La imagen del final marca a las claras lo que fue el desenlace de la temporada para Talleres: los futbolistas llorando en la mitad de la cancha por la oportunidad perdida y las casi 60.000 almas aplaudiendo a rabiar la entrega de los dirigidos por Alexander Medina. Los goles de Vélez allá lejos en Liniers pesaron demasiado en el estadio Mario Kempes y de eso se aprovechó Newell’s, que se impuso con autoridad 3 a 1.
La expectativa fue de más a menos en Córdoba. Fue una fiesta la previa, con antiguas glorias del club en las tribunas y con el presidente Andrés Fassi lagrimeando en el campo de juego por el momento que vive la T. La posibilidad de consagrase por primera vez en la historia era la ilusión encendida. Por eso se dice que fue un golpazo el primer gol de Claudio Aquino en Liniers. Se sabía: Talleres no dependía de sí para dar la vuelta olímpica y tenía que esperar una mano de Huracán que no llegó. Encima, minutos después, la novedad del segundo tanto del Fortín, esta vez de Damián Fernández, casi que enmudeció el estadio.
El error de Talleres, de los futbolistas y de los hinchas, fue jugar demasiado pendientes de lo que pasaba con Vélez. Por eso nunca pudo estar en partido: no se fue al entretiempo perdiendo solo por las buenas atajadas de Guido Herrera. ¿Jugadas de riesgo de los locales en la etapa inicial? Apenas un disparo lejano de Matías Esquivel que mandó al córner el juvenil arquero Josué Reinatti.
Es probable que la desazón haya ganado la escena en el vestuario durante el descanso. El 2-0 de Vélez parecía irreversible. Y salieron dormidos los jugadores, tristes. Todo lo contrario los rosarinos, que edificaron una gran victoria para cerrar un año en el que tuvieron 6 entrenadores (Larriera, Coria, Méndez, Del Valle Medina y Soso).
El ingreso de Francisco González fue clave en la Lepra: metió el primero y asistió a Agustín Juárez y a Juan Manuel García para el segundo y el tercero. Una medalla que se puede colgar el entrenador Soso: los goleadores rosarinos entraron todos en el complemento.
Sebastián Palacios había igualado, pero igual no había esperanzas por las noticias que no llegaban de Vélez. Igual, Talleres se fue despedido con merecidos aplausos.