Osvaldo Salvador Escudero, a los 64 años, habla con tranquilidad y con la experiencia que le dio el fútbol durante tanto tiempo. Pero al momento de recordar anécdotas, el pulso se acelera y la voz se aligera como en los tiempos en los que picaba con velocidad como puntero derecho. El auténtico Pichi, que dice con orgullo haber sido uno de los pocos jugadores que dio dos vueltas olímpicas con Diego Maradona (en el Mundial juvenil ’79 con la Selección y en el Metropolitano ’81 con Boca) no dirige actualmente en ninguna Liga, pero sigue ligado a la pelota, como técnico de las juveniles del equipo del country Boca Ratón de Pilar.

Y siempre está a la espera de algún llamado, que últimamente llegaba desde El Salvador, pero desde que cambiaron la legislación en esa Liga y ahora tienen que cumplir con el pago mínimo de un año de contrato por más que un entrenador dure menos, se redujo la posibilidad para los técnicos extranjeros. Pero está acostumbrado Escudero a esos vaivenes, que también los tuvo como jugador. Aunque nunca le escapó a la aventura y a lo desconocido. Tan es así que se fue a la otra parte del mundo cuando nadie iba. Y hoy lo cuenta orgulloso, ya que fue pionero en desembarcar en ese país para jugar en Urawa Red Diamonds, el equipo de Japón al que va a enfrentar River en el Mundial de Clubes de Estados Unidos, cuando la Liga nipona todavía no era profesional.

“Yo tuve la suerte de ser el primer extranjero en jugar en ese club junto a Patricio Mac Allister (hermano de Carlos, el Colorado, y tío de Alexis) y nosotros fuimos cuando la liga era amateur. Incluso Urawa todavía no se llamaba como ahora, el nombre era Mitsubishi Motors, era el equipo de la empresa”, asegura en el inicio de la charla con Clarín.

Y continúa: “Fue una experiencia maravillosa me trataron muy bien, me dieron muchas pautas de trabajo, cosas a las que no le dábamos importancia, la disciplina, el orden, cumplir con los horarios. Fue todo novedoso. Y en mi primer año me fue bien, renové por uno más y cuando la Liga se hizo absolutamente profesional me tuve que volver”.

Escudero jugó en el fútbol japonés entre 1991 y 1993 después de pasar por Chacarita, Boca, Vélez, Unión, Independiente, Central (campeón en 1987), Racing y Barcelona de Ecuador y antes de actuar en Platense, Chaco For Ever y Tigre.

El Pichi Escudero en la actualidad, dirigiendo a juveniles en el country Boca Ratón de PilarEl Pichi Escudero en la actualidad, dirigiendo a juveniles en el country Boca Ratón de Pilar

La disciplina japonesa era tan estricta que hasta lo miraban raro si caía a los entrenamientos con sus hijos, Leandro y Damián.

“Iba con ellos y no querían que vaya con los chicos al entrenamiento porque era un lugar de trabajo y la familia tenía que quedarse en la casa para ellos, pero después lo fueron entendiendo”, recuerda. Y rememora enseguida otra anécdota: “Un día llegué 10 minutos antes de empezar el entrenamiento y me cagaron a pedos. Tenías que llegar antes. O también me retaban cuando yo le explicaba algo a un compañero. Venía el técnico y me retaba porque era como que me ponía encima suyo. Pero así fui aprendiendo mucho”.

De todos modos, dejó un gran recuerdo en Saitama, ciudad del Urawa. A tal punto que cada vez que viene algún emisario del club a Buenos Aires, le llevan una camiseta.

“Siempre me tuvieron bien considerado porque anduve muy bien y fui figura del torneo, a pesar de que no salimos campeones”, afirma con orgullo.

El Pichi Escudero jugando con la camiseta de Urawa Red Diamonds, que a principios de los '90 se llamaba Mitsubishi.El Pichi Escudero jugando con la camiseta de Urawa Red Diamonds, que a principios de los ’90 se llamaba Mitsubishi.

-¿Y cómo se dio tu llegada a Japón?

-Es una historia larga. Yo estaba en Racing, y me quedo libre. Y ellos tienen un acercamiento conmigo a través de Tomonori Kitayama, que era el nexo en Sudamérica con Japón. Pero en ese momento no se da. Me llama Passarella para ir a jugar a River, arreglo todo y cuando voy a firmar, hubo un problema en el club y me piden que vaya al otro día. Vuelvo a mi casa y me había ido a buscar Miguel Angel Russo para llevarme a Lanús. Y a la noche me llama (Miguel) Brindisi que estaba en Barcelona de Ecuador, que me daba mucho más dinero. Yo yo tenía 31 años y sentí que había que pensar en lo económico, entonces me fui a Barcelona. Pero jugué seis meses nada más porque me peleé con Brindisi. Ahí vuelven a aparecer los japoneses y a pesar de que no había jugado bien en Ecuador, igual me contrataron. Y rescindí con Barcelona.

-¿Por qué te peleaste con Brindisi? Habían sido compañeros en Boca..

