Franco Colapinto quiere quedarse en la Fórmula 1. Lo dijo en Brasil, donde afirmó que si Williams no tenía una butaca para él (y no la tiene porque a finales de julio confirmó a Carlos Sainz en su alineación para 2025 junto a Alex Albon) «lo normal» sería que lo dejara ir. Pero tampoco es tan fácil y eso también lo sabe el argentino que llegó para correr los últimos nueve grandes premios de la temporada: «Está todo muy complicado», había comentado hace un mes, cuando solo se mencionaba el asiento de Sauber que finalmente será ocupado por el brasileño Gabriel Bortoleto, campeón de F3 el año pasado y líder actual de la F2, la categoría que hasta agosto lo tenía al oriundo de Pilar. Entonces, todavía no había aparecido en el horizonte Red Bull, donde una guerra interna entre Helmut Marko y Christian Horner podría definir el futuro del piloto de 21 años.
Para entender la trama hay que retrotraerse unos años a un actor clave en la vida de Red Bull: su fundador, Dietrich Mateschitz. Quien se hizo multimillonario gracias a la bebida energética que creó en 1984 desembarcó en el automovilismo de la mano de su compatriota Marko, un destacado piloto de la década del 70, y consiguió un lugar en el Gran Circo cuando el 15 de noviembre de 2004 compró Jaguar y al año siguiente adquirió Minardi para crear una escudería «B» con el objetivo de darles rodaje a los próximos integrantes de Red Bull: Toro Rosso.
Si bien el Dr. Marko estuvo desde el inicio involucrado como director de la academia de jóvenes pilotos que fundó en 2001, y en la que Sebastian Vettel fue su primer alumno, también lo estuvo Horner, el joven y prometedor jefe de Arden en la F3000 que Mateschitz contrató para que dirigiera su equipo de F1. Pero las decisiones las tomaba Mateschitz.
Por eso, cuando en 2022 el dueño de Red Bull murió a los 78 años, el austríaco y el británico -con visiones muy distintas- comenzaron una pelea por el poder que desató la guerra interna. Según los medios que siguen a la F1 por el mundo, el jefe del equipo inició «un golpe de estado» contra el jefe de la academia de jóvenes pilotos para sacarlo del medio y ser él quien elija a quiénes firmarles futuros contratos.
Justo en medio de esa encrucijada apareció Colapinto: mientras que Horner se inclina por él por lo que genera tanto dentro como fuera de la pista -con su potencial financiero atrayendo auspiciantes y el mercado latino que dejaría vacante en un futuro próximo la salida de Checo Pérez-, Marko apuesta por Liam Lawson para darle un voto de confianza a la academia que él mismo dirige y que no asciende a un piloto desde 2019, cuando Alex Albon reemplazó a Pierre Gasly en Red Bull en un sorprendente movimiento de mitad de temporada.
Sí, en las últimas cuatro temporadas Toro Rosso, Alpha Tauri ni ahora Racing Bulls -o lo que es lo mismo que decir Helmut Marko- lograron que alguno de sus pilotos subiera al primer equipo. Incluso, el año pasado Daniel Ricciardo -a los 34 años y con una vasta experiencia en la F1, incluido un paso exitoso por Red Bull- fue quien reemplazó a mitad de temporada al neerlandés Nyck de Vries, que tampoco surgió de la academia de la escudería austríaca sino que se formó en McLaren y tuvo un paso como reserva de Mercedes hasta ser elegido por el equipo con sede en Faenza.
En ese sentido, Yuki Tsunoda fue la última aparición de las «inferiores», cuando en 2021 llegó a Alpha Tauri en el lugar del ruso Daniiel Kvyat, sobre quien Mateschitz fue lapidario al afirmar que «le faltó consistencia» a lo largo de 2020. Justamente, el austríaco decía entonces sobre elegir a Pérez sobre Gasly, un piloto formado por Marko: «Necesitamos dos pilotos fuertes el año que viene. Pérez es uno de los mejores en términos de desempeño y nunca ha tenido una oportunidad con un coche como el nuestro. Se merecía esta oportunidad».
Esa filosofía es la que Horner quiere aplicar ahora en Red Bull: elegir al mejor, aunque no sea un producto 100% Red Bull. Marko, en cambio, cree que esas dos cosas son posibles con Lawson, la última aparición de la academia, cuando en 2023 reemplazó a un lesionado Ricciardo. Además, en este 2024 ya sumó 4 puntos en tres carreras contra los 7 en 18 del australiano, que sí logró cinco unidades por su cuarto puesto en la Sprint Race de Miami, un formato en el que el neozelandés -pese a que tuvo oportunidades en Austin y San Pablo- no pudo puntuar.
