La cultura del trabajo. Lautaro Martínez demuestra en esta Copa América que las rachas están para romperse, porque ya dejó atrás esa sequía que lo tuvo a maltraer con la Selección Argentina, una lesión en el tobillo que -confiesa- lo hizo pensar en una operación después del Mundial de Qatar y ahora se permite disfrutar de un presente soñado, con cuatro goles en los tres partidos de la fase de grupos, una marca que un argentino no conseguía desde Gabriel Omar Batistuta en la edición 1991 de este torneo.

«¿Por qué cambió esta racha? Por el trabajo. Pero son momentos, cuando la pelota no quiere entrar a veces se hace difícil y cuando la pelota quiere entrar pasan estas cosas. Estos momentos, obviamente, son los que más se disfrutan pero cuando no convertía también estaba tranquilo porque siempre sé que doy el cien por cien por esta camiseta. Que en cada entrenamiento me mato para poder estar dentro del equipo, así que contento y feliz», confesó en una charla con Clarín.

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El goleador argentino habló con Clarín tras el triunfo ante Perú.

A dos meses de cumplir 27 años, el Toro bahiense está pleno. Y eso genera un lindo problema partido a partido para el entrenador Lionel Scaloni, quien confió en él para el inicio de su ciclo en 2018 hasta convertirlo en el segundo jugador que más encuentros disputó en este lapso de tiempo con 54, solo por detrás de Rodrigo De Paul (60). También es el segundo goleador, después de Lionel Messi (43), al haber convertido en 28 oportunidades.

Esa marca, después del doblete contra Perú el sábado en Miami por la tercera fecha del grupo A, le permitió achicar la distancia para seguir escalando en la tabla de goleadores históricos de la Albiceleste: en proximidad tiene por encima a Ángel Di María (30), Gonzalo Higuaín (31) y Diego Armando Maradona (32).

El bahiense, surgido en el club Liniers, tuvo siete titularidades en los 17 partidos que Argentina jugó desde que bordó la tercera estrella en el estadio Lusail el 18 de diciembre de 2022. Como contraposición, el cordobés estuvo once veces como inicial. En cuatro ocasiones compartieron cancha.

«Me siento bien, la verdad que muy contento. Principalmente porque sumamos nueve puntos en un grupo difícil que nos tocó contra rivales que han hecho partidos complicados. Hasta el gol no nos habíamos sentido cómodos contra Perú, no encontrábamos la manera de entrarle claro. Y creo que después trabajamos el partido con tranquilidad», analizó.

Hay, todavía, una deuda de la Scaloneta en esta Copa América: la efectividad. Genera mucho la Selección, en el juego asociado, en la pelota parada, pero le falta ser certero en el último toque, incluso, para tener mayor control de los partidos, que domina desde el desarrollo, la posesión y hasta la psicología del juego.

«Sí, es raro lo que está pasando, pero tenemos que analizar también cómo nos afrontan a nosotros. Los tres equipos que afrontamos pusieron línea de cinco. Cuando habitualmente Perú juega con cuatro, Chile con cuatro, cuando también Canadá juega con cuatro, después viendo nuestra formación puso cinco. Lo dijimos, todos los partidos van a ser así, tenemos que sacar algo de adentro… Cuando vos preparás algo y se plasma de otra manera, ahí está el carácter y la lectura nuestra para sacar el partido adelante», destacó.

Se pone un poco melancólico cuando recuerda no haber podido estar pleno durante el Mundial, aquellos goles anulados contra Arabia Saudita y la pérdida de la titularidad con Julián Álvarez. «Estuve al borde de la operación porque sufrí mucho el tobillo (derecho), tomaba muchos analgésicos, me infiltré los dos primeros partidos, tenía que hacer reposo, mucho hielo y se me hacía difícil jugar. Pero apreté los dientes, pude llegar hasta el último partido… Después no fui a la última gira en Indonesia con la Selección porque el cuerpo técnico me dio descanso y vinieron 30 o 35 días de vacaciones donde no hice absolutamente nada, me vinieron bien para recuperar el tobillo», dijo.

Foto Mati Arrascoyta. Enviado Especial. - CLARINFoto Mati Arrascoyta. Enviado Especial. – CLARIN

Hubo un momento más destacado que sus goles de ‘picota’ y ‘cuchara’, dos definiciones que son primas hermanas, pero que son diferentes desde la ejecución que tuvo frente a Pedro Gallese, el arquero peruano. Fue cuando el Toro corrió hasta el banco de suplentes para abrazar al capitán Lionel Messi, que no tuvo acción por una fuerte contractura.

«Fui a abrazar a Leo porque él sabe lo que significa para nosotros, para mí, para este grupo. Es nuestro capitán. Ha sufrido mucho por no estar hoy. Nosotros lo vemos en el día a día. Ojalá que se pueda recuperar pronto para tenerlo adentro», cerró.



Fuente Clarin

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