Lejos de la fama mundial que alguna vez tuvo como futbolista, el brasileño Robinho pasa sus primeras semanas en la cárcel N° 2 de Tremembé, a 150 kilómetros de San Pablo, para cumplir su condena de nueve años por el delito de abuso sexual que tuvo lugar en una discoteca de Milán en 2013. El jugador ingresó el 21 de marzo y estuvo diez días asilado del resto de los reclusos.
Finalizada esta etapa, se unió al resto de la población penitenciaria de «la cárcel de los famosos» y se encontró con un grupo de presos que querían sumarlo a un partido de fútbol, le preguntaron cuál era su talle de botines y le proporcionaron un par para que pudiera reencontrarse con la pelota.
Rápidamente lo llevaron a la cancha de tierra que posee Tremembé, donde el ex Santos demostró su habilidad con la pelota tirando caños, gambetas y bicicletas. Pero, según las crónicas de los medios brasileños, la ‘bienvenida’ no fue de la mejor manera: uno de los presos le dio una fuerte patada que levantó polvareda, pero todo terminó entre risas y hasta se animaron a decir que se trataba de un «bautismo«.
El partido no solo generó mucha expectativa de los otros reclusos, sino también del personal de seguridad que se reunieron al rededor del campo para ver a una ex estrella del fútbol mundial, ahora caída en desgracia.
Independientemente del partido, Robinho comparte celda con un interno detenido por supuesta «inducción al suicidio o practicar la autolesión«. La nueva habitación del ex jugador de la Selección de Brasil es de ocho metros cuadrados.
El Rey de la Bicicleta ya puede recibir visitas. Las personas que pueden ir a verlo son sus tres hijos, su esposa y, según el entorno del jugador, están intentando que su madre pueda visitarlo. Le pueden proveer de alimentos, ropa y objetos personales.
Los familiares pueden llevarle pantalones cortos, un suéter y artículos de librería como lápiz, sacapuntas, goma de borrar, bloc de notas y libros. Puede recibir fotografías, un juego de dominó o damas para despejar la cabeza.
En el mundo exterior, su abogado José Eduardo Alckmin trabaja en encontrar una persona de confianza que esté cerca de la cárcel para poder brindarle asistencia constantemente cuando sea necesario. La defensa también presentó un nuevo recurso ante el STF (Supremo Tribunal Federal) solicitando la revocación de la detención.
El ministro del Supremo Tribunal Federal de Brasil, Luis Fux, ordenó a la Procuraduría General de la República (PGR) comentar dos recursos presentados por la defensa de Robinho antes de decidir si se mantiene la detención del ex futbolista. El abogado de Robinho busca que Fux presente un habeas corpus que será juzgado esta semana.
Robinho se formó futbolísticamente en Santos, en el Peixe jugó desde 2002 hasta 2005 donde disputó 182 partidos y marcó 81 goles. Su siguiente parada fue Real Madrid a finales de 2005, con el Merengue jugó 137 partidos y gritó gol en 35 oportunidades.
En 2008 emigró al fútbol inglés para jugar en Manchester City, nunca terminó de acostumbrarse a la Premier League, en el medio fue cedido al Santos y en agosto de 2010 fue transferido al Milan. Con el Rossoneri conquistó una Serie A y una Supercopa de Italia.
Después de su experiencia italiana volvió al Santos en 2014 y jugó allí hasta 2015. Su siguiente destino fue el fútbol de China, jugó en Guangzhou Evergrande por siete meses hasta volver a Brasil para ser parte del plantel del Atlético Mineiro, con el Galo estuvo hasta 2018 y luego volvió al fútbol europeo para finalizar su carrera, jugó en Sivasspor y en Estambul Başakşehir, ambos de Turquía.
Fue internacional con la Selección de Brasil, disputó 109 partidos y anotó 33 goles. Participó de los Mundiales de Alemania 2006 y Sudáfrica 2010, salió campeón de la Copa Confederaciones 2005 y de la Copa América 2007.
A pesar de haber tenido una extensa carrera, el jugador se encuentra tras las rejas, mientras tanto sigue demostrando su habilidad con el balón dentro de la cárcel de Tremembé.