Cambia, todo cambia. Cambia Lionel Scaloni las piezas en la Selección Argentina. Cambian los protagonistas de una historia vinculada estrechamente a Chile y esos recuerdos ingratos en las últimas ediciones de la Copa América. Cambia, también, la postura de una Albiceleste que -paradójicamente- no estaba acostumbrada a ganar en sus estrenos durante el ciclo del ‘Gringo’ nacido en Pujato. Lo que no cambia es el escenario, porque este martes en Nueva Jersey (22:00 hora argentina, por TV Pública, Telefé, TyC Sports y DSports), el duelo trasandino con reminiscencia a 2016 se jugará en el estadio MetLife, polémicas sobre el césped al margen.
Ya no están Gary Medel ni Arturo Vidal -baluartes del bicampeonato chileno en 2015 o 2016- y solo tres futbolistas de la Albiceleste sobreviven de la final de la Centenario: Ángel Di María, Nicolás Otamendi y Lionel Messi. Fue, justamente la Pulga, la que lanzó en las entrañas de este gigante de cemento para 82.500 personas que no iba a jugar más con la camiseta albiceleste, minutos después de haber fallado su remate en la definición por penales.
De hecho, aquellos encontronazos en el tercer puesto de la edición 2019 que terminaron con la expulsión de Lionel Messi -la única que tuvo todo el ciclo de la Scaloneta- o el picante duelo estreno en la 2021 obligaron a la intervención del propio Scaloni en la conferencia de prensa oficial antes de que se vean las caras con el equipo que hoy dirige el argentino Ricardo Gareca.
«El fútbol sigue, la pelota no para. El estadio que se va a jugar solo se repite, lo otro ya es historia. Es un partido de fútbol, quizás lo estamos poniendo demasiado en alerta roja, hemos jugado muchos de estas características. Jugamos como tenemos que jugar y como se afronte el partido», afirmó, puntualizando sobre los cuartos de final del Mundial contra Países Bajos.
«Hay unos límites que no pasar, para no dejar al equipo en inferioridad numérica. Como pasó con Holanda nosotros no podemos no afrontar el partido, se juega como se presenta», completó.
Lo cierto es que, desde aquella derrota por penales el 26 de junio en la final de la Copa América, Argentina nunca perdió frente a Chile en seis cruces.
Para la Albiceleste, ganar en un debut de un torneo ‘grande’ es todo una novedad en la Era Scaloni. Por eso el 2-0 ante Canadá en Atlanta fue tan valorado. Pero los detalles son los que pueden hacer la diferencia y eso, para el cuerpo técnico argentino, es una poderosa arma.
Porque ha sabido anticipar falencias rivales y virtudes propias que resolvieron resultados. En todos los análisis, hay un grado de minuciosidad que se vincula directamente con el gen competitivo que instaló desde su desembarco como DT. Nadie tiene el puesto asegurado. Bueno, solo Messi, que celebró en la concentración junto a los cocineros Diego Iacovone y Antonia Farías.
Scaloni exprime al máximo el misterio, deja abiertos interrogantes que esconden infinidad de variantes. Ojo, eso también tiene que ver con el alto nivel de los 26 convocados, porque claramente todos están en condiciones de entrar y rendir a la altura de los campeones del mundo.
No quiere mirar el árbol sino el bosque. Una competencia con tantos partidos exigentes en pocos días puede golpear hasta el más preparado. Más todavía si hay campos de juego en los que una pisada mala te deja afuera. Por eso haría descansar a Di María, aunque lo utilizará si es necesario para asegurar la clasificación.
Sí, un triunfo depositará a la Argentina como la primera selección en los cuartos de final. Hasta podría ya ser ganadora del grupo A si recibe la ayuda del duelo entre Perú y Canadá. La Selección va en busca del segundo paso y de cerrar heridas.