Las tribunas del Bercy Arena rebosan de gente en la última jornada de competencia de la gimnasia artística, con la enorme expectativa de la función final de Simone Biles en los Juegos Olímpicos de París 2024. La estadounidense -que ya ganó tres títulos en la capital francesa- tenía este lunes la chance de hacer historia: porque iba por los oros en viga y suelo, con el objetivo de llegar a nueve medallas doradas e igualar el récord que comparten la ex gimnasia rusa Larisa Latynina y su compatriota, la nadadora Katie Ledecky. Pero se quedó sin esa chance porque una caída en la primera de las finales del día la dejó afuera del podio.
Biles finalizó quinta con 13.100 puntos, en la definición de viga de equilibrio, que tuvo una campeona más que inesperada. Es que las otras dos grandes candidatas tampoco consiguieron buenos puntuaciones: Sunisa Lee (13.100, por una caída) y la brasileña Rebeca Andrade (13.933, por un ejercicio que los jueces consideraron demasiado seguro). Y al podio se subieron la italiana Alice D’Amato, que con una rutina limpia y elegante, consiguió 14.366 y le regaló a su país el primer título olímpico femenino en este deporte. Fue escoltada por al china Yaqin Zhou, con 14.100, y otra representante de Italia, Manila Esposito, con 14.000.
Como ya había ocurrido ya en las jornadas anteriores, ante ingreso de Biles el aire se llenó de aplausos y gritos, bienvenida solo comparable con las que que recibieron su compatriota Lee y Andrade, la única que puede competirles a las reinas norteamericanas el trono de popularidad entre la gente.
Pasaron las primeras seis gimnastas por la viga y, salvo D’Amato, todas tuvieron algún problema, desde descoordinación a caídas. El momento de mayor tensión se vivió cuando Lee, campeona all around en Tokio y una de las candidatas a medallas, perdió el equilibrio en una combinación de mortales hacia atrás sin manos y se fue al suelo, lo que le valió apenas 13.100
Cuando llegó el turno de Biles, el puntaje a superar era el de D’Amato. Con una malla azul y blanca que brillaba con cada movimiento, Simone saltó a la viga. Comenzó sólida el ejercicio, firme, con buenas transiciones. Pero en una combinación de saltos, también se le resbaló el pie en el aterrizaje tras un mortal hacia atrás y se cayó. Empujada por la gente, volvió a subirse al aparato cerró su rutina con una salida perfecta. Pero ese error le costó caro.
Tras una espera que pareció eterna -y que impacientó al público y generó algunos silbidos- la pantalla mostró su recompensa: 13.100, con una penalización de 0,3, la dejó cuarta y sin chances de medalla. Los abucheos de la gente mostraron el descontento general, pero ella aceptó la nota, a pesar de que se la veía desilusionada.
Andrade cerró la final con una rutina sólida, pero de baja dificultad, que también la dejó afuera de las tres primeras. Otra ola de abucheos y silbidos inundó el aire cuando se conoció la polémica puntuación que había recibido la brasileña; mientras las italianas, protagonistas inesperadas en el arranque del día, se abrazaban y no podían contener las lágrimas.
Biles, que suma siete oros olímpicos en su carrera, contando los tres que ya ganó en París (por equipos, all around y salto), tendrá la chance de revancha en la última final de la jornada. La de suelo, uno de sus grandes fuertes, que arrancará a las 14:23 (9:23 de Argentina). ¿Podrá bajarle el telón a su regreso olímpico con una presea más?