La consagración de un campeón indiscutido en la categoría reina por primera vez desde que conviven los cuatro organismos rectores principales mantiene en vilo al mundillo del boxeo. Sin embargo, uno de los aspirantes a ese reconocimiento, el ucraniano Oleksandr Usyk, lidia con infrecuente calma con el reto. Porque conoce de situaciones mucho más críticas que la que afrontará el sábado ante el británico Tyson Fury en Riad (Arabia Saudita). Y porque está convencido de que el deporte ya le obsequió el premio mayor al que puede aspirar cualquier atleta.

Como la de todos sus compatriotas, la vida del campeón pesado de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), la Federación Internacional de Boxeo (FIB) y la Organización Mundial de Boxeo (OMB) dio un volantazo drástico el 24 de febrero de 2022, cuando comenzaron las acciones militares de las tropas rusas en territorio ucraniano. Ese conflicto, cuya presencia en los medios de comunicación ha disminuido considerablemente, pero cuyo desenlace sigue siendo incierto, ha marcado desde entonces el recorrido profesional de Usyk.

Si bien en esos días estaba negociando la revancha con el británico Anthony Joshua, a quien le había arrebatado las tres fajas con una clara victoria en Londres en septiembre de 2021, el monarca renunció a sus compromisos deportivos y se incorporó al Batallón de Defensa Territorial de Kiev. Las imágenes en las que se lo veía ataviado con un uniforme militar y sosteniendo un fusil de asalto recorrieron el planeta.

Usyk jamás entró en combate, pero su presencia fue un útil recurso de propaganda para el Gobierno ucraniano y un factor de motivación para sus conciudadanos. “Pasé mucho tiempo con la gente que está peleando y muchos no eran soldados profesionales. Eran gente normal. Uno era bancario, otro tenía una panadería, otro tenía otro negocio. Estaban ahí para conseguir la libertad del país. Algunos que estaban en la primera línea me decían: ¿Por qué estás acá? Algunos generales no vienen a este lugar’. Y yo les contestaba: ‘No soy un general, soy un ucraniano normal’”, contó el año pasado.

Oleksandr Usyk se había incorporado a fines de febrero al Batallón de Defensa Territorial de Kiev.Oleksandr Usyk se había incorporado a fines de febrero al Batallón de Defensa Territorial de Kiev.

El púgil permaneció un mes en su nación. Luego partió para iniciar la preparación para el desquite con Joshua. Lo hizo con una autorización del ministro de Deportes, Vadym Gutzeit, ya que el Gobierno de Volodímir Zelenski había decretado la movilización general por 90 días, por lo que todos los hombres de entre 18 y 60 años debían permanecer en suelo ucraniano pues podían ser reclutados en caso de necesidad. Junto a él salió del país su familia (su esposa Yekaterina, sus dos hijos y sus dos hijas). Cuando lo hicieron, su vivienda en Vorzel, en las afueras de la Kiev, fue ocupada y luego destruida.

Aun con ese lastre a cuestas, el campeón se preparó y batió nuevamente a Joshua, esta vez en Yeda (Arabia Saudita) en agosto de 2022. “En el campo de entrenamiento parecía un cyborg. Pasó por un infierno en los últimos meses y eso no lo mató, sino que lo hizo más fuerte”, contó Alexander Krassyuk, su promotor.

“No es la guerra lo que me motiva, es la gente de Ucrania que está luchando duramente para defender nuestra independencia, nuestra libertad, nuestra cultura”, explicó en esos días Usyk, quien durante las jornadas previas al pleito se paseó por media Yeda con Lelik, el burro de peluche de su hija Yelizaveta. “Lo compramos cuando estuvimos juntos en Disneyland París -reveló el peleador-. Cuando salimos de Ucrania y nuestros caminos en Europa se separaron, ella me lo dio para que fuera mi talismán. Me dijo que tenía que tenerlo junto a mí. Por eso siempre está cerca”.

Oleksandr Usyk con el burro de peluche de su hija Yelizaveta. Foto: Andrew Couldridge / Reuters.Oleksandr Usyk con el burro de peluche de su hija Yelizaveta. Foto: Andrew Couldridge / Reuters.

Si bien el conflicto bélico ha sido un parteaguas, la geopolítica ha marcado desde el día cero la vida de este hombre que nació el 17 de enero de 1987 (el mismo día, pero 45 años después que Muhammad Ali, su boxeador de cabecera) en Simferópol, una ciudad de alrededor de 340.000 en la península de Crimea que entonces integraba la Unión Soviética, que a partir de 1991 fue parte de la independizada Ucrania y que desde 2014 es la capital de la República de Crimea, una de las 24 que componen la Federación Rusa.

Cuando era niño, su deporte era el fútbol, al cual nunca renunció por completo. De hecho, el 4 de febrero de 2022, 20 días antes del inicio de la guerra, se dio el gusto de jugar un partido amistoso con la camiseta de Polissya Zhytomyr, que entonces militaba en la segunda división ucraniana (hoy está en la primera), ante FC Veres. Y en julio de 2023 firmó un contrato con ese club que lo habilita a disputar encuentros profesionales, algo que por ahora no hizo.

