José Maligno Torres Gil hizo historia para Argentina. Con una actuación estelar, se quedó con la medalla dorada en BMX Freestyle para sumar la primera presea argentina al medallero de los Juegos Olímpicos de París 2024. Una disciplina novedosa dentro del programa olímpico, que como parte de las vueltas del destino, hizo su debut en Buenos Aires.
Se trata de un deporte que nació en la década de los ’70 gracias a la imaginación que niños y adolescentes de California, Estados Unidos, inspirados en corredores de BMX famosos de la región, tuvieron la idea de realizar trucos por los aires subidos a una bicicleta. Ese legado es el que más de 50 años más tarde, Argentina se convertiría en campeón olímpico.
La fama del BMX Freestyle creció rápidamente. A fines del siglo XX ya fue catalogado como un deporte extremo y podría celebrar su primera Copa del Mundo en 2016.
La competición tuvo lugar en París en la sede de La Concorde, el único recinto que cuenta con un parque urbano que permita el desarrollo de estas piruetas por los aires que dejan con la boca abierta a más de un espectador. La misión con la que cuenta cada rider (corredor) o ciclista será realizar el mayor número de trucos posibles en tan solo 60 segundos. Una vez realice su presentación, será calificado en función de la dificultad de cada uno, la altura de los saltos, la creatividad y el estilo que aplica en su performance.
La historia del BMX Freestyle comenzó a escribirse en Buenos Aires, en los Juegos Olímpicos de la Juventud de 2018, donde tuvo una respuesta gratificante de los espectadores y convenció al COI de incluir a este deporte urbano en el programa olímpico de Tokio 2020. En su segunda presentación, Argentina supo hacer historia y a puro espectáculo dejó la bandera albiceleste en lo más alto.