De repente, Stewart y WestLake, la esquina de The Westin, el hotel en el que para River aquí en Seattle se transforma en Udaondo y Libertador, el punto de encuentro de los hinchas de la banda roja antes de ingresar al Monumental en cada partido. Hay trapos colgados en las paredes, banderas de palo como las que se flamean en las tribunas, mucho calor y pasión. Hay una marea roja y blanca que llegó a Seattle. Que, por cuestiones de lejanía y costos altos, no puede ser mayor, pero que igual hace que ya se pueda contar de a miles y que hace mucho pero mucho ruido.
Jamás habrán pensado los habitantes de esta ciudad que iban a ver el tránsito cortado en un punto céntrico de su ciudad como pasó esta tarde de lunes en Seattle. Coordinado entre la seguridad del plantel y las autoridades de este distrito, hubo agentes de tránsito controlando la situación y solo se dejó lugar para que pueda pasar el tranvía, justo enfrente del hotel.
Los hinchas de River se fueron congregando desde temprano y esperaron allí el regreso del plantel desde el entrenamiento en el complejo deportivo del Seattle Sounders.
La previa se amenizó con canciones y referencias a una bandera que apuntaba directamente a Boca. Decía: “Se busca clásico. QEPD 9-12-18”. Y no faltó el clásico “tomala vos, damela a mí, el que no salta, murió en Madrid”. El gol de Nicolás Otamendi, con el que Benfica le empató a Boca sobre el final del partido en Miami, quizás los envalentonó más todavía.
Cuando vieron el micro negro ploteado con el escudo y el River Plate, explotaron. Como si estuvieran en la tribuna, una avalancha humana se dirigió hacia el ómnibus, que entró a paso de hombre hasta el ingreso del hotel y los fanáticos de la banda roja quedaron casi cara a cara con sus ídolos. Desde el interior, Marcelo Gallardo observaba con admiración y su sonrisa lo demostraba. Cuando bajó, atronó el “Muñeeecoooo, Muñeeeecoooo”. Y siguieron alentando a cada jugador que iba pasando.
“Ponga huevos, huevos Millonario, ponga huevos, huevos sin cesar, que este martes cueste lo que cueste, este martes tenemos que ganar”, entonaron y ya se metieron en clima de partido, de ese debut que será ante Urawa Red Diamonds de Japón en el Lumen Field, a las 12 de aquí de Seattle, las 16 de Argentina.
“Yo soy de River, de River de corazón, aunque ganas, aunque pierdas, lo llevo en el corazón”, cantaban y la efervescencia crecía. Fueron minutos de mucha intensidad. Y una vez que pasaron todos los jugadores y se metieron en el hotel, la marea riverplatense se concentró en la entrada de autos que era semicubierta, por lo que el sonido se multiplicó. Había bombos y redoblantes también. Y una comunión riverplatense estridente que culminó con el “soy de River, yo soy”, y el “Y dale y dale, y dale River dale”.
Gallardo dijo en la conferencia de prensa que los hinchas de River se harán sentir en el Lumen Field. Y en la previa ya hubo un adelanto. Los hinchas de River, al menos por un momento, convirtieron a Seattle en Núñez.