La italiana Camila Giorgi irrumpió en la escena en 2011. Se había metido en el cuadro principal de Wimbledon y tenía 19 años, los mismos que su padre cuando fue a la Guerra de Malvinas. Con esa historia detrás, un buen juego y una belleza que no pasó desapercibida para la prensa, la tenista se ganó un lugar en los medios, que observaron extrañados este martes 7 de mayo -mismo día en que arrancó el Abierto de Italia- su nombre en el listado de la Agencia Internacional de Integridad del Tenis (ITIA por sus siglas en inglés) de los últimos jugadores retirados.
Las hipótesis empezaron a picar como pelotitas que no encuentran raqueta cuando salen disparadas de la máquina lanzapelotas. La primera, podría decirse, es la más obvia en el mundo del tenis: eludir una sanción por arreglo de partidos. Otras sospechas se inclinan por la decisión de dejar la actividad para dedicarse de lleno a la moda con su marca de ropa, Giomila.
Pero también hay teorías más oscuras: ¿acaso se escapó de la justicia italiana por la presunta falsificación del certificado sanitario Pase Verde durante la pandemia de coronavirus que golpeó al país europeo?
Que su nombre desapareciera de la ITIA, algo que confirmaron fuentes de la Federazione Italiana Tennis e Padel con la que no se contactó Camila, prueba que la jugadora de 32 años y su entorno enviaron el formulario necesario para realizar el trámite a la Agencia Mundial Antidoping (WADA), lo que la eliminó de todos los protocolos de pruebas antidopaje y de los posibles informes sobre suspensiones por amaño de partidos.
Al cabo de cinco meses de circuito, tras hacer la pretemporada en Buenos Aires con su padre, Giorgi solo se presentó a seis torneos y arañó apenas la segunda ronda en la mitad. Arrancó en Australia, donde la acompañó un entrenador argentino al que mandaron de regreso sin pagarle tras ganar un partido en Brisbane y quedar eliminada en los debuts en Adelaida y Australia.
Tras ese arranque desalentador, quien accedió a su mejor ranking (26°) el 22 de octubre de 2018 y actualmente era 116° del mundo reapareció el 30 de enero en la cancha central del torneo austríaco de Linz, donde había sido campeona seis años antes. Después de ganar el primer set, fue derrotada por la danesa de 21 años Clara Tauson.
El siguiente desafío fue Estados Unidos: allí volvió a ganar sin ceder un set en las primeras rondas de Indian Wells y Miami. Del primer Masters 1000 se despidió al caer con la checa Linda Nosková y del otro al perder con la número 1 del mundo Iga Swiatek hasta que desapareció del radar.
Los resultados -y de ahí las sospechas injuriosas- están lejos de alguien que ganó el título en Montreal hace solo tres años y fue campeona de otros tres torneos en su carrera (‘s-Hertogenbosch 2015, Linz 2018 y Mérida 2023), además de haber sido finalista en otros seis (Washington DC 2019, Bronx 2019, Katowice 2016, 2015 y 2014 y Linz 2014), cuartofinalista de Wimbledon 2018 e integrante del equipo italiano de la Billie Jean King Cup (ex Fed Cup) entre 2014 y 2019, con algunos períodos de ausencia.
En Italia, sin embargo, aclararon que «no hay constancia de controles fallidos ni de positivos de Camila Giorgi».
Entre el asombro y el misterio: ¿dedicarse a la moda o exiliarse por problemas legales?
Descartada la hipótesis del dopaje, otra línea apunta a un posible exilio apresurado por problemas legales en Italia. La ganadora de casi 6 millones y medio de dólares en premios durante su carrera, según la web de la WTA, “tendría un importante litigio con la Agencia Tributaria», según La Gazzetta dello Sport.
El diario italiano Corriere della Sera, por su parte, publicó un dato estremecedor: nadie puede contactar a la tenista, que había cambiado su número recientemente, ni a su padre y entrenador, Sergio, o a su hermano, encargado de sus relaciones públicas y entrevistas. Tampoco a Claudia, su madre, más vinculada a la otra pasión de Camila, la moda.
“Asombrada, la WTA la buscó para pedirle un comentario, encontrando teléfonos desconectados (el suyo, el de su padre, el de su hermano Amadeus), un mensaje vago y críptico («Camila no revelará nada sobre ella hasta Roland Garros, tal vez») y el eco de una indiscreción que la habría trasladado apresuradamente al extranjero por problemas en Italia. Emigrada por elección o necesidad, este parece ser el punto final de una jugadora llena de cualidades no materializadas”, indicó el medio.
Allí, se recordó la investigación que llevó a cabo la Fiscalía de Vicenza por la emisión de certificados falsos de vacunación contra el coronavirus. En 2022, el diario Giornale di Vicenza contó que el apellido de la tenista estaba en una lista de clientes de un médico que proporcionaba documentos que le permitían al portador viajar a países que exigían las vacunas sin estar inoculado contra el Covid-19. El fiscal Gianni Pipeschi, de hecho, ordenó la detención de los doctores Daniela Grillone Tecioiu y Erich Volker Goepel y solicitó el procesamiento de 25 personas implicadas en la investigación sobre vacunaciones falsas.
Cuando esa noticia salió a la luz, quien debutó en el circuito a los 14 años se defendió en una entrevista. «Las investigaciones en curso son sobre la doctora de Vicenza, que mencionó nombres de personajes famosos para cubrirse las espaldas, no sobre mí. Estoy vacunada en varios sitios: vacunada y tranquila, sino no habría podido jugar estos últimos meses, como lo he hecho. Para mí esta historia se acabó”, había afirmado en el Corriere.
La agencia italiana ANSA, en ese momento, aseguró que la jugadora nunca fue paciente de los médicos sospechosos y que la hipótesis que manejaban los investigadores era que acudió a esos profesionales para obtener el certificado sin inmunizarse.
«Le dije a mi padre: ‘Quiero vivir en Argentina'»
En la cuenta de Instagram camila_giorgi_official, mensajes nuevos se acumulan en posteos viejos. Son muchos los que acudieron a esa red social para buscar un anuncio oficial del retiro de la jugadora que sigue sin aparecer.
La última foto que subió la italiana fue el 18 de marzo, en un lugar «random» de Miami, lugar ¿elegido? para disputar su último torneo. Para encontrar una foto como tenista, en cambio, hay que retrotraerse al 17 de enero de 2023, en Melbourne, donde aprovechó la publicación para vincularla con su otra actividad, la de creadora de la marca de ropa Giomila (el shippeo de Giorgi y Camila).
Durante los últimos meses combinó esas dos pasiones, ya que da a conocer su indumentaria a los 733 mil de seguidores que le dieron follow a la tenista y ahora observan a la diseñadora de indumentaria, preguntándose lo mismo: ¿dónde está?
Nacida en Macerata, un pequeño pueblo de la región italiana de Las Marcas, sobre las costas del Mar Adriático, Camila Giorgi nunca se desligó de sus raíces argentinas; de hecho, varias veces visitó el país. Incluso, le confesó al periodista Danny Miche que estaba “enamorada” de Argentina. “Le dije a mi padre: ‘Quiero vivir acá’. Ojalá que sea dentro de poco. Soy italiana, pero nunca me pude acostumbrar mucho a Europa”, le había contado.
¿Acaso Camila está exiliada aquí? Por ahora, su paradero sigue siendo un misterio.Y, quizás, dependiendo el motivo que motivó este abrupto retiro, lo sea para siempre.