El muchacho de cabello enrulado y con el rostro ensangrentado que abraza a Diego Armando Maradona mientras el mejor futbolista de todos los tiempos llora desconsolado tras el pitazo final del mexicano Edgardo Codesal. Así recordó durante muchísimos años una generación a Néstor Gabriel Lorenzo, el hombre que 34 años después de aquella frustración llevó a Colombia a la final de la Copa América y que el domingo en Miami procurará evitar el bicampeonato del seleccionado con el que él fue subcampeón mundial cuando todavía vestía pantalones cortos.

El perfil bajo fue una característica que acompañó a Lorenzo durante su carrera como jugador y también en sus años como miembro de un cuerpo técnico antes de tomar el timón del combinado colombiano hace dos años. Además de disputar el Mundial de Italia 1990, integró un deslumbrante plantel de Argentinos Juniors, jugó en el recordado Boca de Carlos Salvador Bilardo en la década de 1990 y fue asistente de José Pekerman en la Copa del Mundo de Alemania 2006. Sin embargo, muchos no podían exponer siquiera un antecedente suyo hasta hace unas semanas.

La carrera de Lorenzo fue más breve que la media. Comenzó jugando al baby fútbol en el club Riachuelo, pasó por las Infantiles de Lanús, adonde llegó junto a Leonardo Rodríguez, uno de sus mejores amigos, y luego se incorporó a las categorías inferiores de Argentinos Juniors en la Novena División, que entonces dirigía Francis Cornejo, el entrenador de los legendarios Cebollitas.

“Cornejo tenía un ritual: para el primer partido del torneo, compraba una torta. Si el equipo empataba o ganaba, se comía; si no, se tiraba. Nos enfermó con el tema y nos aseguró que nunca había tirado una torta. Jugamos el primer partido y le hicimos siete goles a Estudiantes. ¿Sabés quién cortó y repartió la torta? Maradona. Lalo jugaba con nosotros y Diego venía siempre a vernos”, recordó el defensor en una entrevista publicada en el diario Olé en abril de 2003.

Tras completar la escalera de las inferiores, su debut en Primera se produjo el 11 de agosto de 1985 en una victoria 2 a 1 contra Independiente en Avellaneda con dos goles del panameño Armando Javier Dely Valdés (José Percudani anotó para el Rojo). Ese día, José Yudica utilizó una formación integrada mayormente por futbolistas que habitualmente no eran titulares, ya que decidió reservar hombres para el duelo que el Bicho jugaría cuatro días después ante Ferro por la penúltima fecha del grupo 1 de la Copa Libertadores.

Néstor Lorenzo jugó en Argentinos Juniors entre 1985 y 1989.Néstor Lorenzo jugó en Argentinos Juniors entre 1985 y 1989.

Esa Libertadores terminó en las vitrinas del club de La Paternal. Lorenzo no disputó siquiera un minuto en ese torneo y tampoco en la final intercontinental ante Juventus. Sin embargo, ya entonces se codeaba con Claudio Borghi, Sergio Batista, Emilio Nicolás Commisso, Adrián Domenech y Carlos Ereros, entre otros. A partir de 1986, su participación resultó cada vez más habitual, siempre como marcador central. “Al principio, yo tiraba caños y sombreros. Después, aprendí a revolearla”, contó. En Argentinos jugó 72 partidos y marcó un gol hasta julio de 1989, cuando fue transferido al Bari italiano a cambio de cinco millones de dólares.

Un año antes, el 6 de julio de 1988, había debutado en el seleccionado en un empate 2 a 2 con Arabia Saudita en Adelaida por la Copa del Bicentenario, un cuadrangular amistoso en el que también intervenían Australia y Brasil. En ese encuentro, fue utilizado como improvisado lateral derecho por Carlos Bilardo, el entrenador que lo hizo jugar 13 encuentros en el combinado mayor (también integró el seleccionado olímpico que condujo Carlos Pachamé y que participó en los Juegos de Seúl 1988) y con quien, como casi todos los futbolistas que trabajaron junto a él, protagonizó microhistorias muy especiales.

“Un domingo que estaba suspendido, porque me habían expulsado en Argentinos, me fui a la casa de mi novia. Bilardo llamó a mi casa, me buscó y me hizo ir al Parque Avellaneda. Llegamos y le preguntó a un pibito: ‘¿Me prestás la pelota?’. Y me hizo correr toda la tarde. Me mató”, contó en 2003.

Néstor Lorenzo disputó 13 encuentros con la camiseta del seleccionado argentino.Néstor Lorenzo disputó 13 encuentros con la camiseta del seleccionado argentino.

De su paso por el seleccionado nacional, el período más recordado, breve e intenso, fue el Mundial de Italia, en el que participó como titular en los dos encuentros más dolorosos: en el debut contra Camerún en el Giuseppe Meazza de Milán y en la final frente a Alemania Federal en el Estadio Olímpico de Roma.

Hasta el día previo al encuentro frente a Camerún, su nombre no figuraba en la libreta de casi nadie. Pero Bilardo sorprendió a último momento: relegó a Claudio Caniggia al banco, utilizó a Abel Balbo (que venía actuando como volante) como acompañante de Maradona en el ataque e incluyó a Lorenzo en una poblada línea media. “No me sorprende que el técnico haya dispuesto que sea titular aunque no estuviera en los planes de nadie. Trabajé muy fuerte y siempre sentí que podía jugar en este equipo. Por eso vivo todo esto con una alegría enorme y sé que puedo cumplir con todo lo que se necesita de mí”, aseguró Lorenzo horas antes del debut mundialista.

