Fue un domingo de dolor para Los Pumas. La noticia de la muerte de Alex Wyllie significó un golpe para toda una generación del rugby argentino, que recordaba al primer DT extranjero que tuvo la Selección albiceleste como una piedra fundacional de lo que ocurrió más adelante en el tiempo. De hecho, el neozelandés que murió a los 80 años fue el entrenador que condujo a ese histórico acceso a cuartos de final en el Mundial de Gales 1999.

Lo paradójico fue que Wyllie fue confirmado como DT principal de la Albiceleste quince días antes del torneo, tras la renuncia de José Luis Imhoff y el interinato de Héctor Méndez y José Fernández. El oceánico, con once partidos como jugador y tres años como DT de los All Blacks entre 1988 y 1991, se había incorporado ser asistente del rosarino.

Tras perder con el anfitrión Gales en el debut, y con una soberbia actuación de Gonzalo Quesada con el pie, tres victorias consecutivas contra Samoa, Japón e Irlanda (con el try de Diego Albanese y la heroica defensa en los ocho minutos finales), Los Pumas lograron pasar por primera vez la etapa de grupos. Luego, perdieron frente a Francia en cuartos de final.

Tras esa actuación que quedó en la historia de Los Pumas, Wyllie volvió a Nueva Zelanda y reapareció recién en 2009, para el retiro de Agustín Pichot.

«Alex (Wyllie) fue muy importante como asesor en los tiempos que acompañaba en distintos periodos a tres grandes entrenadores como, JL Imhoff, Tito Fernández y Pipo Méndez. Fueron épocas donde aportaba un buen equilibro y visión distinta. Cada entrenador tenía su filosofía, y el aporte de él era siempre nuevo o diferente», comentó Quesada sobre los primeros pasos del neozelandés en Los Pumas.

«Lo que pasó a tres semanas de ir al Mundial del 99 fue terrible. Enterarnos, una noche en un vestuario en GEBA antes de un entrenamiento, que renunciaban los entrenadores fue muy duro. La reacción del grupo fue ejemplar. Se generó mucha unión y compromiso. En ese contexto, que él pase de asesor a entrenador líder del plantel fue clave», completó.

«Aportó disciplina y un manejo más profesional. Una mezcla de rigor y exigencia con mucha empatía y afecto. Nos guió en un momento donde lo necesitábamos. Teníamos un gran grupo con grandes jugadores, teníamos mucha pasión por este juego y teníamos mucha capacidad de laburo», cerró, en declaraciones recogidas por el portal de ESPN.

“Para mí fue un grande, siempre un tipo parco, rustico que nos generó a todos un compromiso buenísimo. Era un rugby de otra época claramente por cómo entrenábamos y vivíamos el rugby. Tenía mucho de la impronta que él había vivido en toda su carrera. Fue un gran entrenador que nos marcó mucho en ese momento crucial como lo fue el Mundial. Con su estilo duro, directo y parco, realmente amaba el deporte y nos trasmitía todo eso”, había dicho Santiago Phelan hace un tiempo sobre el neozelandés.

“Fue muy importante como generación: la camada 76, 77 y 78 lo tuvimos en los torneos del hemisferio sur M21. Tuvimos un vínculo en aquel torneo y después a varios nos llevó al seleccionado mayor. Nosotros éramos muy jóvenes y estaban los que tenían más rodaje en Los Pumas pero para nosotros fue un poco la continuidad del M21 en ese momento. Un tipo que lo quería mucho, se hizo querer, era difícil porque era parco y hosco, pero era una persona que aprendió a entender la cultura argentina, muy distinta a la neozelandesa. Nos aportó un montón en la disciplina y aspectos que en ese momento no estaban tan arraigados en el rugby argentino”, aseguró Manuel Contepomi.



Fuente Clarin

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