Usyk se formó en las divisiones inferiores de Tavriya Simferopol, el club de su ciudad natal, pero las limitaciones económicas de su familia y una propuesta de su padre lo acercaron al pugilismo cuando tenía 15 años. “El boxeo era más accesible que el fútbol. El entrenador me dio sus guantes, su esposa me los arregló para que me quedaran bien y mi mamá solo tenía que darme dinero para viajar”, contó en A Glimpse at Greatness, un documental producido por Sky Sports en 2018. La apuesta le salió de maravillas.

Como amateur, el zurdo tuvo una carrera frondosa y prolífica, en la que solo perdió 15 de sus 350 peleas. Se consagró campeón europeo en Liverpool 2008 en la categoría mediopesado y monarca mundial pesado en Bakú 2011. Y completó ese período brillante de su trayectoria, que recorrió junto a su colega y amigo Vasiliy Lomachenko (hoy campeón ligero de la FIB), con la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, una distinción, a sus ojos, insuperable.

“Mi medalla de oro siempre será mejor que el campeonato indiscutido (profesional)”, aseguró esta semana. en la antesala de su pelea con Fury. Y justificó: “Todos los que practican deporte sueñan con los Juegos Olímpicos. Conozco a hombres con tres títulos mundiales, pero ningún oro olímpico. Yo participé en dos Juegos y conseguí una medalla. Se necesitan cuatro años de trabajo. En 2012, mi rival en la final fue (el italiano Clemente) Russo, que participó en cuatro Juegos y no consiguió una medalla de oro”.

Oleksandr Usyk fue campeón olímpico de la categoría hasta 91 kilos en Londres 2012.Oleksandr Usyk fue campeón olímpico de la categoría hasta 91 kilos en Londres 2012.

Después de representar al equipo de su país, los Ukraine Otamans, en la edición 2012/12 de la World Series of Boxing de la Asociación Internacional de Boxeo (AIBA), esta rara avis del pugilismo, amante de la literatura, la poesía y la música, debutó como profesional en noviembre de 2013 de la mano de K2 Promotions, la empresa de los hermanos Wladimir y Vitaliy Klitschko, con un triunfo por nocaut en el quinto asalto ante el mexicano Felipe Romero en Kiev.

Si bien hizo sus primeras cuatro peleas en la división pesado (las ganó todas por la vía rápida, entre ellas una ante el santafesino César David Crenz), luego bajó a crucero con un objetivo ambicioso. “Mi sueño es romper el récord de Evander Holyfield, que ganó el título mundial en su 12ª pelea profesional”, contó en diciembre de 2014. Y lo logró: el 17 de septiembre de 2016, en su 10ª salida rentada, venció por puntos al polaco Krzysztof Glowacki en Gdansk y se ciñó la faja de las 200 libras de la OMB.

En enero de 2018 le quitó el cinturón del Consejo Mundial de Boxeo al letón Mairis Briedis en Riga y seis meses después le arrebató los de la AMB y la FIB al ruso Murat Gassiev en Moscú. Así, peleando siempre se visitante, reunió los cuatro títulos y se convirtió en primer campeón indiscutido de los cruceros, una categoría que no tiene demasiado espacio en los grandes escenarios, y en el cuarto en la era de los cuatro organismos principales: antes solo lo habían conseguido los estadounidenses Bernard Hopkins, Jermain Taylor (ambos en mediano) y Terence Crawford (en superligero).

Oleksandr Usyk se convirtió en campeón indiscutido de los cruceros en julio de 2018, tras batir al ruso Murat Gassiev. Foto: World Boxing Super Series.Oleksandr Usyk se convirtió en campeón indiscutido de los cruceros en julio de 2018, tras batir al ruso Murat Gassiev. Foto: World Boxing Super Series.

Con ese respaldo, dio el salto de categoría con otro reto muy desafiante: igualar el logro de Evander Holyfield y David Haye, los únicos dos hombres que reinaron entre los cruceros y también entre los pesados. Sus primeros pasos fueron espaciados y no del todo convincentes (superó, sin brillar, al estadounidense Chazz Witherspoon y al zimbabuense Derek Chisora), pero luego llegaron las victorias ante Joshua, la consagración, el reconocimiento. Y también la guerra.

Su última presentación fue hace 264 días, el 26 de agosto de 2023, cuando noqueó en el noveno episodio el inglés Daniel Dubois en el Estadio Municipal de Breslavia, en Polonia, un país que acogió a alrededor de 1,5 millones de ucranianos desde el inicio de las acciones militares en febrero de 2022, según datos de la Agencia de la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Esa noche, 40.000 personas, en buena medida compatriotas, lo ovacionaron.

Oleksandr Usyk viajó a Riad con 12 asistentes y el burro de peluche de su hija Yelizaveta. Foto: Instagram @usykaa.Oleksandr Usyk viajó a Riad con 12 asistentes y el burro de peluche de su hija Yelizaveta. Foto: Instagram @usykaa.

Con la chance en consagrarse rey indiscutido de los pesados, Usyk protagonizará el sábado apenas su sexto combate en los últimos cinco años y medio. El viernes aterrizó en Riad junto a una docena de asistentes y a un acompañante del que no se separa desde hace dos años: Lelik, el burro de peluche de Yelizaveta.





Fuente Clarin

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