Desde el piso y en la medialuna del área, Lionel Andrés Messi miró una y otra vez al árbitro chileno Cristián Marcelo Garay Reyes. La Pulga buscaba el pitazo del juez, la sanción de una falta, tal vez porque ya sabía el final de la historia. La pena se cobró y lo que siguió fue una obra de arte del rosarino: la colgó del ángulo izquierdo del arquero portugués Claudio Ramos. Fue el 2-1 parcial de Inter Miami contra Porto en Atlanta.

Los tiros libres son una especialidad adquirida para Messi, quien en sus primeros años no solía ejecutar faltas. Se fue haciendo con el tiempo y con los consejos, entre otros, de Diego Maradona. El que anotó este jueves es el tanto 68 por esa vía en su laureada carrera -y está a diez del brasileño Marcelinho Carioca, que tiene 78 y es el más efectivo por esa vía-. Más: alcanzó los 50 festejos en 61 juegos con el conjunto de Miami.

La falta fue mínima, pero fue: un leve empujón del juvenil Rodrigo Mora. El lugar, ideal para el campeón del mundo en Qatar: casi en el centro de la medialuna del área. El abanico se le abre a la Pulga en esa posición porque la podría llegar a poner en cualquiera de los ángulos. Optó por tirarla al del arquero y no falló.

Para Leo, en tanto, es el gol número 866 en 1107 duelos como profesional. Fue, además, el primer festejo en este nuevo Mundial de Clubes.

Y fue merecido el grito de Leo porque Inter estaba haciendo un gran partido contra Porto, que empezó ganando 1-0, y porque Messi se brindó al máximo corriendo cada una de las pelotas. La Pulga fue, además, uno de los más participativos en su equipo. Por eso el golazo fue también un acto de justicia.





Fuente Clarin

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