El estreno se saldó con aquel histórico batacazo de los africanos. El defensor convertido en mediocampista no rindió bien y, para colmo, fue protagonista involuntario del único tanto del encuentro: un rechazo defectuoso suyo permitió que François Omam-Biyik, de cabeza, batiera a Nery Pumpido. “Esperábamos algo de ellos, pero no tanto. Les facilitamos mucho las cosas. Además, no pegamos y dejamos que ellos sí lo hicieran”, explicó Lorenzo tras la derrota.

Néstor Lorenzo se lamenta mientras el arquero Thomas N'Kono y el defensor Victor N'Dip celebran la victoria de Camerún sobre Argentina en el Mundial de Italia 1990.Néstor Lorenzo se lamenta mientras el arquero Thomas N’Kono y el defensor Victor N’Dip celebran la victoria de Camerún sobre Argentina en el Mundial de Italia 1990.

Después de ese traspié y de jugar 12 minutos en el segundo partido ante la Unión Soviética en Nápoles, no volvió a pisar el césped hasta la final, cuando Bilardo recurrió nuevamente a él ante las suspensiones de Ricardo Giusti y Julio Olarticoechea. La estoica resistencia, las expulsiones de Pedro Monzón y Gustavo Dezotti, el penal sancionado por Codesal por una discutida infracción de Roberto Sensini a Rudi Völler y el gol de Andreas Brehme precedieron al llanto de Maradona y al abrazo de Lorenzo con la boca ensangrentada.

“Sé que muchos se acuerdan de mí por esa imagen. Lo raro es que yo ni sabía que estaba lastimado. Salté en un centro y (el defensor alemán Guido) Buchwald me pegó con el antebrazo. Vi que tenía un poco cortado, pero no me di cuenta de que me chorreaba un hilito de sangre. Si no, me lo hubiera limpiado”, contó años después Lorenzo, quien no volvió a vestir la camiseta albiceleste tras esa final.

Después de una temporada en el Bari italiano y otras dos en el Swindon Town, de la segunda división inglesa (marcó un gol el día de su debut y en la primera campaña fue dirigido por Osvaldo Ardiles), el zaguero regresó al país para jugar en San Lorenzo. Allí tuvo dos buenos años y luego jugó uno en Banfield y otro en Ferro antes de aterrizar en agosto de 1996 en Boca, el club del que es hincha, por pedido de Bilardo.

Lorenzo no fue el único que arribó a La Boca en ese mercado de pases. Al Narigón le armaron un plantel de lujo, para lo cual la dirigencia que encabezaba Mauricio Macri invirtió 16 millones de dólares: en esos días se incorporaron Diego Latorre, Sebastián Rambert, Roberto Pompei, Diego Cagna, Fernando Cáceres, Roberto Abbondanzieri, Néstor Gabriel Cedrés, Silvio Carrario y Julio César Toresani, entre otros.

Lorenzo debutó el 21 de agosto de 1996 en una victoria 2 a 0 sobre Argentinos Juniors en el José Amalfitani por la Supercopa (esa noche actuó como líbero). Fue el primero de sus 17 partidos con un equipo que nunca terminó de cuajar y que terminó siendo una enorme decepción: en esa temporada, se despidió en los cuartos de final de la Supercopa, finalizó décimo en el Torneo Apertura y noveno en el Clausura.

Néstor Lorenzo jugó en Boca en la temporada 1996/97.Néstor Lorenzo jugó en Boca en la temporada 1996/97.

Cuando Maradona y Caniggia se incorporaron al plantel de Boca a mediados de 1997, Lorenzo ya había armado las valijas y había partido rumbo a Quilmes, el club en el que se despidió del fútbol profesional en el torneo 1997/98 de la Primera B Nacional. Después del retiro temprano (tenía solo 32 años cuando colgó los botines), hizo el curso de director técnico y se preparó para iniciar esa nueva etapa en su vida laboral.

“Quiero empezar a dirigir, pero en un club serio. Lo más difícil de esta profesión es dar el primer paso”, sostuvo en 2003. Un año después, se sumó al cuerpo técnico de José Pekerman, quien lo conocía desde hacía dos décadas: había sido coordinador de las divisiones inferiores de Argentinos Juniors entre 1982 y 1992, cuando Lorenzo había vestido vestido la casaca del Bicho.

Con Pekerman trabajó en el seleccionado argentino durante ese ciclo corto que concluyó con la eliminación en los cuartos de final del Mundial de Alemania y luego lo acompañó también en Toluca (2007-2008), Tigres (2009) y el seleccionado de Colombia (2012-2018), al que llevaron a los Mundiales de Brasil 2014 y Rusia 2018.

Los caminos se separaron cuando Pekerman tomó el mando del seleccionado de Venezuela en noviembre de 2021. Un mes después, Lorenzo comenzó su aventura como entrenador principal en Melgar de Arequipa. Era una apuesta de riesgo, pero le salió bien: en un semestre obtuvo el Torneo Apertura peruano y llevó al equipo a los octavos de final de la Copa Sudamericana ganando un grupo que compartió con Racing, Cuiabá y River de Montevideo. Antes de disputar esa instancia del certamen subcontinental (en el que Melgar llegaría hasta las semifinales), la Federación Colombiana de Fútbol le ofreció la conducción de su seleccionado.

Desde el debut con una goleada 4 a 1 sobre Guatemala el 24 de septiembre de 2022 en Nueva Jersey, Lorenzo encadenó 19 victorias y 6 empates. Esos 25 encuentros más los últimos dos triunfos del ciclo de Reinaldo Rueda y el que consiguió bajo el mando del entrenador interino Héctor Cárdenas en junio de 2022 permitieron que el combinado caribeño lograra su mejor racha invicta, superando los 27 partidos sin derrotas del elenco conducido por Francisco Maturana entre julio de 1992 y abril de 1994. Estirar la marca a 29 dependerá del resultado de la final del domingo ante Argentina.



Fuente Clarin

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