El Masters 1000 de Montecarlo, el primer torneo importante de la gira europea de polvo de ladrillo, que arrancará el domingo, tendrá un ausente de peso. Rafael Nadal, rey indiscutido de las canchas lentas y once veces campeón del certamen, anunció que no jugará en el Principado y aplazó una vez más su regreso al circuito, en el que no juega desde enero. «Simplemente mi cuerpo no me deja», explicó el español en un posteo en Instagram.

«Están siendo tiempos difíciles para mí deportivamente hablando», arrancó Rafa. «Y aunque sigo trabajando y esforzándome al máximo cada día con la ilusión de poder competir en torneos que han sido muy importantes para mí, la realidad es que a día de hoy no puedo».

«No se imaginan lo difícil que es para mí no tener la oportunidad de poder jugar estos eventos una vez más. No me queda más que aceptar la situación e intentar mirar hacia el futuro inmediato manteniendo la ilusión y las ganas para darme la oportunidad de que las cosas mejoren. Un abrazo fuerte a todos y ¡gracias por el cariño y apoyo siempre!», cerró.

Como para llevarle algo de tranquilidad a sus fanáticos, que esperan volver a verlo en acción pronto, acompañó el mensaje con un video en el que se lo ve entrenando en su academia, en Manacor.

Nadal, para quien el certamen monegasco había reservado una invitación especial (está 649° en el ranking), se perdió casi todo 2023 por una una lesión de grado 2 en el psoas ilíaco de la pierna izquierda que sufrió en el Australian Open. Regresó en enero, pero llegó a disputar apenas tres partidos en el ATP 250 de Brisbane (victorias ante Dominic Thiem y Jason Kubler, y derrota frente a Jordan Thompson).

En ese duelo ante el australiano sintió una molestia en la cadera y horas después, los exámenes mostraron que había sufrido un microdesgarro muscular en un muslo. Renunció primero al primer Grand Slam de la temporada. Viajó en marzo a Estados Unidos donde jugó una exhibición en Las Vegas con Carlos Alcaraz y tenía planeado presentarse en Indian Wells, pero finalmente optó por no jugar en el desierto californiano y enfocarse de lleno en la gira de polvo, que siempre es su tramo preferido del calendario.

Con la idea en el aire que esta será su última temporada -aunque nunca lo confirmó, mencionó varias veces que es una posibilidad concreta-, muchos especulaban que Nadal planeaba disputar algunos certámenes sobre esa superficie para llegar de la mejor manera a Roland Garros, donde levantó 14 veces el trofeo, y luego despedirse en los Juegos Olímpicos de París, que se disputarán también en el club de Bois de Boulogne luego de Wimbledon.

Descartado Montecarlo, en el que jugó por última vez en 2021 (se despidió en cuartos ante Andrey Rublev), habrá que ver si el mallorquín se siente en forma para el ATP 500 de Barcelona, que arrancará el lunes 15 y es la siguiente parada del cronograma que había armado antes del inicio de la temporada. En el Conde de Godó, del que es el máximo ganador con 12 títulos, también le guardaron un lugar en el cuadro.

Tras Barcelona, Nadal había confirmado sus deseos de jugar el Masters 1000 de Madrid. También en el de Roma lo esperaban con brazos abiertos, para brindarle una última chance de agarrar ritmo antes de París. Pero el ex número 1 y ganador de 21 Grand Slams volvió a postergar su regreso a las canchas, y abrió una incógnita muy grande sobre su futuro inmediato y sobre el final de su extraordinaria carrera.



Fuente Clarin

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