Marin Cilic le puso el broche de oro a una semana soñada en el ATP 250 de Hangzhou. Entró al cuadro del torneo chino como el 777° del mundo, gracias a una wild card que le otorgó la organización, y terminó celebrando su 21° título (el primero en casi tres años) al derrotar por 7-6 (7-5) y 7-6 (7-5) al local Zhizhen Zhang, 43°. Y se convirtió en el jugador de menor ranking en levantar un trofeo en el circuito más importante del tenis en la Era Abierta.

El flamante campeón se trepó a la cima de esa peculiar estadística y desalojó del top 5 a un argentino, Juan Manuel Cerúndolo, que era el quinto ganador peor ubicado con su triunfo en Córdoba 2021 como 335° de la ATP. Cilic quedó por delante de Lleyton Hewitt (Adelaida 1998 como el 550°), Pablo Andújar (Marrakech 2018 como el 355°), Fernando González (Orlando 2000 siendo 352°) y Tommy Haas (Houston 2004 desde el 349° escalón).

Con el festejo, además, le puso fin al duro momento que atravesó en las últimas dos temporadas por un persistente problema en la rodilla derecha, que se lesionó en enero del año pasado y que lo obligó a pasar dos veces por el quirófano. Y que dejó a atrás a fuerza de resiliencia, una cualidad que comparte -como muchas otras curiosas coincidencias en su vida y su carrera- con Juan Martín Del Potro. Aunque a diferencia del tandilense -que jugará su último partido en diciembre en una exhibición en Buenos Aires con Novak Djokovic como invitado especial, luego de que su propia rodilla lo empujara al retiro-, la historia de Cilic con su lesión tuvo un final feliz.

El «gemelo croata» de Delpo necesitó una hora y 50 minutos para superar a Zhang en un partido muy parejo, en el que no hubo quiebres en ninguno de los dos sets y en el que hizo valer su experiencia en los momentos decisivos. Así cortó una racha de dos años y 10 meses -o más exactamente, 1.059 días- sin títulos en un certamen ATP. El último de su cuenta personal había sido en St. Petersburgo 2021, con una victoria en la final ante Taylor Fritz. Y se aseguró además dar un enorme salto en el ranking.

Ya figura 373° desde el lunes, porque como el certamen chino se jugó de miércoles a martes, buena parte de su cosecha de puntos impactó en su ranking en la actualización de esta semana. Pero en la que se publicará en seis días trepará un lugar más hasta el 372°, lo que implica una escalada de 405 lugares en 15 días y de 710 en apenas un mes, ya que hace cuatro semanas estaba 1.082°. Esa, igual, ni siquiera fue su peor ubicación de las últimas dos temporadas: en enero, tras un 2023 en el que jugó solo dos partidos, ni siquiera aparecía en la clasificación mundial.

Los larguísimos parates del año pasado fueron culpa de esa lesión de rodilla que le cortó un gran momento. Es que Cilic había disfrutado de un 2022 muy bueno. Había recuperado su mejor nivel, con pico en Roland Garros, donde llegó a semis, con victorias en octavos ante Medvedev (2°) y en cuartos frente a Rublev (7°), y se despidió ante Ruud (8°). Y se había metido otra vez en el top 20: tocó el 13° puesto y cerró 17°.

Estaba ilusionado con seguir su ascenso cuando llegó a Pune en enero de 2023, para su primer certamen de la temporada. Pero en la entrada en calor previa a su duelo con el neerlandés Tallon Griekspoor por los cuartos de final, se lastimó el menisco de la rodilla y no pudo salir a la cancha.

Semanas más tarde, contó en sus redes sociales que se había sometido a una operación para solucionar el problema. «Es la mejor opción a largo plazo. Salió todo bien y me siento muy positivo», comentó. Lo que siguió fue -casi como otro curioso nexo con Del Potro, con quien siempre tuvo una linda relación- una dura y larga recuperación.

Cilic volvió a jugar en julio, pero no pudo superar el debut en Umag al caer ante el italiano Flavio Cobolli. Reconoció que no estaba preparado para regresar al máximo nivel y se alejó otra vez de la competencia. Siguió fortaleciendo su rodilla y recuperando su tenis y su confianza y se preparó con todo para el 2024, que comenzó con buenas sensaciones, aunque sin resultados.

En los primeros meses del año hilvanó derrotas en Hong Kong, el Australian Open, la serie de Qualifiers de la Copa Davis ante Bélgica y Buenos Aires, para el que recibió una invitación.

«La rehabilitación no fue fácil, pero estuve enfocado en hacerla bien. Los jugadores siempre queremos que esto sea rápido y volver a competir, pero fue algo totalmente nuevo para mí y entendí que necesitaba tiempo. Durante toda mi carrera me mantuve bien físicamente, no tuve grandes lesiones y es un desafío poder recuperarme», le dijo a Clarín en la previa de su debut en el torneo porteño.

Era optimista el croata, que llegó a ocupar el tercer escalón del ranking y ganó su único Grand Slam en el US Open de 2014 (logros que también lo conectan con Delpo, ganador en Nueva York en 2009). Pero nuevas molestias en la rodilla (en el cartílago, en esa ocasión) lo hicieron pasar una vez más por el quirófano en mayo, en otro capítulo de su carrera que parece sacado del libro de la Torre de Tandil.

Relegado en el ranking, hace un mes comenzó su reconstrucción en el Challenger Tour. Volvió en Manacor, a fines de agosto, donde ganó su primer partido en casi ocho meses. Y luego jugó en Cassis, a comienzos de septiembre, evento en el que consiguió dos victorias para llegar a cuartos y meterse otra vez en los primeros 1.000 del ranking.

La semana pasada apareció de nuevo en el cuadro de un ATP tras casi ocho meses porque Hangzhou le abrió las puertas con una wild card. Y él no desaprovechó la oportunidad.

Sobre el cemento del Olympics Sports Centre de esa ciudad china, derrotó al estadounidense Zachary Svajda (131°), su primer triunfo en el circuito más importante del tenis desde Pune 2023, a los japoneses Yoshihito Nishioka (59°) y Yasutaka Uchiyama (136°) y al estadounidense Brandon Nakashima (36°), para meterse en la final. Y en esa instancia, ante un rival durísimo, firmó su regreso definitivo.

«Los últimos meses fueron un periodo difícil para mí. Perdí mi ranking y no pude jugar demasiado. Así que muchas gracias al torneo por darme la oportunidad con la wild card», comentó el croata, de 1,98 metros de altura y con uno de los drives más poderosos del circuito (¿le suena familiar?).

«Estoy muy feliz y orgulloso de lograr esta victoria no sólo por mí, sino también por mi familia, mis hijos, mi mujer y mi equipo. Todos los que han estado conmigo en este difícil momento», concluyó.

A días de su 36 cumpleaños (celebrará el próximo sábado, cinco días después que Del Potro, que festejó el lunes su llegada a esa misma edad), Cilic volvió a gritar campeón y le puso el broche de oro a un nuevo renacimiento.





Fuente Clarin

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