-Me dijo de todo cuando me fui. Y ya no me hablaba. Le había molestado que no rindiera. Yo si bien no estaba bien físicamente porque tenía tendinitis, el hecho de que no me hablara me hizo mal. Nos llevó a mí, a Insua y a Trobbiani y pensaba que iba a tener un buen rendimiento en la Copa Libertadores y no fue así. Y él nos endilgó que fuimos y no hicimos nada. !Un día le dije de todo! Y casi nos agarramos a trompadas. Nos separaron Trobbiani e Insua. A veces las personas cambian cuando se hacen técnico y se olvidan de las personas.

-Nos cruzamos una vez para hacer una nota, nos saludamos pero muy distante.

El Pichi Escudero y una entrevista para un diario japonés.El Pichi Escudero y una entrevista para un diario japonés.

-Y después de ese episodio con Brindisi te vas a Japón…

-Sí. Me ofrecieron 170 mil dólares, que era una fortuna entonces, más casa y coche. Yo venía ganando 20 mil dólares al año.

-¿Y la vida allá cómo fue?

-Fue un cambio muy duro porque no había la comunicación que hay ahora. Solo hablábamos los domingos a Buenos Aires. Fue muy duro para mi familia acostumbrarse allá porque yo me entretenía entrenando y jugando. Me acuerdo que teníamos una traductora para hacer las compras. Los chicos fueron a la escuela ahí. Leandro empezó primer grado. Y aprendió japonés. El después nos guiaba en las estaciones. Al principio estuve un mes y no les interesaba que fuera con mi señora y mis hijos. Y yo les dije, ‘si mi familia no viene en 10 días, me voy’. Y aceptaron.

-¿Y vos aprendiste algo?

-Algo me acuerdo, pero me dieron CD’s y libros para aprender y no agarré uno. El que sí los agarró fue mi hermano Sergio, que a los seis meses lo llevé a jugar conmigo. Y él estudió, aprendió y se quedó a vivir en Japón. Ya lleva más de casi 35 años allá.

¿Creció el fútbol japonés? ¿Puede River tener problemas con Urawa?

-River está en niveles superiores a este equipo, más que nada por la jerarquía de la competencia que tienen los dos, pero los japoneses son muy ordenados, son muy buenos técnicamente y muy rápidos. No los tenés que subestimar, tenés que imponerle la historia y salir a ganarle porque si le aflojás un poco, te pueden atacar con rapidez. Pero no es para temer, River lo tiene que superar.

Escudero junto al plantel del Mitsubishi, hoy Urawa Red DiamondsEscudero junto al plantel del Mitsubishi, hoy Urawa Red Diamonds

-¿Qué podés decir de Urawa como club?

-Que es el más popular de Japón, es como Boca o River acá.

-¿Y cómo ves a River y a Boca en este Mundial de Clubes?

-River si bien no es el de otros tiempos, creo que es un equipo que ya está agarrando el ritmo que quiere Gallardo, eso de atacar permanentemente, aunque lo veo endeble en defensa. Eso es lo que tiene que mejorar, pero igual lo veo bien. Si gana el primer partido, lo veo con chances de pasar de ronda. Y Boca, a pesar de los problemas que tiene, no es un mal equipo, tiene buenos jugadores y Russo seguramente los podrá ordenar, pero en el Mundial la va a tener que pelear.

Del recuerdo de Maradona y Menotti a la defensa de Ramón Díaz

El Pichi Escudero brilló en el juvenil de 1979, en el que armó un gran tridente de ataque con Maradona y Ramón Díaz, bajo la batuta del Flaco Menotti.

-¿Cómo te tomó la muerte de Diego?

-Hacía mucho que no lo veía por todo lo que pasó con su entorno, no podían verlo ni las hijas, así que era imposible que yo lo viera. Siempre tengo el mejor recuerdo porque fui de los pocos jugadores que di vueltas olímpicas con Diego. Nos conocimos a los 19 años y compartimos muchas horas de concentración. Me acuerdo que hacíamos peleas de toallones, nos matábamos a palos y a él una vez lo acorralamos entre tres y no arrugaba. Nos sacó cagando con sus toallones. Mostraba todo el tiempo los huevos que tenía.

-¿Y con el Flaco Menotti?

-Con Menotti nos juntábamos cada tanto, donde él tenía su academia de fútbol. Y cuando nos condecoraron como ciudadanos ilustres a los del juvenil lo vi y me saqué una foto y cuando me ve me dice ‘vos estás siempre igual’. Y la agarró a mi señora (Adriana) y le dijo: ‘Lo felicito por cómo lo tiene’. Nos reíamos. Siempre ocurrente el Flaco.

-¿Y con Ramón Díaz tenés relación?

-No tuve más contacto porque Ramón se ha separado mucho de todo el grupo del juvenil. Tiene un carácter muy especial, no da mucha bolilla. Yo igual lo defiendo porque compartí habitación con él en el juvenil y una vez me recibió en River porque me tiré el lance para llevarle una camiseta firmada por el plantel al tipo que me llevó a El Salvador, que era hincha de River y fue cuando él todavía estaba de técnico. Me hice anunciar y me hizo pasar al vestuario. Estuvimos hablando una hora. Y me hizo firmar la camiseta. Hablamos del juvenil, de la familia y él le explicaba al hijo todos los goles que yo le hice hacer. Fue una linda experiencia, ahí se abrió conmigo y recordábamos los lindos momentos que vivimos juntos y la amistad que tuvimos de chicos.



Fuente Clarin

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