estado cerca de irse del Merengue el último mercado, pero el ucraniano de 25 años decidió aguantar un año más. Pocas oportunidades pero un crecimiento continuo al trabajar al lado del considerado mejor arquero del mundo los últimos años. Sin la competencia de Courtois, casi tres meses sin jugar fueron un momento difícil de digerir para Lunin.
Demostró estar preparado, apoyarse en los entrenamientos para cuando le tocase jugar mostrar su mejor versión. Cada ausencia de Kepa por problemas físicos, la aprovechó. Desde el triunfo con valla invicta en Cádiz -lo ha conseguido en 12 de los 26 partidos que ha jugado esta campaña-, pasó a convertirse en titular.
Por mucho que Ancelotti alimentase la duda, incluso al afirmar que el titular era Kepa y que jugaría cuando se recuperase. Que rotase en la Supercopa de España con la semifinal para el portero vasco y la final para el ucraniano. En 2024 Lunin ganó la pulseada y solamente dejó de jugar ante la Arandina en Copa del Rey y Almería en LaLiga.
En la competición de mayor prestigio, la Liga de Campeones, Lunin ha disputado ocho partidos, seis esta temporada (sufrió siete tantos). Con un momento cumbre: su gran actuación en Alemania, en la ida de los octavos de final ante el Leipzig, cuando igualó el récord de paradas, con nueve, de Courtois en una final.
Ese muro que levantó en el RB Arena solo es comparable con lo que pasó en el Etihad Stadium. No en los 120 minutos de juego (entre tiempo reglamentario y alargue), sino en los penales. El temible Erling Haaland no le pudo convertir un gol en los dos encuentros de la serie ni en la tanda de penales, porque Pep Guardiola lo reemplazó.
Lunin -que había tenido responsabilidad en el primer tanto del City en España- le adivinó primero la intención a Bernardo Silva: se quedó parado en el medio del arco y atenazó la pelota ejecutada débilmente por el portugués. Fue clave porque había errado Luka Modric para el Merengue y al Manchester se le desvanecía la ventaja inicial.
Pero la explosión llegó en el tercer remate de la serie para los locales. El croata Mateo Kovacic tomó el balón y remató cruzado al palo derecho de Lunin, que eligió bien y a tiempo.
Bellingham, Nacho y Rüdiger no fallaron y el Madrid, casi sin saber cómo y con el héroe menos pensado, vuelve a las semifinales en búsqueda de la 15° Champions de su historia.