Quién es quién en la guerra interna de Red Bull
Quién es Helmut Marko
El Dr. Helmut Marko es el cerebro detrás de Red Bull: él formó a Sebastian Vettel, el primer campeón de la escudería, y apostó por Max Verstappen para reemplazar al ruso Daniil Kvyat en Red Bull en medio de la temporada 2016 pese al escepticismo de la escudería austríaca. “Me dijeron, incluso dentro del equipo, que estaba loco por ponerlo en el coche… ¡y va y gana!”, recordó a la distancia el asesor deportivo de Red Bull sobre aquel Gran Premio de España en el que el neerlandés bajó en casi tres años el récord del piloto más joven en ganar una carrera que tenía Vettel desde 2008 con Toro Rosso.
Pero antes de eso, se recibió de abogado en 1967 en la Universidad de Graz -de lo que solo se quedó con el apodo de Doctor Marko- y fue uno de los mejores pilotos en la década más peligrosa del automovilismo, que le costó en su décima carrera en la F1 la visión de su ojo izquierdo. El incidente ocurrió durante la sexta fecha de las 12 dispuestas en la temporada 1972 que dominaba Emerson Fittipaldi, quien luego ganaría el primero de sus títulos. Entre los volcanes del Circuito de Charade, al austríaco se le presentaba una gran oportunidad para conseguir su mejor actuación: había clasificado 6° por lo que largaba desde la tercera fila, justo delante del brasileño (8°).
Con un Lotus superior al resto, Fittipaldi no tardaría en avanzar posiciones hasta superar a Marko. Unas vueltas después, la tragedia ocurrió: buscando los límites de la pista, el brasileño pisó una de las piedras volcánicas que rodeaban al circuito y que salió disparada hacia atrás, impactando en la visera del casco del austríaco con una fuerza brutal que la traspasó y le provocó la pérdida de un ojo.
“Fue absolutamente doloroso, pero conduje porque Clermont-Ferrand era una carrera larga así que inmediatamente tuve la carga de combustible en mi cabeza. En ese momento estaba en una parte cuesta arriba de la pista, así que sabía que esto podría convertirse en un infierno, para mí y para los que estaban detrás de mí. No recuerdo lo que sucedió después, pero me dijeron que levanté el brazo y logré estacionar el auto a un lado de la pista; luego caí inconsciente”, le relató al sitio de la Fórmula 1 en 2017.
Mientras la carrera continuaba y la victoria quedaba en manos de Jackie Stewart, Marko era llevado a un hospital de la zona donde no pudieron hacer nada para salvar su visión, por lo que su carrera como piloto acabó ese 2 de julio de 1972. “Una lesión en el ojo es muy dolorosa. Tuvieron que coserme el ojo, así que cada parpadeo era un horror. No pude dormir durante mucho tiempo, también porque todavía pensaba que el automovilismo era la única razón para vivir. En una de esas noches de insomnio tuve que confesarme a mí mismo: ‘Se acabó, tendré que hacer otra cosa con mi vida’. Ahí es cuando caes en un profundo agujero negro. Pero entonces me di cuenta de que hay vida después de las carreras, y algo cambió en mi cabeza de un momento a otro”, dijo sobre aquel accidente de hace 52 años.
Quién es Christian Horner
Christian Edward Johnston Horner nació el 16 de noviembre de 1973 en Leamington Spa, Warwickshire, Inglaterra en el seno de una familia de buena posición económica e involucrada en la industria automotriz: su abuelo era gerente de la Standard Motors Company, una de las fábricas de autos legendarias del Reino Unido.
Aunque asistió al prestigioso colegio Warwick School, donde fueron educados personalidades de la política, el deporte y los medios de comunicación de Inglaterra durante siglos, Horner se dedicó al automovilismo: empezó en karting y en 1991 se ganó una beca para correr en la Fórmula Renault. Gracias a un préstamo y a una fuerte inversión llegó a la Fórmula 3000 con su propio equipo, el Arden Internacional. Pero después de dos años, y con 25 en el documento, entendió que su mejor función no estaba detrás del volante sino debajo del auto. Y, tras tres campeonatos consecutivos entre 2022 y 2004 en la F3000, llamó la atención de Dietrich Mateschitz, que lo puso en la Fórmula 1 hace 20 temporadas.
Desde allí, celebró los cuatro títulos mundiales de Vettel y los tres de Verstappen, además de los trofeos como constructores en 2010, 2011, 2012, 2013, 2022 y 2023. Esos años como director exitoso estuvo siempre acompañado por la ex Spice Girls, Geri Halliwell (52 años), a quien conoció en unas vacaciones en Ibiza, donde él estaba con quien fue su esposa por 14 años, Beverley Allen.
Horner y Halliwell se casaron en 2015, en Bedfordshire y el 21 de enero de 2017 nació su hijo, Montague George Hector Horner. Además, ella es mamá de Bluebell Madonna, de 18 años, y él de Olivia, de 11. Juntos armaron una familia ensamblada que disfruta los (escasos) días lejos de los autódromos en una imponente casa de campo en Banbury, Oxfordshire, que la serie Drive to Survive (Netflix) permitió conocer.