Me quedó la espina de que estaba para mucho más

Lo primero que hizo después de bajarse del avión fue comerse una medialuna; lo siguiente que fue a buscar fue el dulce de leche. Lo tercero, ir al taller del Canning Motorsports. Todo pasó tan rápido en la vida de Agustín Canapino que hace tres días metió su estadía de un año y medio en Estados Unidos en “unas cuantas valijas y cajas” -además de una encomienda de DHL gestionada por el líder del campeonato de la IndyCar, su ahora amigo Alex Palou- y este sábado volverá al Turismo Carretera para disputar la décima fecha en el Autódromo Juan y Oscar Gálvez, tras una abrupta desvinculación del Juncos Hollinger Racing.

Cuando recibe a Clarín, la noche ya cae sobre Buenos Aires. Su día arrancó a las 7 de la mañana en La Plata probando la Chevy que Gustavo Lema le preparó a contrarreloj y que, de hecho, no llegó para las fotos en el box. “Es grande la diferencia. La parte buena es que para mí manejar TC es algo natural. Lo he hecho tanto tiempo que es una vuelta y ya me acostumbro, me siento en casa. El problema era manejar un Indy viniendo de un TC. Lo que sí estoy disfrutando más es el cariño del público, el cariño del equipo, de mis amigos y de la familia que va a venir el fin de semana. El calor del público argentino que allá, obviamente, es completamente distinto”, comenta durante la charla y lo confirma cuando, al salir a la calle de boxes, firma autógrafos, se saca selfies y hasta graba mensajes con las decenas de fanáticos que llegaron anticipadamente.

-En nuestra última entrevista contaste que habías sufrido mucho la temporada 2023, tu primera en la IndyCar. ¿Y esta?

-Al contrario, esta fue la que me empecé a sentir bien, rápido, cómodo, competitivo. Y lamentablemente no la pude terminar. Yo estoy muy contento con mis resultados, como haber sido top 10, los top 15 que logré, las últimas dos clasificaciones como décimo. Para mí es un montón, porque estoy en un equipo chico y nuevo y yo solo con un año y medio de experiencia. Quizás alguien esperaba más pero para mí es un montón. Me quedó la espina de que estaba para mucho más. Realmente, estaba para pelear por un podio o una carrera en cualquier momento. Venía con una mala racha de resultados pero el potencial era cada vez mejor y eso me da pena.

-¿Por qué no seguir entonces?

-Se dio así. Los detalles hemos acordado que nos los vamos a quedar en confidencialidad. De hecho, hay cosas que ni siquiera yo entiendo ni sé muy bien qué pasó. Pero no importa. Yo prefiero quedarme con todo lo bueno y agradecerle a Ricardo (Juncos), a Brad (Hollinger) y a todo el equipo por lo vivido. Y quién sabe, quedaron las puertas abiertas, se terminó en buenos términos. Ojalá tengamos la chance en el futuro de hacer algo. Y si no pasa, eterno agradecimiento. Fue realmente un placer. Lo di todo, mi cien por ciento, mucho más de lo que puedan imaginar.

-Fui feliz, pero nunca llegué a terminar de sentirme cómodo ni a disfrutar, porque me faltó tiempo y las cosas que fueron sucediendo fueron generando situaciones que hacían que no me sintiera cómodo. Cuando te bajan una hora antes de salir a la pista o te acusan de que generás amenazas de muerte cuando nada que ver, es feo. No me lo merecía, sentí impotencia. También tuve que soportar cosas que prefiero no contar. Pero no miro todo eso. Todas las aventuras tienen cosas buenas y malas. Creo que lo importante es quedarse con lo bueno y lo demás usarlo para aprender.

-Ese 7 de junio que te bajan de Road America, ¿ya lo sabías?

-Me enteré ahí, estaba preparado para salir a la pista, estaba bien. La situación no era agradable pero he pasado por situaciones muchísimo peores: falleció mi papá una semana antes de ganar la primera carrera de TC en 2021 y al lado de esto es mil veces peor. Pero así lo decidieron hacer allá. Uno tiene que acatar las órdenes y me tocó aceptarlas y dar vuelta la página. Fue un golpe duro y totalmente inesperado. A mí como piloto me golpeó mucho. Ya pasó. Hasta ya me había olvidado, te soy sincero. Lo dejo como una anécdota y un aprendizaje de vida.

-¿Pensaste que se acababa la temporada ese día?

-No pensé nada, porque era todo tan raro. Entendí a partir de ahí que había cosas que eran diferentes a las que uno imaginaba y esperaba. Pero mi trabajo había que hacerlo y me dediqué a hacerlo lo mejor posible. Soy profesional. He pasado en la vida cosas muchísimo peores y la vida me ha enseñado a dar vuelta la página y seguir adelante.

-¿Hay chances de volver? Ya hay rumores del equipo Prema.

-No tengo ningún ofrecimiento oficial, sí he tenido algún contacto en este tiempo. Está la puerta abierta y obviamente que me gustaría aprovechar el desarrollo que tuve como piloto. Y si no se da, todo lo que aprendí me sirve para acá también.

-¿Se puede pensar en el TC cuando hay una puerta abierta?

-Ahora mi prioridad es el TC y mi foco está acá. Porque si continúo el año que viene, que hoy es la idea y lo que tengo, el campeonato 2025 se empieza a ganar ahora. Cada momento es una piecita del rompecabezas para construir un equipo campeón.

-Estoy contento, porque me siento en casa. Acá recibo mucho cariño, el equipo me trata muy bien, me escucha, me respeta mucho. Yo estoy contento de estar acá, es el lugar donde me hice. Estoy contento por tener continuidad, porque si yo no tenía continuidad perdía tiempo sin generar nada y eso para mí es un problema. La tranquilidad de seguir trabajando es importante para mí.

-En lo económico y en lo mental.

-Sí. Es importante. Todos necesitamos trabajar para sentirnos bien y en mi caso, como deportista y competitivo que soy, venir a competir con intenciones de ganar es importante porque me alimenta y me hace feliz. Si hubiese vuelto y no hubiese logrado armar el proyecto para correr, hubiese sido una tristeza grande. Pero sabía que iba a poder armar rápidamente un proyecto. No me imaginé que sería tan rápido. Pero Lema está más loco que yo y acá estamos.