No hay más sonrisas en Red Bull. Max Verstappen dejó de ser invencible. Después de haber ganado cinco de las primeros siete Grandes Premios de la temporada, el neerlandés enhebra seis carreras sin ser el primero en ver la bandera de cuadros y registra apenas dos visitas al podio. Y Mad Max está furioso: «Mi coche es un monstruo imposible de manejar».

La debacle de la escudería austríaca coincide con el anuncio de la salida de Adrian Newey, la mente brillante que había diseñado un auto que no tuvo contra en los últimos años. El británico, pese a que recién se desvinculará a finales de 2024, ya no está involucrado en la toma de decisiones de la escudería. Y se nota mucho su ausencia.

Tan lejos llegó la situación que colmó la paciencia del tricampeón del mundo. A tal punto que ya no disimula su malestar. El motivo es obvio porque ve cómo se erosiona la diferencia que sacó a principios de año y avisa que no solo corre riesgo la Copa de ConstructoresMcLaren está a ocho puntos-, sino que también corre riesgo su condición de líder del Mundial –Lando Norris está a 62 unidades-.

«No importa dónde estemos corriendo, somos malos en todos lados, necesitamos hacer muchos cambios. En estas condiciones, ganar ambos campeonatos no es realista«, admitió Verstappen luego de haber quedado en el sexto puesto del Gran Premio de Italia de Fórmula 1.

En Monza, a pesar de la estrategia de salir con neumáticos de compuesto duro, apenas pudo ganar un puesto desde la largada y fue totalmente dominado por los McLaren de Oscar Piastri y Norris, las Ferrari de Charles Leclerc -que se llevó la victoria en la casa de los tifosi- y de Carlos Sainz y también del Mercedes de Lewis Hamilton.

Christian Horner, el jefe de Red Bull, charla con Max Verstappen. Foto: EFE/EPA/Daniel Dal ZennaroChristian Horner, el jefe de Red Bull, charla con Max Verstappen. Foto: EFE/EPA/Daniel Dal Zennaro

«El auto es inmanejable. Tenemos un problema de balance masivo. El año pasado teníamos un auto excelente, que fue el que más dominó. Básicamente lo convertimos en un monstruo», sentenció sin filtro.

Los cambios que realizaron en la escudería no están dando los resultados que esperaban, sumandole la variable de que los McLaren parecen estar ganado más velocidad en cada carrera. Es por eso que Verstappen no cree que puedan mantener su posición de líderes por mucho más tiempo. «Puedo motivar al equipo, está claro. Pero lo que no puedo hacer es diseñar el coche», sentenció el piloto.

Y no sólo está infeliz con su monoplaza, si no que tampoco lo convencen las estrategias que propuso el equipo para la carrera. «Pudimos haber ejecutado una estrategia mejor, pero mirando atrás ir a dos paradas no fue óptimo, así que todo se redujo a limitar daños hasta el final», se lamentó Verstappen, ya más frío, después de no haber podido contener su ira y golpear repetidamente su volante después de la parada en boxes que duró 6s2.

Una parada que enfureció a Max Verstappen. Foto: Massimo Pinca/Pool via REUTERSUna parada que enfureció a Max Verstappen. Foto: Massimo Pinca/Pool via REUTERS

Y concluyó: «Así son las carreras. Ahora lo que hay que hacer es trabajar duro para intentar regresar al lugar al que queremos. Estas dos semanas antes de Bakú nos tenemos que centrar en darle la vuelta a las cosas y solucionar los problemas que hemos identificado durante los pasados fines de semana».

¿Tendrá tiempo Red Bull para encarrilar la situación? La próxima cita de la Máxima será el fin de semana del 15 de septiembre en el Gran Premio de Azerbaiyán y su desafiante circuito callejero de Bakú con el asfalto atrapado entre paredes. El el primero de los ocho capítulos finales de una temporada que se convirtió, gracias a ese monstruo inmanejable, en un thriller.



Fuente Clarin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *